Rubén Oyarzo es quizás el diputado más “vistoso” políticamente del Partido de la Gente (PDG). El contador auditor e ingeniero comercial, de 41 años, está debutando en la política y el fin de semana pasado estuvo en reflexión respecto a su militancia en la colectividad que fundó Franco Parisi. El parlamentario no coincidió con la mayoría de su bancada -de 9 integrantes- respecto a no cumplir el acuerdo administrativo de la Cámara Baja que habían suscrito con el oficialismo en marzo. Le pesó pactar con la derecha, cuenta Oyarzo, pero más que eso, dice, le pesó que su partido no honrara la palabra empeñada.

Luego de ese quiebre que vivió el PDG el 7 de noviembre -no pudieron concordar una postura unitaria sobre mantener o romper el acuerdo- se han intentado recomponer las confianzas. Parisi era partidario de pactar con la derecha y abandonar el acuerdo de marzo​. Y mandó duras señales públicas a los diputados que no se alinearon con modificar el trato con la izquierda.

Los diputados que contravinieron la orden de Parisi y la jefa de bancada, Yovana Ahumada, como Oyarzo (fueron cuatro), recibieron sanciones: fueron expulsados de sus comisiones legislativas. Pero el diálogo se ha podido retomar, señala, y entonces decidió quedarse en el PDG. Porque, para este diputado, el PDG representa el ADN de su historia de vida: los adherentes son los primeros profesionales de sus familias, por ejemplo, son personas que no casan con ideologías, pero que necesitan que el Estado les solucione parte de su cotidianidad como el transporte, la vivienda y la salud. Oyarzo dice que ellos representan a ese ciudadano descontento de la institucionalidad que no funciona, que intentará nunca disociarse de su origen, que está intentando ser serio y dialogante. Con humor, relata que en el Parlamento le dicen “el Partido del Gel” en alusión al peinado con el que llega cada día a la corporación, porque “es muy importante demostrarle a la gente que uno se viste bien, que se toma esto en serio”.

En esta entrevista con T13.CL, Oyarzo evita a toda costa tomar postura por la izquierda o por la derecha, porque, sostiene firme, eso es lo que termina matando a partidos que nacieron con vocación de “centro”…

—¿Está cómodo hoy en el Partido de la Gente?

—Lógicamente que no. Lamentablemente hay quiebres aún y hay decisiones que se están tomando autoritariamente dentro de la bancada, entonces, cómodo no puedo estar. Sin embargo, yo veo el vaso medio lleno, porque estas crisis todos los partidos políticos la deben vivir, nosotros recién llevamos un año como partido, no habíamos tenido ninguna crisis, íbamos creciendo sustancialmente y marcando protagonismo. 

—¿Por qué decide quedarse militando en el PDG?

—Porque he visto cómo mucha gente estos meses se ha sacrificado por juntar firmas en todo Chile para conformarnos como partido: completadas, rifas, aportes voluntarios de los adherentes, mucha gente se ha sacado la mugre con trabajo silencioso que viene de 2013, entonces, pienso que no corresponde botar al tacho de la basura este proyecto, por eso decidí quedarme: dar la pelea desde adentro para cambiar la política. No me voy a ir al primer quiebre.

—Luego del quiebre por el acuerdo, ¿pudo dar sus argumentos respecto a su decisión  de mantener el acuerdo por el oficialismo que adoptó su bancada en marzo?

—Recuperamos el diálogo, falta mucho por solucionar, pero pienso que vamos en el camino correcto, porque tenemos que pensar en el partido, en los adherentes y en las bases y reconstruir esto de nuevo. Somos personas comunes y corrientes, sin experiencia política, estamos aprendiendo, nos debemos esta segunda oportunidad.

—¿Considera injusto que por cumplir su palabra lo tilden de díscolo?

—Sí, es injusto. Si nosotros venimos a cambiar la política, no podemos borrar con el codo un acuerdo que firmamos todos, y que todos estábamos de acuerdo en marzo. Mi posición siempre fue la de respetar el acuerdo, porque lo único que vale para un político es la palabra. Yo cuando me reúno con los vecinos les digo ‘no voy a poder solucionar esto, pero lo voy a gestionar’. Y ahí está mi palabra empeñada, si yo no cumplo mi palabra en el Parlamento, menos la voy a cumplir con los vecinos.

—¿Por qué cree que la mayoría de su bancada no lo entendió?

—Porque están siendo manipulados por un sector de la derecha, de hecho, ese sector ahora está muerto de la risa viendo cómo nos peleamos dentro del PDG porque su objetivo es dividirnos, saben que le estamos quitando espacio a ellos, así como también a la izquierda. 

