“Lo que estamos viviendo es el resultado de una década de las mismas personas que están gobernando, transmitiéndole a la ciudadanía y a la opinión pública que los carabineros, las policías en general, son enemigos de Chile. Lamentablemente hoy día estamos viendo cómo buena parte de la gente no respeta su actuar y eso es en definitiva parte importante de lo que sembraron quienes hoy están en el gobierno”. Ese es el diagnóstico de entrada del presidente del Partido Republicano, Arturo Squella, quien asumió en febrero pasado el liderazgo de la tienda que fundó José Antonio Kast.

El exdiputado UDI es crítico de la gestión del gobierno de Gabriel Boric y no tiene un pronóstico optimista: dice que esta crisis de seguridad no terminará hasta que terminen los tres años de esta administración.

—Dice que este gobierno sembró una falta de respeto a Carabineros. ¿Qué responsabilidad le adosa a la derecha del gobierno de Sebastián Piñera en esta crisis de seguridad?

—En la época del Presidente Piñera se le pedía permiso a la izquierda para avanzar un poco más en materias de seguridad y orden público y eso no contribuyó a generar las condiciones tanto en el ordenamiento jurídico como en el accionar de Carabineros para actuar con determinación, que es lo que hoy día todos están convencidos de que es lo que hay que hacer, es lo que hemos dicho nosotros incansablemente mientras muchos cayeron en la frivolidad de estar permanentemente hablando de los cambios constitucionales y condenando la Constitución del gobierno militar para hablar de una nueva Constitución y todo eso que nos acostumbraron durante meses. Nosotros sostuvimos una y otra vez que lo importante es abordar a tiempo el desborde que estamos viviendo en materia de seguridad en crimen organizado, narcotráfico y terrorismo. Por fin hoy día vemos que el foco está puesto en lo que desde el día uno nosotros estamos señalando. Pero acá hay responsabilidades compartidas sin ninguna duda entre los gobiernos que hemos tenido en la última década.

—Sus diputados han dicho que Piñera fue cobarde....

—Tanto en seguridad como en otras materias -se me viene a la mente la reforma tributaria- el actuar del gobierno pasado fue siempre pidiéndole permiso a la izquierda particularmente intelectuales de izquierda para poder dar un paso de algo que se alejara un poco de lo que ellos consideraban el centro político y eso empieza a revertirse a partir de la elección presidencial del año 2021 cuando todo Chile se da cuenta de que cuando uno plantea las ideas de manera nítida y clara, desde una vereda de derecha, la gente ve las virtudes de cada una de estas propuestas y efectivamente las termina abrazando, eso es lo que logró y permitió que el Rechazo se enfrentara de la forma en que se enfrentó y que contáramos con una respuesta a ese borrador del 4-S tan rotunda.

—El gobierno ha reconocido que la izquierda tiene una desconfianza histórica a Carabineros, pero a la vez recalcan que hoy como gobierno se están haciendo cargo de las críticas que tenían hacia la institución. ¿Es creíble ese discurso?

—Cuando recordamos que el símbolo del ‘octubrismo’ fue el ‘perro matapacos’ la verdad es que no puedo sino no creerles en lo que hoy estoy viendo por televisión de parte de los ministros y el Presidente respecto al accionar delictual que está terminando prácticamente toda las semanas con la vida de un carabinero. No les creo: ellos ven en las policías enemigos a quienes combatieron en sus épocas de juventud, en las marchas violentas que siempre terminaron en desmanes. Tengo recuerdos de la ministra vocera de Gobierno actual de cómo entraba a la comisión de Seguridad Ciudadana cuando tramitábamos en ese entonces las leyes antiencapuchados que podrían haber contribuido a controlar la delincuencia en el país. Ellos presionaban a los parlamentarios de la época entonces el hecho de que hoy, a una década, estén lamentando y actuando desde la vereda totalmente opuesta, cuesta creerles.

—¿Qué salida ven para esta crisis?

—La razón de por qué el gobierno no actúa con fuerza ante la delincuencia es tan profunda que nunca con un gobierno ideológico de izquierda va a superar la crisis. Ellos cuando ven a un delincuente ven a una víctima de la sociedad por las desigualdades que han sufrido... Los discursos tienen que traducirse en actos concretos y esos actos se manifiestan, por ejemplo, en la aprobación en tiempo récord de una ley (Nain-Retamal) que da cierta utilidad para enfrentar las situaciones de delincuencia, especialmente los ataques a las policías y a las Fuerzas Armadas, pero tenemos muchas otras materias en las que tenemos que seguir avanzando.

—¿Usted entonces no ve salida?

—La salida de esta crisis se va a provocar en tres años más cuando este gobierno deje La Moneda.

—¿Y qué se hace mientras tanto?

