Por D. L.

El acádemico y columnista Hugo Herrera ha dedicado los últimos meses a diseccionar lo que ha ocurrido en Chile Vamos desde que se produjo el estallido social del 18 de octubre. Parte de ese diagnóstico lo plasmó en el libro “Octubre en Chile”, donde esboza una de las tesis con las que explica las constantes tensiones que afectan a la derecha: la eterna disputa entre un sector economicista -donde sitúa a buena parte de la UDI y el gobierno- y una derecha que superpone la política a la técnica.

A su juicio, el acuerdo constitucional del 15 de noviembre representó el triunfo de este último grupo. Un triunfo que hoy aparece amenazado por el desmarque de los senadores de RN, que junto a sus pares de la UDI se han sumado a la idea de rechazar la idea de redactar una Nueva Constitución en el plebiscito del 26 de abril próximo.  

“Lo primero que hay que clarificar es que el rechazo a la Constitución no significa el rechazo al acuerdo del 15 de noviembre, porque dentro de ese acuerdo una de las opciones es rechazar la nueva Constitución. Entonces, si bien hay una crisis en el sector,  no es una crisis radical, porque se acepta el proceso. El proceso constituyente está andando”, sostiene de entrada el filósofo.

“Entre quienes rechazan el acuerdo en la derecha hay que distinguir dos grupos. Uno es el grupo tradicional economicista, el sector más recalcitrante de la UDI, que cree que todo lo que se aleje del canon económico está cerca de Venezuela. Y hay otro sector que se acercó al anterior, que está más en RN, que siente miedo de que el ambiente de polarización impida desarrollar adecuadamente el proceso. Pero todo esto opera dentro de un proceso electoral que va a ser muy breve y que probablemente no tenga ninguna consecuencia política, en el largo plazo, porque va a ganar el Sí”, añade el académico de la UDP.

Entonces ¿a qué están jugando quienes hoy aparecen sumándose a la opción de rechazar la Nueva Constitución?

En la UDI está la disputa por quien gana el nicho de extrema derecha. Es la pelea entre José Antonio Kast y Jacqueline Van Rysselberghe. En la movida de los senadores de RN yo veo un intento por marcar posiciones, tanto dentro del partido como probablemente también respecto a la oposición, con la expectativa de llegar a un 30 o 40 por ciento que le permita al sector tener poder para negociar los términos de la Nueva Constitución. Pero una vez que pase abril todo este escenario que estamos mirando va a ser diametralmente distinto, porque la agenda de temas va a cambiar profundamente.

El que sale dañado es Mario Desbordes, que se ha jugado fuertemente por el acuerdo, pero que ha visto como se le desmarcaron una mayoría de sus diputados y ahora 8 de 9 senadores.

Claramente no es una señal que lo fortalezca, pero el ambiente de respeto en el que se ha dado la discrepancia y el reconocimiento de la validez del acuerdo constituyente limita los alcances de la disputa. No se ha puesto en cuestión el mandato de Mario Desbordes y no se ve una fuerza al interior del partido que le pueda dar disputa.

El hecho no es puntual. El bloque venía fuertemente tensionado por la disputa producto de la aprobación de la paridad para la convención constituyente. ¿Se puede pensar en una reconfiguración de fuerzas al interior de la derecha o incluso fuera de sus límites?

Desde antes del 18 de octubre había una disputa entre sectores más centristas y más sectores más extremos, tanto en la derecha como en la izquierda. El acuerdo constituyente significó un triunfo importante para los sectores moderados, y el mejor reflejo de ello es que fueron fuertemente atacados por los sectores más extremos, quienes los acusaron por lo bajo de traidores. Entonces, lo del 15 de noviembre fue un triunfo de las fuerzas moderadas pero ese triunfo hoy está en cuestión. Si el proceso constituyente sigue avanzando serán las fuerzas moderadas las que triunfen. Ahora, dentro de la derecha se abrió una disputa, que estaba latente antes, entre lo que llamaría una derecha economicista para la cual la economía está por sobre la política, que uno la ve muy fuerte en el gobierno y sobre todo en el ala más extrema de la UDI, la tesis chicago-gremialista de que ante las revueltas sociales hay que apretar los dientes y seguir adelante. Y una centroderecha que está más en la tradición histórica del sector, que siente que la economía es importante pero que sabe que sin un orden político legítimo no se va a ninguna parte. Y esa centroderecha es la que apareció con la irrupción de Desbordes, que apostó por abrir un acuerdo con sectores opositores republicanos.

Bueno, y justamente eso es lo que está bajo amenaza hoy.

Sí, está amenazado, pero hay una disputa. Y una disputa que hace un año era impensable. Hay un gran triunfo de la centroderecha política en la medida que los desafiantes no sean miembros de esa misma derecha sino los recalcitrantes.

Pero a Desbordes lo están desafiando desde RN.

Lo que hizo RN en el acuerdo constituyente fue ponerse en la posición dominante y sigue siendo la que lleva adelante el proceso en el sector. De hecho, el gobierno vive de ese proceso, porque si ese proceso no se hubiera abierto hoy el escenario sería muy distinto en términos sociales. Y ese sector tiene que entrar a disputar el terreno con una derecha economicista más recalcitrante. Y sí, efectivamente hay una amenaza, pero de un desafiante que quedó en segundo plano. Toda esta idea de Evópoli de que iba a renovar la política se demostró un fiasco. Y la UDI ¿qué propuesta tiene además de decir no la Constitución?. Nada.

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