—¿Se refiere a Chile Vamos o al Partido Republicano o a ambos?

—A Chile Vamos le conviene que estemos divididos, porque somos el partido al que más gente está entrando.

—La derecha les dio la oportunidad de posicionarse como el partido bisagra, ¿fracasó ese rol al no lograr la disciplina?

—Aquí se vio lo frágil que están los acuerdos dentro del Parlamento. A la DC le pasó lo mismo que al PDG. Estos días que lleva Vlado Mirosevic como presidente ya ha recibido cinco amenazas de censura, imagínate cómo sería una mesa del PDG sin la experiencia que tiene por ejemplo Mirosevic, que lleva tres periodos... Yo siempre dije que no era este el momento del PDG para tomar la mesa.

—¿Por qué le pesó pactar con la derecha?

—Me pesó... ahora, era importante el manejo de las comisiones, no la mesa. Yo lo hice ver. En marzo negociamos lo mejor posible. Nosotros siempre hemos dicho que no somos de derecha ni de izquierda y el acuerdo de marzo con el oficialismo nos entregaba equilibrio, porque en diciembre las bases habían decidido apoyar en segunda vuelta a José Antonio Kast. Nosotros somos de centro y tenemos que mantenernos en el centro y claramente en marzo teníamos un buen equilibrio... que se ha perdido.

—¿Usted se siente más cercano a la centroizquierda o a la centroderecha?

—Yo soy una persona de centro. 

—Y no votó por José Antonio Kast....

—No, porque José Antonio Kast es un extremo. Y Gabriel Boric validó la violencia en estallido social. No me fue difícil anular...

—¿Pese a que a sus adherentes pedían votar por José Antonio Kast?

—No, porque había libertad de acción. Cada uno ve su opción... preferí quedarme en la moderación, porque Chile es un país moderado. Por eso nos da incertidumbre, por ejemplo, lo que ocurre en la DC. ¿Por qué pasó eso, se pregunta uno?... Porque la DC se inclinó mucho hacia la izquierda. Esa inclinación ni a la derecha ni a la izquierda le debe ocurrir al PDG.

—¿Hay dos almas en el partido?

—Puede ser... en el partido hay gente que se siente más identificado con la derecha y otros con la izquierda. Eso, sin embargo, debemos moderarlo... 

“Sería mucho mejor que Franco Parisi estuviera en Chile”

—¿Qué tan crucial es el rol de Franco Parisi en que el partido se ancle en el centro?

—Franco Parisi es un líder natural del partido y eso nadie lo puede discutir, yo creo que en estos ocho meses Franco no ha tenido una influencia dentro de la bancada, básicamente porque no ha querido. Obviamente escuchamos sus consejos, pero creo que sería mucho mejor que Franco Parisi estuviera en Chile liderando, porque él es el paraguas del partido y eso nadie lo puede discutir. Hace falta que él esté en Chile e hiciéramos un comité político con él en el partido. Estamos trabajando en eso...

—¿Están trabajando para que vuelva?

—Entiendo que él está resolviendo su tema personal...

—¿Pero cree que Parisi es el responsable, por decirlo de alguno modo, de que el partido se esté cargando hacia la derecha?

—Lo que pasa es que el país se está inclinando hacia la derecha porque hay amplia desaprobación de cómo lo está haciendo el Presidente Boric y eso marca la pauta de todo. No podemos validar a un gobierno que lo está haciendo mal...

—Bueno, pero previo a la segunda vuelta presidencial, Parisi ya se mostraba más cercanos a ideas de derecha en temas como migración, economía...

—Eso es indiscutible. Es economista y ese tema sí es más tendiente a la derecha, igual que yo que soy ingeniero comercial, contador auditor, mi formación me hace ser más liberal económicamente hablando. Nosotros somos sociales y liberales. La gente necesita más derechos, pero sabemos que el dinero no crece en los árboles. Hay que hacer un mix que la izquierda y la derecha no ha podido hacerlo, se pierden...

—¿En qué se pierden?

—En la ideología. Hay muchos proyectos de ley muy buenos hasta que le meten la ideología y se echa a perder.

—¿La ideología es mala?

—No, pero en Chile nos vamos a los extremos con la ideología. Chile es y debe ser moderado. Por ejemplo: los TLC son buenos y han dado buenos frutos a Chile, pero tenemos a un subsecretario que no quiere TLC y eso yo no lo comparto.

—Sin embargo se han mostrado opositores al TPP11...

—Yo no estaba de acuerdo con el TPP11 porque es un tratado que favorece a los países industrializados y Chile no es un país industrializado. 