—Junto a la opinión pública, mientras tanto, tenemos que ejercer presión ante el Congreso para avanzar con una legislación robusta que genere las bases de lo que va a ser un enfrentamiento más claro. Hoy yo no veo determinación del gobierno para avanzar, basta con observar las palabras del Presidente que luego de hablar de la importante inyección de recursos para los policías lo vincula directamente con la reforma ideológica en materia tributaria. Ahí uno se da cuenta de que no han abandonado sus banderas.

—¿Qué se hace con la preocupación de la ciudadanía, o ustedes solo apuestan a que en tres años más llegue la derecha al poder a costa de esta crisis...?

—Un futuro de gobierno de derecha va a recibir un país en donde se va a estar clamando por mayor seguridad, la gran mayoría de la población va a estar de acuerdo con medidas más duras y de mayor efectividad en materia de seguridad. Pongo el ejemplo: hace tres años planteábamos la necesidad de contar con un Estado de Excepción en la Macrozona sur; frente a esa posición nos trataron de extremos y nos señalaban que eso era inaudito, lo mismo frente a nuestra solicitud de que se desplegaran las FF.AA. para proteger nuestras fronteras, pero hoy la inmensa mayoría de los chilenos está respaldando esa posición al punto de que a regañadientes el gobierno tuvo que implementarlo. Creo que nuestras medidas van a contar con un respaldo ciudadano muy robusto que va a permitir sacarlas adelante.

—¿A qué se refiere con medidas más duras, en qué están pensando?

—Estamos pensando en que las policías puedan detener a las personas que no cuentan con la documentación para justificar su estadía en el país, porque hoy no cuentan con la normativa para poder tener y deportar de inmediato en las fronteras a las personas que entran de manera ilegal, es decir, la creación de tipos penales que lo habiliten. La creación también de cárceles adicionales para una gran cantidad de personas que están entrando y que son parte de pandillas criminales. Y una gran batería de elementos que les va a permitir a la persecución penal hacer su trabajo de forma eficiente. Hoy buena parte de los crímenes son en gran medida trasnacionales y nuestra normativa particularmente en cuanto a la labor de los fiscales no permite tener un trabajo fluido con las fiscalías de otros países, eso por cierto tenemos que modificarlo, eso es materia de ley y eventualmente de reformas constitucionales.

—Le pregunto por el temor que rondan a la réplica de figuras o medidas al estilo Bukele, el Presidente de El Salvador...

—Yo no sería tan despectivo con el gobierno de Bukele tal como lo he leído de algunos en el gobierno o de otras veredas. Él recibió un país desbordado por el efecto de las pandillas de narcotraficantes y hoy le ha permitido tener un país con un nivel de seguridad bastante más amplio de lo que era antes. Ahí entonces hay algo que está ocurriendo y que uno tiene que revisar. Evidentemente eso tiene que aplicarse a la realidad chilena y hay que revisar cuáles son las medidas que corresponden y cuáles no; no conozco el detalle de la acción propiamente tal que se ha implementado en El Salvador, pero sin ninguna duda es un caso que hay que estudiar.

—¿Lo ve como un ejemplo a seguir o toma distancia?

—Yo no sería despectivo como acostumbran desde el gobierno al hablar de Bukele. Sí tengo reparos con el ejercicio de la democracia en términos generales, creo que las modificaciones a los sistemas de elección o periodo presidencial, la reelección, evidentemente no corresponde hacerlo con efectos en el gobierno de turno, pero, desde el punto de vista de la persecución penal, sería un despropósito obviar lo que ha ocurrido en El Salvador. Cualquier persona que trabaja en el ámbito de las políticas públicas debiera atenderlo y ver qué es lo que está ocurriendo.

—Le pregunto también por el debate de hacer compatible orden público con respeto irrestricto a los Derechos Humanos…

—Pero es que en ningún caso son incompatibles. Cuando la autoridad tiene claro que su principal deber es darle protección a la población e implementar todas las medidas necesarias para que las familias puedan desarrollar su vida diaria con normalidad efectivamente no hay por qué sobrepasar los derechos que atienden a la dignidad de las personas. Tú puedes tener leyes estrictas, tener penas para conductas reprochables muy duras pero tratar a las personas acorde a su dignidad, desde ese punto de vista no hay un atentado a los Derechos Humanos. De hecho creo que es relevante tener bajo resguardo ese punto, pero en ningún caso son contradictorios.

