Ramón Gustavo Castillo Gaete era el nombre de quien logró convencer a un grupo de jóvenes en formar una secta y de matar a un recién nacido para, supuestamente, salvarse del fin del mundo. Antares de la Luz marcó a sangre la historia criminal chilena. 

Esta la historia que recoge Netflix para realizar un documental, donde una serie de testigos cuentan cómo Antares se fue apoderando poco a poco de su voluntad hasta llevarlos en una espiral de locura, malos tratos y sacrificios. 

Antares de la Luz no solo cometió una serie de abusos en contra de los integrantes de su secta, sino que también los convenció que era la reencarnación de Dios y que debían matar al hijo que tuvo con Natalia Guerra porque era el Anticristo

Según detalla el libro "Cinco gotas de sangre: Historia íntima de Antares de la Luz" de Verónica Foxley, Natalia Guerra fue llevada a una clínica Reñaca para que le practicaran una cesárea, sin embargo, tuvo a su hijo por parto natural y lo bautizó como Jesús. El bebé pesó tres kilos cuatrocientos ochenta gramos y midió cincuenta centímetros. 

Una de las matronas vio con extrañeza que el recién nacido no tuviera ropa y su madre no estuviera preocupada, por lo que en su ficha anotó: "Se habla con la madre sobre la ropa del recién nacido y si desea visitarlo en nursery y puedo asistir a madre. No denota preocupación y manifiesta que nadie sabe de su presencia en la clínica".

A pesar de todo, y que una de las matronas seguían viendo algo raro en aquel nacimiento, no había nada que impidiera que fuera dada de alta.

Jesús nació el 21 de noviembre y dos días más tarde fue llevado a una clínica donde le realizaron los exámenes que, de manera obligatoria, se le practican a todos los recién nacidos. 

De esa forma, el equipo médico le tomó una muestra de cinco gotas de sangre que permitieron contrarrestar el ADN de los restos hallados calcinados en la hoguera que prendieron los integrantes de la secta de Antares. 

La muerte de Antares de la Luz

Ya con la Policía de Investigaciones respirándole en la nuca tras conocerse de la muerte del recién nacido, Antares de la Luz —de 36 años— escapó a Perú para evitar su detención. Sin embargo, al ver que estaba rodeado optó por suicidarse

De esta forma, Antares de la Luz vio en el suicidio la mejor opción de escapar de las policías. Sin enfrentar la justicia, Antares se quitó la vida al interior de una casa abandonada en el Cuzco. 

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