—Ahí marcan una postura más cercana a la izquierda...

—Es que nosotros vamos a tomar las buenas ideas vengan de donde vengan. Con la economía actual obviamente nos damos cuenta de que el TPP-11 es una buena opción para que llegue inversión y no tengo problema en reconocerlo. Pero no era la mejor alternativa.

—¿Y qué le ocurre a usted cuando ve al Presidente Boric cambiar de opinión en este tema, por ejemplo?

—Bueno, es un golpe de realismo, porque no solo le está pasando con el TPP-11 sino con el Estado de Excepción en la Macrozona Sur, con la economía, la seguridad, fortalecer a Carabineros. El gobierno de Boric se ha estrellado con un realismo puro y se está dando cuenta de que debe tomar decisiones pragmáticas. Y eso es importante: el PDG es más pragmático que ideológico, porque queremos soluciones concretas para la ciudadanía.

—¿Cómo está su relación con Franco Parisi luego de que el excandidato los criticara en el programa Bad Boys? Usted era el más cercano, con conversación más fluida...

—Hasta el minuto no he hablado con Franco.

—¿Está quebrada esa relación entre ustedes dos?

—No sé si quebrada, pero no hemos conversado.

—¿Al menos resentida?

—Resentida, puede ser.

—¿Por qué?

—Porque me imagino que no le gustó la decisión que tomé. Lo desconozco.

—¿Se sintió aludido cuando dijo que algunos se creyeron estrellas que terminaron estrellados?

—No me sentí aludido. Puede ser Gaspar, la Karen, Francisco, no sé, no me sentí aludido, yo no me considero una estrella ni quiero serlo. Quiero ser un político, estoy aprendiendo y estoy trabajando por el bien común.

¿Populismo?: “Si no se hicieron cargo del descontento, ¿por qué nos echan la culpa?”

—Daniel Mansuy decía que la aparición del PDG es parte del síntoma, la fiebre, de la crisis institucional que vive nuestro país hace años y que se agudizó en el estallido social… ¿cómo se toma esos análisis sobre su partido?

—Pero si es un problema que los partidos tradicionales crearon, y nosotros somos el resultado de una sociedad descontenta, que no ve soluciones a los problemas diarios que tiene la gente. Te lo digo como una persona de clase media que viene de la periferia de Santiago, que me tocaba viajar, tomar micro todos los días, desde Lampa o Maipú hacia Las Condes, ida y vuelta, dos horas de taco ida y dos horas de taco vuelta, son problemas que tenemos... nos da miedo salir de noche porque no hay una buena locomoción. Esa es la realidad del país, entonces si no se hicieron cargo del descontento, ¿por qué nos echan la culpa? Hoy por ejemplo los partidos tienen como prioridad una nueva Constitución, pero la prioridad ciudadana es la seguridad. Y la segunda es la inflación.

—¿Y ese no es el germen para el populismo? El PDG se ha mostrado vacilante, usted lo dijo: no cumplieron su palabra, cambian de postura...

—Lo del acuerdo se trata de algo circunstancial de verte enfrentado al poder, porque gente sin experiencia política puede tomar malas decisiones.

—¿Pero eso no es al final la política todo el tiempo: tomar decisiones difíciles en torno al poder y al proyecto colectivo...?

—Sí, pero nosotros no estábamos acostumbrados y ese es el problema. 

—¿Cuál es la garantía entonces que entrega el PDG si se escuda en su inexperiencia política cuando cambian de opinión?

—La garantía es que somos de centro y eso no lo debemos perder. Yo hago la autocrítica de parte del PDG: no debimos estar preocupados por el cuoteo de poder, no deberíamos estar preocupados de llegar a posiciones específicas sino de sacar proyectos de ley que favorezcan directamente a la gente. ¿Populistas? Quizás. Pero la idea es que se legisle en el Parlamento... siempre vamos a estar para lo que sea bueno para la gente.

—¿Siempre lo que quiere la gente es bueno?

—No, lo sé... ahí es cuando salimos los políticos para poder decir qué es lo bueno y qué es lo malo. Efectivamente: no siempre lo que quiere la gente es bueno.

—Le pongo un ejemplo, ¿qué opina del 10% en esa lógica, fue populista?
—Pero es que el expresidente Piñera no llegó con medidas buenas para la clase media, se necesitaba... 

—Se les critica también lo poco predecibles que son como partido, porque no tienen principios claros... ¿es así?

—El PDG tiene principios bien definidos, nosotros somos un partido regionalista, ciudadano, que cree en la modernización del Estado, creemos en la democracia digital, no le tenemos miedo a la participación de la gente. Ahora, yo sí creo que no todo lo que se manifieste en la democracia digital debe ser vinculante... porque a veces hay decisiones que deben ser más políticas y punto.