—¿Qué rol le cabe al Partido Republicano en esta crisis? La semana pasada no logró instalar su agenda, la ley Salazar. Chile Vamos impuso la suya…

—Celebramos que hayan abandonado los discursos refundacionales en términos constitucionales y se hayan dado cuenta de que las urgencias están precisamente en materia de seguridad, en combatir el terrorismo en el sur, el narcotráfico y la migración ilegal. Eso es una buena noticia, todos quienes se sumen a lo que hemos dicho siempre lo vamos a considerar como un avance y no un retroceso, recordemos que buena parte de la responsabilidad de la crisis que estamos viviendo hoy día -no solo en seguridad sino desde lo institucionalidad- tiene que ver no solo con el 18-O sino con lo que ocurrió en noviembre de 2019, que es incluso más grave: cuando se entrega la Constitución de parte de un grupo importante de partidos políticos que consideraron que esa era la manera de enfrentar a los delincuentes, a los violentistas; decidieron entregar la Constitución y eso ha generado la crisis de institucionalidad que tenemos hasta hoy. Han pasado tres años y todavía no lo logramos superar. Yo entiendo que los partidos que formaron parte de esas crisis estén tratando de revertir esa situación y enrielándose en lo que son verdaderamente las urgencias para el país.

—¿No cree entonces que el Partido Republicano está pasando a tercer plano?

—Cuando yo veo una franja electoral de los partidos de Chile Vamos, cuando yo veo al PC y cuando veo a La Moneda hablando en los tonos del Partido Republicano nos damos cuenta de que vamos por buen camino y estamos logrando el propósito final. Que no es solo modificar políticas públicas sino poder convencer a la ciudadanía de que la izquierda en estos 30 años nos tenía absolutamente confundidos y que había corrido hacia la izquierda el eje de la discusión y que con el Partido Republicano se empieza a recuperar la cordura. Es casi irónico ver la propaganda del PC tratando de asimilar los principios que nosotros siempre hemos propuesto, poniendo foco en la seguridad de las personas.

—¿Al menos hay que afianzar el trabajo en el Congreso?

—Cada vez que se pone en votación alguna materia en la que los partidos de la derecha tradicional, en los últimos 10 o 15 años, votaban con bastante coincidencia con la centroizquierda miran ahora hacia su derecha, miran hacia el Partido Republicano y terminan votando correctamente. Ese es el rol que ha cumplido el Partido Republicano en el Congreso: enrielar a personas que no tenían eje claro hacia el lado correcto, la derecha. El efecto que se está viendo en el Congreso va a ser más determinante cuando el Partido Republicano crezca en su representación.

Elección de consejeros constitucionales: "Somos la única lista que defiende el Estado subsidiario"

—¿Cómo ha visto la campaña de cara a la elección del 7 de mayo?

—Nosotros estamos teniendo una gran recepción en esta campaña, nos toca recorrer Chile apoyando a los candidatos y vemos de verdad una recepción que jamás nos imaginamos. Es increíble cómo a las personas les hace sentido la coherencia del Partido Republicano. Celebran que permanentemente estemos llamando a la cordura en materias constitucionales y que al mismo tiempo defendamos los principios que han hecho grande a Chile y que le han permitido distinguirse del resto del país de Latinoamérica.

—¿Se podrá ampliar el votante en esta oportunidad, o apelarán a un 20%, que es el del Rechazo de 2020?

—Muy probablemente si los chilenos de derecha optan por apoyar al Partido Republicano vamos a lograr tener una mayoría en ese consejo constitucional principalmente desde el espectro que se genera en las regiones donde se eligen escaños impares y por eso nosotros estamos reforzando nuestro trabajo particularmente en esos lugares para señalarle a todos quienes comparten ideas de derecha de que voten y prefieran a los candidatos del Partido Republicano para tener mayoría y no dependamos del interés de los consejeros de izquierda que seguramente moverían el eje hacia allá. Un borrador de Constitución escrito por quienes firmaron el acuerdo constitucional que da paso a esta nuevo proceso sería muy malo para Chile.

—Están arriesgando el capital de José Antonio Kast. ¿Es una prueba de fuego?

—La participación de José Antonio nos ayuda mucho a graficar en forma clara y concreta -la gente sabe lo que él piensa- lo que harían los consejeros una vez electos. Esa manera de darlo entender resulta práctico para explicar en poco tiempo lo que significa elegir a un republicano. La gente conoce la coherencia de José Antonio Kast.

—¿Se juegan la hegemonía de las derechas?

—Lo que interesa es elegir a las mejores personas, independiente de cuáles sean las consecuencias o análisis que puedan hacer a partir de los resultados. Nosotros tenemos condiciones hoy para establecer las reglas, promover y perseverar en las ideas que están hoy en la Constitución y para avanzar en una línea de reforzar la libertad de las personas y una participación activa de la sociedad civil. Nos parece inaudito que desde partidos de derecha se haya optado por inclinarse hacia una lógica de un Estado social siendo que lo que ha hecho grande a Chile ha sido la función subsidiaria del Estado. Somos la única lista que defiende el Estado subsidiario.

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