A principios de 2000, en un estudio de grabación de Hull, una ciudad del norte de Inglaterra, al saxofonista Alan Barnes le hicieron una propuesta insólita.

“Quiero que hagas un dueto”, le dijo Basil Kirchin, un compositor pionero al que los grandes de la música ambiental o ambient reconocen como padre fundador del género, pero que hoy sigue siendo un desconocido para el gran público.

“Así que yo le pregunté con quién quería que cantara”, recuerda Barnes.

Con Hitler”, dice que le contestó.

Y a la semana se vio tocando el clarinete bajo, acompañando la voz del Führer que salía de un altavoz, mientras Kirchin grababa el resultado.

“Hacer un dueto con Hitler es lo más extraño que te puede pasar”, le dice a la BBC.

“Pero con Basil (Kirchin) te podía pasar cualquier cosa”.

   
Kirchin comenzó tocando la batería.

Y es que era un excéntrico.

Pero también un innovador.

De hecho, su disco Worlds Within Worlds (Mundos Dentro de Mundos), que grabó en 1971, suele citarse como el primero de música ambient, un género que se centra en el tono y la atmósfera por encima de la estructura o el ritmo.

Brian Eno entra en escena

Fue un pionero, al utilizar técnicas que hoy son comunes pero que en su día fueron consideradas radicales.

Éstas incluían grabar sonidos con los que se iba encontrando, para luego cortarlos y ralentizar o acelerar el ritmo y crear así nuevas y extrañas sonoridades.

Ese enfoque entonces radical no resultó, quizá previsiblemente, en un éxito comercial.

De hecho, apenas se vendieron unos cuantos cientos de copias del disco Worlds Within Worlds, y eso que lo publicó un gigante como Columbia Records –hoy parte de Sony Music Entertainment-.

Pero esto no desanimó a Richard Williams, quien en 1970 fichó a Kirchin para la discográfica para la que trabajaba.

William dice que era consciente de que sus discos no entrarían directamente en las listas de los más escuchados.

“Pero pensé que merecería la pena porque (la música de Kirchin) era pionera, experimental y un producto de un hombre realmente interesante”.

   
Brian Eno, quien después colaboraría con músicos de talla internacional, conoció de joven la música de Kirchin.

Cuando Kirchin sacó un segundo disco de Worlds Within Worlds, en 1974, Williams le pidió a un joven Brian Eno que escriba las anotaciones de la portada.

Eno, quien luego haría popular al género ambient con su álbum de 1978 Ambient 1, colaboró con gusto.

“Siempre estuvo interesado en lo nuevo y en lo experimental así que le toqué la música de Basil y le pregunté si querría escribir algo para el estuche del álbum”, recuerda.

“Estaba muy, muy entusiasmado e interesado y efectivamente escribió algo”.

“Sé que la música de Basil afectó la manera en que pensaba y fue interesante para él escuchar que otra persona estaba teniendo ideas en la misma dirección que él”.

Pero mientras que Eno alcanzó la fama gracias a su trabajo con la banda Roxy Music y colaboraciones posteriores con David Bowie, Kirchin siguió operando en los márgenes de la industria de la música.

Sus siguientes proyectos y álbumes, incluyendo Abstractions of the Industrial North (Abstracciones del Norte Industrial), Quantum y Particles (Partículas), están caracterizados por su estilo único y su personalidad excéntrica, pero no tuvieron éxito comercial.

Orígenes de jazz

La carrera musical de Kirchin comenzó en 1941 cuando, a los 13 años, se unió a la big band (banda de jazz) de su padre, como baterista.

    
La banda de Ivor Kurchin realizó tours por varias ciudades británicas.

El joven, nacido en Blackpool, en el noroeste de Inglaterra, vivió en Londres donde se alojó en el Hotel Paramount, un establecimiento donde la banda de Ivor Kirchin pasaba largas temporadas.

Durante la Segunda Guerra Mundial durmió muchas noches en estaciones de subte, mientras los alemanes bombardeaban Londres durante el Blitz.

Después de la guerra continuó su carrera de jazz, liderando la banda Kirchin y haciendo giras por el Reino Unido junto con la cantante Sarah Vaughan.