—¿Y en eso todos están de acuerdo?

—La directiva tiene conciencia de eso, en la bancada no sé si tan así...

—¿Cuál es su autocrítica como miembro del PDG luego de estas semanas?

—Quizás hemos sido muy mediáticos, dimos a conocer todo lo que sucedía. Capaz los partidos tradicionales tienen estos mismos problemas, pero lo arreglan a puerta cerrada... 

—¿No le parece que el estilo personalista de Parisi, que comunica a través de un programa de YouTube, son rasgos también de populismo?

—No... es una nueva manera de hacer política. El PDG tomó un nicho muy importante en las redes sociales; las redes sociales de los partidos tradicionales están muertas, nosotros nos manejamos por todas las redes sociales, TikTok, Instagram, Facebook, Twitter... es una nueva forma de llegar a un público que antes no se llegaba y esta forma llegó para quedarse y cómo no, si Franco Parisi, sin poner un pie en Chile, sacó 900 mil votos, tercer lugar. Entonces, no es una mala forma de hacer política.

—¿Pero es sostenible en el tiempo?

—No, hay que darle sustento y contenido. Ya lo dije: Franco debe estar en Chile, porque se necesita hacer terreno. Las redes sociales son importantes, sí, pero siempre lo número uno será el terreno.

—Y que las redes sociales sean su brújula, ¿no es signo de populismo? Twitter es barra brava...

—Twitter siempre será barra brava, pero nosotros en las redes sociales le hablamos a mucha gente, no solo a un grupo específico. Hay de todo en las redes sociales: moderados, políticos, apolíticos...

—¿Por qué cree que los critican entonces? ¿Puede haber un poco de conservadurismo de la elite en la manera de hacer política?

—Absolutamente sí. El político chileno pierde el sentido de realidad en el Congreso. El político tradicional pierde el contacto con la gente y quien no lo pierde, ¿es populista? Nosotros la semana distrital estamos en terreno... Nosotros somos la gente y no nos olvidamos de eso. En mi equipo tenemos algo que le llamamos ‘terapia de choque’ y se trata de que, cuando nos resultan las audiencias con los ministros, llegamos a la reunión con los vecinos, por ejemplo, cuando nos reunimos con la ministra de Salud llevamos a un paciente con cáncer metastásico y una paciente con guatita de delantal y ellos presentan su problema, los ministros se lo han tomado bien... 

—Estas semanas se vieron lejanos de su promesa, se vieron más bien como cualquier otro partido tradicional que disputa una cuota de poder...

—Sí... fuimos lo mismo. La autocrítica la recalco: los trapos sucios se deben lavar en casa. Pero también vimos que hubo una prevalencia de intereses personales en la bancada... 

—Usted se enfrentó con la exrepublicana Gloria Naveillán, ¿le ha hecho mal su llegada a la bancada?

—Sí y te lo digo tajantemente: desde que Gloria Naveillán llegó al PDG la bancada ha cambiado. Yo diría que Gloria es de extrema derecha y eso ha desperfilado la bancada y por eso estoy pidiendo su expulsión de la bancada. El PDG no es de derecha, es un partido de centro que quiere dialogar con todo el mundo y Gloria Naveillán no va a dialogar con la izquierda y ahí se cae todo el discurso del PDG. 

—¿Se acomplejan por aparecer identificados con la derecha o la izquierda? No todos los diputados de su bancada han dicho por ejemplo por quién votaron en la segunda vuelta presidencial...

—Sí, pienso que hay complejos... yo he firmado proyectos con la izquierda y la derecha, porque la política es llegar a acuerdos y dialogar con todos. A mí me dicen el diputado del consenso porque dialogo con todos, pienso que esa es la gracia de un político, porque deben primar los beneficios para las personas antes del beneficio personal.

—Y en su historia de vida, ¿hay más cercanía a la derecha o a la izquierda?

—Mi padre fue carabinero, mi abuelo fue del Ejército, ambos de derecha. Tengo tíos del Ejército pero también tengo tíos de izquierda, profesores de la U. de Chile, con posgrados en Madrid, centroizquierda, izquierda, tengo tíos que trabajaban en sindicatos y tengo familiares que perdieron personas en la dictadura.

—¿Esa mixtura lo ha ayudado hoy en el Congreso?

—Sí. En mi familia las peleas eran todas las semanas... 

—¿Y qué visión tiene de la sociedad usted si es que viene de la clase media: cree que el esfuerzo de la persona es crucial o se acerca más a la igualdad de derechos u oportunidades?

