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Kosovo, un invitado incómodo de la UE en la cumbre de los Balcanes

Kosovo, un invitado incómodo de la UE en la cumbre de los Balcanes
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Kosovo se convirtió en el invitado incómodo en la cumbre del próximo jueves entre mandatarios de la Unión Europea y de los Balcanes, obligando al español Mariano Rajoy a ausentarse de la reunión en Sofía que busca anclar la región en la órbita europea.

AFP

Kosovo se convirtió en el invitado incómodo en la cumbre del próximo jueves entre mandatarios de la Unión Europea y de los Balcanes, obligando al español Mariano Rajoy a ausentarse de la reunión en Sofía que busca anclar la región en la órbita europea.

Bulgaria, que ejerce la presidencia pro témpore de la UE, quiere dar una "perspectiva europea clara" a esa región marcada por las sangrientas guerras de los años 1990 para contrarrestar una creciente presencia de otras potencias como Rusia, China o Turquía.

Y aunque muchos países se muestran reticentes con la iniciativa búlgara, descartando que la reunión sea una cumbre sobre la adhesión de los Balcanes al bloque, la invitación a Kosovo superó una línea roja para algunos que como España no reconocen su independencia unilateral de Serbia en 2008.

La Comisión Europea incluyó incluso a Kosovo en su 'Estrategia para los Balcanes' desvelada en febrero. En ella, Bruselas urgía a Pristina a alcanzar "un acuerdo de normalización de relaciones amplio y jurídicamente vinculante" con Serbia para avanzar hacia la adhesión a la UE.

"Nosotros tenemos un problema importante", respondió Mariano Rajoy cuando al término de una cumbre europea en Bruselas en marzo se le preguntó por la reunión de Sofía y en referencia a una eventual "ampliación a algunos países que no reconocen varios países de la UE".

 Los 'socios' de los Balcanes

Kosovo declaró su independencia en 2008, nueve años después del final de un conflicto entre fuerzas serbias y la guerrilla independentista kosovar que dejó unos 13.000 muertos, bombardeos de la OTAN, el despliegue de una misión de la ONU y de una fuerza de la Alianza en la región.

Una década después, 115 países reconocen su independencia, pero hay otros 80 que no, entre ellos Rusia, China, Brasil y cinco países de la UE (España, Grecia, Rumanía, Eslovaquia y Chipre), además de la propia Serbia, candidata oficial a la adhesión a la UE desde 2012.

De los mandatarios de estos cinco países de la UE, sólo Rajoy confirmó por el momento su ausencia de la cumbre con sus pares de los Balcanes. El griego Alexis Tsipras y el eslovaco Peter Pellegrini sí tienen pensado asistir, según fuentes diplomáticas.

Sin embargo, ya hicieron valer su posición durante los preparativos. La declaración final de la cumbre no cita a los invitados -Serbia, Kosovo, Albania, Macedonia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro- y se refiere a ellos simplemente como "socios de los Balcanes Occidentales", según el proyecto final consultado por la AFP.

"Nadie espera que se usen los nombres. Hasta hace poco, Chipre mantenía la línea más dura, ahora es España", según una fuente europea. La declaración será además publicada sólo en nombre de los 28, a la que se sumarán a posteriori los líderes balcánicos, agregó.

¿Con la mente en Cataluña? 

La ausencia de Rajoy "puede dar la sensación de que hay un paralelismo" entre la cuestión kosovar y la de la región española de Cataluña, "cuando en absoluto es cierto", señala Salvador Llaudes, investigador del centro de reflexión Real Instituto Elcano, con sede en Madrid.

Una visión compartida incluso por el actual primer ministro de Kosovo, Ramush Haradinaj, quien en una entrevista a finales de abril en el diario español El País rechazaba cualquier "analogía" con Cataluña y aseguraba que Pristina no reconocería "nunca" una hipotética independencia catalana.

"Es la posición que ha tenido España desde la declaración unilateral de independencia" de Kosovo en 2008, independientemente de si gobernaban socialistas o conservadores, explica a la AFP Llaudes, descartando vínculos con el intento fallido de independencia catalán en octubre.

¿Cómo conseguir entonces un cambio de posición de España? Para el investigador, la solución podría pasar por la normalización de relaciones "jurídicamente vinculante" entre Belgrado y Pristina, como reclama Bruselas, aunque el "escenario ideal" para Madrid sería que Serbia reconociera la independencia de Kosovo. 

La normalización parece lejos, máxime cuando el diálogo entablado en 2011 lleva dos años en punto muerto. Además, como apunta el ex primer ministro sueco Carl Bildt en una nota del grupo de expertos Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, "la opinión política en Serbia todavía no está preparada para aceptar el reconocimiento formal de Kosovo como Estado independiente".

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