La banda llegó a tener varios fanáticos famosos -incluyendo al actor escocés Sean Connery- pero Kirchin se cansó de esa movida y decidió viajar a la India en busca de la realización espiritual.

Encuentro en una tienda de música

En los años ´50 pasó un tiempo en el Templo Ramakrishna, sobre el río Ganges, 10 años antes del famoso viaje de los Beatles al subcontinente.

“Le dio la espalda a la industria de la música en los años ´50 porque estaba en una búsqueda espiritual”, afirma Matt Stephenson, director de Nova Studios, que ha realizado un documental sobre Kirchin.

“Tenía ideas sobre la música, el sonido y sobre la vida que quería explorar con mayor profundidad, y eso era más importante para él que la fama y la fortuna”.

    
Keith Herd y Basil Kirchin fueron amigos de por vida, después de un encuentro en los años sesenta.

Sus viajes concluyeron cuando, durante una estadía en Australia, todo su catálogo de grabaciones discográficas de la banda Kirchin se cayó de su valija al mar.

Tras esa experiencia traumática regresó a Inglaterra, donde se movió entre Londres y Hull, donde la banda de su padre ahora tenía una residencia permanente.

Fue allí, en una tienda de música, donde se encontró con el ingeniero de sonido Keith Herd.

Llevaba una Mackintosh negra, usaba el pelo muy largo y una barba, y me pregunté, ´Caramba, ¿quién es esta persona?`”, recuerda Herd.

Trabajando juntos en el estudio de Herd desarrollaron las técnicas que producirían los radicales nuevos sonidos de Kirchin.

Creó una serie de bandas de sonido para películas imaginarias antes de que el cineasta David Greene lo reclutara para crear la música de sus films The Abominable Dr Phibes (El abominable Dr.Phibes), I Start Counting (Yo empiezo a contar) y The Shuttered Room (La habitación cerrada).

Al mismo tiempo Kirchin investigó más profundamente la manipulación de cintas y la experimentación de sonido, dando inicio a su innovadora serie Worlds Within Worlds.

Autismo y otros experimentos

Entre los sonidos que grabó -y manipuló- había grabaciones de niños autistas.

En ese momento vivía en Suiza con su mujer suiza Esther, que enseñaba en una escuela para niños autistas.

    
Su mujer Esther trabajaba con niños autistas en Suiza

 

El colegio se encontraba en el valle suizo de Zermatt.

En una entrevista en 2003 con Radio 3 de la BBC explicó que “estaba fascinado con los sonidos que producen estos niños cuando se quieren comunicar”.

“Ninguna mente normal -con el mayor de los respetos- podría pensar en ese intervalos mientras entonan y cantan… es muy emotivo”, señaló.

Muchos años más tarde una nueva ola de músicos y artistas comenzó a descubrir sus obras.

Tim Gane, de Stereolab, dice que su sed por lo experimental y lo avant-garde lo llevó a descubrir los álbumes de Kirchin a comienzos de los años ´80.

   
Bob Stanley, músico de St Etienne's, entrevistó a Kirchin en 2003.

“Para mí su música es experimental pero también tiene mucha onda, es melancólica, tiene una melodía que fluye de manera muy inusual, muy característica de Basil Kirchin”.

“Y los acordes y la elección de instrumentos… el clavecín, las flautas, tienen un encanto identificable”, describe.

“Es bastante exótico, tiene arreglos muy lindos y melodías muy modernas. No suena como algo producido a mediados de los años ´60”.

El exmúsico de Stereolab Sean O´Hagan, ahora de The High Llamas (Las llamas altas), considera que la música de Kirchin es “muy instintiva”.

“Se sintió muy real, muy rara y levemente peligrosa”.

“Me llevó a lugares muy extraños, a lugares ruidosos, experimentales y totalmente no musicales, pero también a canciones líricas y a una música de película absolutamente hermosa”.

Bon Stanley, de la banda St Etienne, recuerda encontrarse por primera vez con la música de Kirchin a mediados de los años ´90 cuando descubrió una canción llamada Mind on The Run (La mente en fuga).

