Tras un proyecto que tardó cerca de 9 años y tuvo un costo superior a los 2 mil millones de dólares, la NASA finalmente llegó a marte con el rover Perseverance, que la semana pasada había logrado la misión para la que fue enviado al planeta rojo: perforar una roca para analizar el contenido de esta.

El objetivo base del último vehículo explorador de la NASA en Marte no es otro que encontrar signos de vida microbiana antigua en el cráter Jezero, por lo que el robot está cargado de instrumentos científicos que son capaces de determinar la composición química y mineral del terreno, así como buscar materia orgánica.

Sin embargo, hasta el día de hoy nadie sabe explicar lo que ocurrió, ya que luego de taladrar y extraer la muestra, la piedra desapareció del tubo sin dejar rastro ni restos. La propia NASA cree que el trozo se desintegró al estar demasiado quebradizo y no soportar la perforación.

Tras fracasar en esta prueba el pasado 5 de agosto, vino lo que fue el segundo intento este jueves 2 de septiembre, cuando Perseverance volvió a perforar con éxito una roca de Marte para luego guardarla rápidamente. Esta muestra podría tratarse de un trozo del tamaño de un maletín, aunque antes de enviarlo a la Tierra deben chequear que esté dentro del tubo el próximo sábado 4 de septiembre, cuando la luz permitirá chequear por las cámaras del vehículo.

“El equipo determinó una ubicación, y seleccionó y extrajo muestras de una roca viable y científicamente valiosa", señaló en un comunicado Jennifer Trosper, gerente de proyectos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena.

 

 

La NASA planea traer alrededor de 30 fragmentos para la década de 2030, con el fin de analizarlas y encontrar evidencias de vida en Marte.

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