Cocolau: El taller textil de Valdivia que convierte ideas en delantales, manteles y corazones
Cocolau: Confección con alma desde Valdivia
En la sala de estar de su casa en Valdivia, entre retazos de telas y máquinas de coser, Laura Mitre (48) da vida a Cocolau, un emprendimiento textil lleno de creatividad, dedicación y oficio.
Hoy, sus productos decorativos para el hogar —delantales, manteles, caminos de mesa y banderines, entre otros— recorren ferias locales y redes sociales, siempre con un sello único: lo personalizado.
“Mi trabajo es bien dedicado porque me gusta mucho lo que hago”, contó con orgullo Laura a T13.cl.
Antes de Cocolau, Laura trabajó 16 años en el banco. En 2019 dejó de trabajar para tomarse un descanso, pero la pandemia adelantó el destino que venía gestando: “Más que buscar qué hacer, quería era complementar el cuidado de los niños y generar algún recurso en casa”, dijo. Desde entonces, sacó a flote un talento que tenía desde niña, cuando ya jugaba con su máquina de coser y hacía ropa para sus muñecas.
“Siempre me gustó la confección. Incluso le hacía le hacía ropa a mis hijos. En Santiago trabajé muchos años en confecciones, entonces esto era parte de mí”, contó.
Laura comenzó con una máquina casera y hoy ya tiene industriales. Todo lo que hace es diseñado y confeccionado por ella: desde la compra de telas hasta la atención de clientas, muchas de las cuales visitan su casa-taller para elegir las telas, tocar los materiales o simplemente conversar ideas. “Hay gente que les gusta venir para acá, que les gusta tocar las telas, entonces atiendo en casa. Me gusta estar acá porque están mis niños, pero a futuro me encantaría tener una tienda”, contó.
CocoLau desde el sur
Instalada hace siete años en Valdivia, Laura ha hecho de su emprendimiento una forma de vida. Con un catálogo que va desde productos de $3.000 hasta manteles a medida con telas anti fluidos de $50.000, todos sus diseños se caracterizan por la calidad y el cariño con que fueron hechos. También por el aprovechamiento total de los materiales: “Trabajo con tela, se genera mucho desecho, así que trato de ocupar toda la tela posible. Saco productos más chicos, como corazones rellenos, bien bonitos”.
El trabajo personalizado es parte esencial de su propuesta. “Muchos de mis productos son ideas de mis clientas. Me gusta ir a ferias, estar en contacto con ellas, tener ese feedback. Es una forma de crear juntas”, explica. Hoy vende principalmente por redes sociales, especialmente Instagram y WhatsApp, y hace envíos a otras regiones o a Santiago cuando se lo piden.
Su consejo para otros emprendedores es claro: “Tener bien clara la idea de negocio, saber cuánto cobrar y a qué público dirigirse. A mí me costó mucho aprender a poner precio a mi trabajo. También hay que postular a todo lo que se pueda. Yo me gané el Capital Abeja, el FOSIS… hay programas de municipalidades que ayudan. Lo importante es ser resiliente. Esto se trabaja todos los días. Hay ferias en las que te va bien, y otras en que no se vende nada, y hay que seguir igual”.


