La banda de Till Lindemann tiene mucho éxito en Rusia. El cantante ha estado en solitario varias veces en aquel país. De hecho, quería dar conciertos en Moscú y Novosibirsk en el marco de su gira "Ich hasse Kinder" (Odio a los niños), pero fueron cancelados tras el ataque ruso a Ucrania. A pesar de eso, Lindemann ha prometido que el concierto previsto en Kiev tendrá lugar en cuanto sea posible.

El cantante de Rammstein quiere posicionarse claramente a favor de los ucranianos, y sus compañeros de banda están de acuerdo con él. En la página web de Rammstein puede leerse en alemán, ucraniano y ruso: "Sentimos en estos momentos una profunda tristeza por el sufrimiento de los ucranianos. Cada miembro de la banda ha tenido distintas experiencias con los dos países. Todos los músicos tienen amigos, colegas, socios y fans en Ucrania y en Rusia". El texto prosigue diciendo que están conscientes de la desesperación que muchos fans rusos sienten por el proceder de su Gobierno y que les gustaría "recordar la humanidad que comparten ciudadanos rusos y ucranianos". Till Lindemann ayuda, junto a otros voluntarios,  a los refugiados ucranianos recién llegados en la estación central de Berlín.

Algo más que veneración 

Los fans rusos adoran a Rammstein desde principios del siglo XXI. Su duro sonido tecno-metal recuerda no solo a la estética bélica alemana, sino también al heroísmo soviético , la fuerza del proletariado y de la masculinidad. Por otro lado, las autoridades rusas miran suspicaces a la banda, sobre todo desde una actuación en Moscú en agosto de 2019, en la que los guitarristas Richard Kruspe y Pauls Landers se besaron sobre el escenario, un tabú en la Rusia de Putin, que proscribe la homosexualidad desde 2013 y acosa a la comunidad LGBTQ+.

Pero la provocación más grande llegó tras el beso: la imagen de esta escena fue posteada en redes sociales con las palabras: "Rusia, te queremos". Esto no pasó desapercibido al Kremlin.  Hubo políticos que exhortaron a la banda a no protagonizar más ese tipo de escenas en Rusia. Los fans, por su parte, estaban encantados.

La ambigua relación de Lindemann con Rusia

Till Lindemann grabó en la primavera de 2021 la canción soviética heroica "Lubimiy Gorod" y fue por ello celebrado por el Kremlin. En septiembre de 2021 fue invitado a un festival militar en la Plaza Roja de Moscú. Allí interpretó la canción en vivo, logrando largos aplausos. Muchos de sus fans más fieles no estuvieron tan entusiasmados. Todo ello tuvo lugar solo una semana después de que Lindemann tuviera un desagradable encuentro con la Policía rusa.

Un festival musical en el que iba a actuar con un programa en solitario fue cancelado, supuestamente, por no cumplir con la normativa contra el coronavirus. La Policía llegó incluso a "visitar" al cantante y, según la agencia Interfax, se le entregó un apremio para que cumpliera ciertas normas durante su actuación. Al final, todo el festival fue suspendido.

Todos estos incidentes quedan ahora en un segundo plano. Rammstein trabaja desde hace tiempo en un nuevo álbum, y el primer single, "Zeit", ya ha visto la luz. El texto de "Zeit" habla del deseo de parar el tiempo y de no estar todavía preparado para partir, mientras la muerte se muestra implacable. La canción no es musicalmente tan dura como otras de Rammstein; el texto es reflexivo, con pasajes muy tranquilos. Es el tema adecuado para ver la luz precisamente en estos días, pues se escuchará en todo el mundo, también en Ucrania y Rusia.

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