“Es una pieza estupenda. Sonaba como algo salido de Los Vengadores, como una escena de persecución o algo, están esa batería y ese órgano frenético. Es una pieza de música genial”.

Universos paralelos

Para Kirchin, sus sonidos y técnicas de grabación inusuales estaban vinculados a sus creencias espirituales.

Él creía que hay varios universos que existen al mismo tiempo”, dice Stanley, quien entrevistó a Kirchin en 2003.

    
Bob Stanley y Pete Wiggs, de Saint Etienne, son algunos de los músicos que tocaron en el festival.

“Y así como el mundo de una mosca es completamente diferente a nuestro mundo, (los universos paralelos) se mueven a una velocidad completamente diferente”.

“Por ende si uno acelera o enlentece el sonido puede encontrar una manera de acceder a estos universos paralelos”.

Para finales de los años ´90 Kirchin estaba viviendo en la pobreza, compartiendo una vivienda social con su esposa en Hull.

Sin embargo, continuaba grabando música con la ayuda de Iain Firth, un joven graduado en ingeniería, y contratando a músicos con el dinero de su pensión y de las regalías.

El final

Al mismo tiempo su música fue redescubierta por el entusiasta del jazz Jonny Trunk, quien editó algunos de los temas de Kirchin con su sello discográfico a comienzos del milenio.

Pero para esa altura Kirchin ya estaba muy enfermo de cáncer.

“Fue difícil verlo deteriorarse y fue muy triste”, recuerda Firth. “Hizo que realmente quisiera darle lo mejor de mí”.

    
Kirchin murió como un desconocido para muchos de sus compatriotas en su casa de Hessle Road en Hull.

Tres meses antes de que perdiera su batalla con el cáncer, Trunk entrevistó a Kirchin en su cocina en Hull.

“Estaba bárbaro, estaba emocionado de haber sido redescubierto”, señala.

“Tenía cáncer de todo: le faltaba un ojo, estaba en un muy mal estado físico”.

“Pero tenía una energía y una pasión extraordinarios, fue realmente increíble sentir esa energía pura que tenía, incluso en ese estado en el que la mayoría de las personas ya se habrían dado por vencidas”.

Para Barnes, los últimos días de Kirchin fueron difíciles de presenciar.

“Tenía este horrible tumor detrás de un ojo así que su apariencia era alarmante”, recuerda.

“Luego se lo removió. Fuimos con Bruce Adams a grabar una sesión con él y cuando abrió la puerta le faltaba media cara, lo cual fue muy impactante. Fue terrible y nada nos preparó para ello”.

“Pero -típico de él- seguía como si nada hubiera pasado… esa fue la última vez que lo vi, fue justo antes de que muriera”.

El legado

Más de diez años después de su muerte, los logros de Kirchin acaban de ser reconocidos en un festival en Hull que celebró su vida y su trabajo.

“Algunos de sus temas son muy difíciles”, señala Trunk. “Worlds Within Wolds es posiblemente uno de los álbumes más radicales y duros que escucharás en tu vida”.

“La primera vez que escuché Quantum pensé que mi casa se estaba incendiando. Nunca nadie había hecho algo así hasta que llegó él”.

El escritor y presentador de radio de la BBC Stuart Maconie, también un fan de Kirchin, replica los sentimientos de Trunk y afirma que Kirchin básicamente “operó en los márgenes de la música”.

“Creo que hay gente ahí afuera cuyos paladares están un poco hastiados y están buscando algo más interesante”.

La música de Basil a veces te puede asustar o perturbar. Sus grabaciones de los niños autistas pueden hacerte sentir medio incómodo por miles de motivos. Te planteas si es un abuso incluso, te preguntas ´¿qué es esto?´”.

“Pero creo que eso es algo bueno”.

Para Stanley, la filosofía musical e innovaciones técnicas de Kirchin lo convirtieron “sin lugar a dudas en la persona más inspiradora que conocí”.

“Cuando él lo estaba haciendo era algo casi imposible. Tenía que usar equipos especiales hechos en Suiza. Hoy en día obviamente cualquiera puede hacerlo, solo necesita una laptop, pero en los ´60 y ´70 era mucho más difícil”.

“Así que si, fue muy inspirador para mí”.

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