Alejandra Azcárate ha vivido las dos caras de su triunfo en el Festival de Viña del Mar 2018. La colombiana se llevó la Gaviota de Plata y la Gaviota de Oro se llevó la ovación de la Quinta Vergara por su humor punzante e inteligente.

Porque si bien asegura tener una "felicidad profunda ante el enorme logro", la comediante también ha llorado un montón.

En entrevista con Las Últimas Noticias, Azcárate reconoció que "sumado a eso, llevo dos días en cama sin fuerza alguna. Se me bajaron las defensas, seguramente, después de tantos días de angustia, presión y estrés".

Probablemente, parte de su bajón anímico se debió a que miró el fracaso de cerca: "Salí dudando de cada letra del guión que escribí y desconfié hasta de mi memoria. El recorrido hacia el escenario fue infernal, los pasos eran largos pero sentía que no avanzaba, la gente alrededor me miraba como si fuera un cadáver en perspectiva ya que en silencio sabían que el público estaba esperándome para devorarme sin la menor piedad".

 

"Hace veinte años no se presentaba una artista extranjera sobre ese escenario en la categoría de monólogo teatral porque la última experiencia había resultado nefasta en cabeza de una gran actriz española quien fue abucheada a los ocho minutos sin compasión alguna. Al son del rock que uso al inicio para abrir el espectáculo, salí ahogada de la angustia, saludé temblando y tuve un comienzo muy tibio sin el menor control histriónico. Sobre el minuto siete pensé mentalmente: 'Dios, entrégamelos'. Sabía que si el silencio y la parsimonia de los espectadores continuaba un poco más, la catástrofe sería inevitable. Lancé una premisa contundente, oí las primeras risas y a partir de ahí supe que mis enemigos se convertirían en mis cómplices durante los cuarenta y cinco minutos restantes", añadió en su cuenta de Instagram.

 

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