Hemos llenado nuestro planeta de basura y ahora le toca al espacio, donde los deshechos pululan en gran parte en nuestra órbita terrestre, entre los 800 y 1.000 kilómetros de altura. Y cada vez hay más, lo que se convierte en un verdadero problema.

¿Qué tipo de basura?

Innumerables partes de satélites que han colisionado, que se usaron para espiar, observar la Tierra y la comunicación dan tumbos por el espacio. Pero también partes de cohetes e incluso herramientas que perdieron los astronautas al intentar reparar o apretar algún que otro tornillo. Todos estos restos orbitan la Tierra de forma descontrolada. Los expertos calculan que entretanto se trata de más de 750.000 piezas de chatarra, todas mayores de un centímetro.

¿Por qué es tan grave?

Porque pueden causar problemas graves. Incluso las pequeñas partículas pueden tener, debido a la velocidad que circulan, un efecto negativo y ser peligrosas para satélites, estaciones espaciales y cohetes. Si tienen con frecuencia lugar accidentes, como en 2009, puede resultar, además, muy caro. Entonces, chocaron dos grandes satélites, el estadounidense Iridium 33 contra el ruso Kosmos 2251, ya inactivo.

De la explosión se originan grandes escombros que chocan una y otra vez, vuelven a ser lanzados al espacio y colisionan con otros restos. Y así sucesivamente hasta que reducen su tamaño. Los expertos en basura espacial tienen precisamente miedo de esta reacción en cadena. La llaman el síndrome de Kettler, es decir, por las colisiones se originan tantas partículas diminutas que, en algún momento, será imposible enviar más satélites al espacio e incluso los vuelos espaciales serán inviables.

¿La basura espacial puede caer en la Tierra?

Sí, pasa una y otra vez. El motivo es que tras las colisiones, las partículas se ven frenadas, no pueden seguir en su órbita, se hunden y se dirigen hacia la Tierra. Hasta ahora nadie ha resultado herido, el riesgo es bajo. Los expertos de la ESA calculan que tienen lugar cuarenta impactos al año en alguna partes del mundo. Se trata de piezas grandes que soportan las grandes temperaturas, si no se desintegrarían al entrar en la atmósfera terrestre.

¿Hay recogida de basura en el espacio?

Todavía no, pero los investigadores siguen trabajando, para ver cómo se puede recolectar la basura espacial. Los países con actividades espaciales son conscientes de que el espacio se llena cada vez más de basura y saben que esto supone un gran riesgo para sus carísimos satélites, cohetes y telescopios espaciales. Hay en juego miles de millones de euros.

A pesar de todo, las potencias espaciales no han iniciado misiones serias para eliminar la basura, pero hay proyectos y planes con robots, redes, cuerdas electromagnéticas o láser.

¿Y en concreto?

Por ejemplo, la ESA desarrolló un satélite para recolectar basura espacial. Éste atrapa con una red o un robot a los satélites inservibles y luego, junto con la masa de basura espacial, la hunde de forma controlada en la atmósfera, para que allí se desintegre. El satélite e.Deorbit comenzará su labor en 2023.

Otra idea, pero muy difícil de poner en práctica, es disparar desde la Tierra con rayos láser para desintegrar la basura al hacerlas variar su órbita.

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