Nerón lo amaba, en Múnich venden con sabor a salchicha blanca y el futbolista Lukas Podolski sirve copas en Colonia. El mundo del helado está repleto de sorpresas. Acá les revelamos algunas de ellas.

1. ¿Quién inventó el helado?

¡Stracciatella! ¡Fior di Latte! ¡Amarena! El helado italiano, o sea el Gelato, es el mejor helado del mundo pues fueron ellos, los italianos, quienes lo inventaron. Al menos es lo que se dice. Malas noticias: eso no es del todo correcto. En realidad fueron los chinos, quienes hace 5.000 años ya disfrutaban de esta delicia.

¿Y cómo hacían para mantenerlo frío? Traían enormes cantidades de nieve de las montañas y la almacenaban en madrigueras. Según la tradición, mezclaban miel con frutas y especias  y listo, tenemos un helado a la antigua. Hasta que 1.500 años más tarde descubrieron que la mezcla de salitre con agua permitía congelar rápidamente los líquidos, lo que hizo de los viajes a la montaña en busca de nieve una cosa del pasado.

También los romanos adoraban el helado. En este caso, traían la nieve desde los Alpes. Dicen que a Nerón le encantaba el helado de limón con frambuesas molidas y agua de rosas. Y el viajero Marco Polo llegó a Venecia, en el siglo XIII, con recetas de helado desde Asia. Y esas recetas se expandieron por toda Europa. Por eso muchos piensan que los italianos son los responsables de que hoy, en nuestras neveras, tengamos helados. Pero no.

2. ¿"Venecia", "Dolomita" o "Cortina"?

Las heladerías tienen muchos nombres en Alemania, pero las más comunes son "Venecia", "Cortina" y "Dolomita". Venecia es la ciudad natal de Marco Polo, lo que explica por sí sola la cantidad de veces que se usa ese nombre. "Cortina"  es la forma corta de Cortina d'Ampezzo, un lugar de descanso invernal en Italia que queda en medio de los Alpes Dolomitas. Y desde ese lugar llegaron a Alemania los primeros heladeros.

En tanto, cada vez abren más heladerías en Alemania que no están en manos de expertos italianos, entre ellas incluso cada vez más heladerías veganas donde, por supuesto, todo es "bio". Sus nombres están llenos de fantasía: "Soy el amor" (Bochum), "Fábrica de helado" (Hamburgo) o "Imperial" (Colonia).

3. ¿Qué tiene que ver una heladería con el fútbol?

En junio de 2017 abrió en Colonia (Alemania) una heladería con el nada italiano nombre de "Ice Cream United". El día de la inauguración llegaron más de 2.000 personas a recibir un helado gratis... ¡de las manos del mismísimo Lukas Podolski! La estrella futbolística de Colonia y exjugador de la selección nacional alemana hizo realidad un antiguo anhelo gracias a la ayuda de unos amigos italianos con experiencia en el rubro de la heladería. Según el mismo Podolski, sus productos son "increíblemente deliciosos". Los clientes pueden elegir entre doce sabores, aunque no verán tan a menudo al deportista en el lugar: Podolski vivirá en Japón, donde firmó contrato con el Vissel Kobe.

4. Dime tu helado favorito y te diré quién eres

Bueno, sí, ya alguien clasificó los sabores de los helados de acuerdo con la personalidad de las personas y creó un "horóscopo de helado". Por ejemplo, el que disfruta del helado de vainilla es una persona sensata y confiable, que rara vez pierde la paciencia y sabe guardar secretos. El fanático del helado de fresa sería diligente y sabio. En el amor se avienen mejor los amantes del helado de fresa con los que gustan del helado de limón, y los que nunca se llevan bien son los que prefieren el chocolate con aquellos que eligen la moca...

5. Helados pasados de moda

¿Qué gracia puede tener hoy la vainilla, la fresa o el chocolate, cuando hay una gama tan variada de sabores a disposición del consumidor? Incluso opciones como las bolitas de chocolate en el helado de stracciatella se tornan aburridas si al lado hay alternativas como "caramelo-Fleur-de-Sel", "chocolate picante", "fresa-cheese-cake" o "naranja-albahaca". Para los heladores no hay límites e incluso sabores como pera con grapa o parmesano tienen su gracia. El heladero muniqués Matthias Münz ofrece en su local incluso helado de salchicha blanca y otro de cerveza.

6. ¿Cuáles son los sabores preferidos de los alemanes, y cuánto helado toman?

Los alemanes toman algo así como ocho litros de helado al año por persona, lo que equivale a 113 bolitas de helado. En Noruega el promedio es casi el doble. Según la Asociación de Heladeros de Italia UNITEIS, los alemanes prefieren lo clásico: vainilla, chocolate, fresa y stracciatella. En el puesto número 5 aparece el sabor "yogur" y en el sexto "moca", seguido por limón, avellana, frambuesa y crema de cereza. En otras listas también se considera a sabores como mango o pistacho entre los diez primeros. El de pistacho, de hecho, fue elegido helado del año en 2016.

7. Paletas

Los nombres de algunos helados en Alemania han alcanzado el estatus de verdaderas obras de culto. Para muchos, escuchar hablar de "Capri", "Calippo", "Split", "Nogger" y "Dolomiti" acelera el corazón. El helado de paleta fue inventado por accidente por un niño que preparaba una limonada y que para revolverla usó un palito de madera. Dejó su preparación en el congelador para enfriarla un poco, pero se olvidó de ella hasta el día siguiente. Entonces sacó la limonada congelada y, voilá!, inventó la paleta. Eso dice la leyenda, al menos.

8. ¿Qué contiene realmente un helado?

La receta base de un helado de crema incluye azúcar, leche y crema. Para los helados de fruta se considera azúcar, agua y fruta. Está claro que los helados no son una buena ayuda para quien quiera hacer un régimen para bajar de peso. En ese caso vale la pena mejor probar un helado de yogur, pues no tienen tanta grasa y su preparación requiere menos azúcar. En una bola de helado de fruta de 50 gramos hay algo así como 50 calorías, y en un helado de lecha nada menos que 120 calorías. Por eso es importante tener controlado el consumo de este producto, algo de lo que suele encargarse la misma naturaleza: el estómago se enfría en exceso y la lengua se congela, haciendo que el consumo se detenga. Esta regulación tiene dos ventajas: evita consumir calorías de sobra y previene el daño a los dientes, porque al contener azúcar, los helados dañan el esmalte.

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