Durante el mes de enero salió la noticia de que un viejo propulsor de un cohete Falcon 9 de la empresa SpaceX, de Elon Musk, iba de camino a estrellarse contra la superficie de la Luna el próximo 4 de marzo, tras perder el control y no contar con suficiente combustible como para cambiar su trayectoria.

Sin embargo, a diferencia de lo que se creía, no se trata de lo que pensábamos. El ingeniero del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, Jon Giorgini, fue quién se dió cuenta que el objeto en cuestión no era un cohete del Falcon 9, sino que se trata de un propulsor Larga Marcha 3C, usado en la misión china Chang’e 5-T1, en 2014.

El error fue reconocido por el propio Bill Gray, quién desarrolló el software Project Pluto para rastrear objetos cercanos a la Tierra.

Giorgini alegó que la misión DSCOVR, de la que fue parte el Falcon 9, no se acercó a la Luna, por lo que sería extraño que un cohete que lo lanzó sí lo hubiera hecho. Revisando datos, identificó a un candidato que encajaba con la trayectoria; se trata del WE0913A.

Asegura que no fue tan difícil descifrar el error, ya que son pocos los cohetes que llegan tan alto como para acercarse a la Luna de esta manera.

WE0913A fue parte de la misión Chang’e 5-T1 que, lanzada en 2014 por la Administración Espacial Nacional de China, lanzó una sonda a la Luna a bordo de un cohete Larga Marcha 3C, como prueba de una misión para la recolección de muestras lunares.

El momento del lanzamiento y su trayectoria coinciden con la órbita del objeto que golpeará la Luna el próximo 4 de marzo, convirtiéndose en el primer objeto en formar un cráter de forma no intencional.

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