A fines de enero de este año, Elon Musk confirmó que su empresa Neuralink logró implantar con éxito por primera vez uno de sus chips cerebrales inalámbricos a un ser humano.

Sin embargo, a pesar de su significativo avance, hay algunas personas que se mantienen escépticas con respecto a esta tecnología, porque creen que los planes de Elon Musk van más allá de ayudar, pues aseguran que es para "controlar la mente" de las personas.

Cabe destacar que el objetivo de estos chips cerebrales es conectar cerebros humanos a computadores y ayudar a tratar afecciones neurológicas complejas. La funcionalidad de este implante también es "descifrar" o "leer" la actividad cerebral y así ayudar a recuperar algunas funciones totalmente dañadas tras esclerosis lateral amiotrófica o infarto. 

Volviendo a los escépticos, Dinesh C. Sharma, un comentarista científico del medio digital Tribuna, de India, afirma que la empresa puede tener otros objetivos y que debemos "caminar con cautela".

Expertos critican los chips cerebrales de Elon Musk

Sharma comenta que empresas como Neuralink "están trabajando en tecnologías invasivas que implican implantes en la superficie del cerebro, en su interior y en otras partes del cuerpo".

Asimismo, agregó que Ixana, un competidor de Neuralink, busca utilizar su tecnología para el "control mental" y el "toque humano" para la comunicación digital. "Los implantes cerebrales no sólo son algunos dispositivos sofisticados destinados a nerds, sino que pueden ayudar potencialmente a personas que padecen una variedad de afecciones neurológicas, lesiones de columna, etc.", explicó. 

"Sin embargo, existen serios problemas éticos y regulatorios acerca de la neurotecnología. El ensayo clínico en humanos del implante cerebral que Neuralink ha comenzado está envuelto en un misterio regulatorio", siguió.

Sobre las tecnologías cerebrales, opinó que "plantean preocupaciones éticas y de derechos humanos" y que "compartían preocupaciones sobre la regulación de la tecnología".

"Tenemos que tener en cuenta las posibilidades de uso indebido de dispositivos cerebrales para fines no médicos. Los reguladores, los responsables de las políticas y los especialistas en ética tienen que abordar cuestiones tan complejas Es necesario que haya un discurso público informado sobre las posibilidades y preocupaciones tecnológicas, en lugar de dejar que la exageración se apodere de él", cerró. 

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