Cuando una mujer en Guinea buscaba a N'na Fanta Camara para que la ayudara a quedar embarazada, esta le daba una mezcla de hojas, hierbas y otros medicamentos como remedio.

Las pacientes pagaban US$33 por los servicios de la curandera, en un país donde el salario mensual promedio es de alrededor US$48.

Se cree que más de 700 mujeres de entre 17 y 45 años recibieron la "cura" del embarazo de la sanadora y que esta ganó miles de dólares con ello.

El problema es que el tratamiento de Camara era una estafa y solo conseguía que el vientre de las mujeres se hinchara, haciéndoles creer que estaban embarazadas.

Este martes, la mujer fue condenada a 5 años de prisión por fraude, en una sentencia que sus víctimas consideraron demasiado débil. Dos de sus cómplices también fueron encarceladas.

Pero ¿cómo logró esta mujer timar a tantas personas?

Pollo y telas como agradecimiento

"Ha pasado un año desde que fuimos a ver a esta mujer por primera vez", dijo en enero una de las mujeres afectadas a Alhassan Sillah, reportero de la BBC en Conakry.

"Durante nuestra primera visita, nos dio algunas medicinas de hojas y hierbas que nos hacían vomitar. Nos aseguró que eran buenas para nosotras. A medida que las seguimos tomando, nuestro estómago empezó a crecer un poco", contó.

"Después de un tiempo, volvimos a visitarla, nos examinó tocando nuestras barrigas y nos dijo que estábamos embarazadas", agregó.

Las mujeres señalaron que Camara les había pedido que no fueran a un médico, y que una vez que las declaraba encinta, esperaba que le dieran pollo y telas en agradecimiento.

Algunas de las mujeres mantuvieron el aspecto de embarazadas de 12 a 16 meses.

Un médico de la policía examinó a 47 de las mujeres afectadas y dijo que corrían riesgo de presentar complicaciones de salud a largo plazo debido a la "receta" de la sanadora.

Camara, sin embargo, sostiene que ella no hizo nada malo.

"Trabajo mucho para ayudar a (las mujeres) a realizar su sueño, pero el resto está en las manos de Dios", dijo a los periodistas en Conakry a principios de año.

Las altas cifras de clientas de la sanadora reflejan la dependencia en los curanderos tradicionales que existe en países como Guinea y en otras naciones africanas.

En 2006, la Organización Mundial de la Salud informó que el 80% de los africanos usaba los tratamientos de estas personas.

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