A más de 50 metros de profundidad en el Mar Rojo hay un universo de colores brillantes.

Se trata de un arrecife de corales fluorescentes descubierto recientemente por un equipo de investigadores de la Universidad de Southampton en Reino Unido y el Instituto de Ciencias Marinas y la Universidad de Tel Aviv en Israel.

Echinophyllia aspera (abajo), Blastomussa merletti (arriba, izquierda) y Pavona (arriba, derecha). Foto: J. Wiedenmann.

Aunque los investigadores sospechaban sobre la presencia de esta clase de corales, dado que existen en aguas más superficiales, es la primera vez que los encuentran a esa profundidad.

El problema, le explica a BBC Mundo Jorg Wiedenmann, profesor de Oceanografía Biológica de la Universidad de Southampton y uno de los líderes del proyecto de investigación, es que con los equipos tradicionales era muy difícil hacer observaciones en aguas tan profundas.

"Necesitábamos equipos especiales a los que solo pudimos acceder en años recientes", dice.

Dipsastraea. Foto: J. Wiedenmann.

Según señala Wiedenmann, cuando se ven iluminados por luz azul, los pigmentos de los colares reflejan tonalidades fluorescentes de color rojo, verde y anaranjado.

Esto los hace muy visibles contra la oscuridad del entorno.

A diferencia de sus pares en la superficie, los corales de aguas profundas ofrecen una diversidad de colores muchísimo mayor.

Blastomussa merletti. Foto: J. Wiedenmann.

La luz azul es la que naturalmente se encuentra en este entorno en el que habitan los corales.

Al viajar a través del agua, las ondas de luz verde y roja son absorbidas rápidamente.

La luz azul es la única que viaja tan lejos.

Lobophyllia. Foto: J. Wiedenmann.

"La fluorescencia se produce porque la luz azul estimula la emisión de fotones verdes y rojos en los corales", dice Wiedenmann.

¿Qué función cumple?

Al sacar a los corales de su entorno, los investigadores deben utilizar linternas de luz azul para replicar la luz de las profundidades marinas.

En aguas superficiales, estos pigmentos les permiten a los corales protegerse de los rayos solares.

Sin embargo, los científicos aún no han logrado determinar para qué sirven en los corales de aguas profundas.

Una de las ideas es que los pigmentos pueden contribuir a crear más luz para las algas simbióticas que viven sobre ellos y que la necesitan para su proceso de fotosíntesis.

El bienestar de estas algas se traduce en más oxígeno y otros beneficios adicionales para los corales.

El equipo observó los corales en su entorno y recogió muestras para analizar en la superficie. Foto: Eyal &Treibitz

En opinión de Wiedenmann, el estudio de estas criaturas contribuye a "un mayor entendimiento de cómo se estructuran los corales y cómo se distribuyen en un arrecife".

Echinophyllia aspera. Foto: J. Wiedenmann.

"Por otra parte nos ayuda a entender cómo pueden sobrevivir en medio de las presiones ambientales como el cambio climático y otras formas de estrés".

En cuanto a las aplicaciones prácticas, el investigador señala las posibilidades de utilizar estos pigmentos para iluminar células o estructuras celulares vivas bajo el microscopio, con el fin de detectar células cancerosas en tejidos humanos.

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