—El esfuerzo sí es valorable. Yo vengo de una población y varios de mis compañeros se quedaron en la droga y no salieron adelante...

—¿Por falta de esfuerzo?

—Sí, pero también por falta de derechos. Yo pienso que aunque haya igualdad de oportunidades, no todos salen adelante, porque va a depender del esfuerzo de cada uno. Estoy 100% de acuerdo con más derechos en educación y salud, pero eso no va a definir que todos lleguemos arriba... hay personas que quieren surgir y otras que se quieren quedar ahí. 

—¿Cómo es el votante de Parisi y del PDG? Se analizó en su momento en que el adherente era más bien lejano a la política, individualista tal vez, o bien inserto por decirlo de algún modo en el capitalismo...

—El adherente del PDG somos los primeros profesionales de la familia, somos los que nos esforzamos, los que vivimos estudiar y trabajar al mismo tiempo, los que hemos tenido ganas de emprender, tener una mejor vida que nuestros padres, quienes se sacrificaron, nos dieron estudios... pero tener una mejor vida. Y no por eso no creemos en lo colectivo. Creemos en el esfuerzo personal. 

—¿Qué le pareció que en la campaña se "fachopobreara" al adherente de Parisi...

—Es una tontera... es una caricatura. A mí me dicen ‘comunacho’ y facho pobre y ahí es cuando yo digo ‘estamos haciendo las cosas bien’, porque entonces quiere decir que soy de centro. El facho pobre es un concepto que refleja bien al político tradicional, porque ellos buscan la lucha de clases en la política y no corresponde. Es puro extremo eso. 

Liderazgos presidenciales: “Bukele lo está haciendo muy bien”

—Parisi ya habla de nombres para candidaturas presidenciales, ¿qué opina?

—Yo en realidad ni pienso en esas cosas, hay que preocuparse de las prioridades como la seguridad, la migración ilegal, la inflación. 

—Y qué le parecen los nombres que él propuso como Pamela Jiles, Rodolfo Carter…

—Son nombres potentes, conocidos, serían un boom si se llegara a concretar a tres años más. ¿Pamela Jiles? ¡La abuela es la abuela! Ella fue un liderazgo de los 10%, como toda la izquierda.

—¿Le parece un buen elemento para la política?

—Sí. Aporta bastante, fue de las primeras mayorías, mucha gente la sigue. Conversamos harto, ella es de izquierda, nunca ha votado por la derecha.

—¿Y eso no le complicaría al PDG en caso de que sea su candidata?

—A mí no me complicaría para nada, al contrario, nos daría más sustento: ni izquierda ni de derecha.

—¿Y Carter le molestaría? Tiene una historia de vida ligada a la derecha...
—Carter es potente dentro de la derecha, pero también es popular, a la gente le gusta mucho, tiene muchos periodos como alcalde... tampoco me molestaría.

—¿Y es cierto que Gaspar Rivas ya tendría la venia de Parisi para competir en una primaria presidencial?

—Lo desconozco, pero Rivas ha dicho públicamente sus intenciones y me parece legítimo. 

—¿Qué liderazgo presidencial internacional mira con buenos ojos?

—Me gusta Macron, porque es una persona que pasó de ser socialista hacia el centro. Creó su partido; el Presidente Macron ha sido el abanderado de las principales propuestas destinadas a la refundación de la Unión Europea...

—¿Y en Latinoamérica?

—Bukele lo está haciendo muy bien en El Salvador, pese a que lo han tratado de estar en contra de los DD.HH., pero si uno no pone mano dura, el país se va al tacho de la basura, no queremos eso. Bukele lo está haciendo muy bien, el mundo en general quiere más mano dura. Es impresionante que Bukele sea el presidente con más respaldo de Latinoamérica y me gusta que tenga carácter, que vaya a la ONU y diga ‘no me interesa estar con ustedes’, falta tanto en la política más carácter y Bukele tiene esa pachorra... Me gustan los políticos con carácter. 

—¿Eso no es una amenaza para la democracia?

—No, porque una cosa es poner orden y otra cosa es ser autoritario. Bukele tiene el 80% de respaldo de su país, eso muestra que no es autoritarismo... él fue electo democráticamente. 

—Bukele anunció su reelección, pero supuestamente está prohibido constitucionalmente...

—Desconozco la legislación de El Salvador... el hombre tiene el 80% de respaldo eso nadie lo puede discutir. Es un buen liderazgo que mirar, porque en política hay que aprender a ser paloma o gavilán y en el PDG nos falta mucho para poder llegar a gavilán.

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