Fiscalía revela detalles de la investigación contra azafata chilena detenida en Nueva Zelanda por tráfico de drogas
Una azafata chilena fue detenida el pasado 2 de marzo de 2025 en el aeropuerto de Auckland, Nueva Zelanda, luego de que autoridades aduaneras y el grupo nacional de crimen organizado detectaran en su equipaje más de un litro de cocaína líquida oculta en envases de productos alimenticios.
La historia revelada por Reportajes T13 informa que de acuerdo con los antecedentes de Fiscalía, la tripulante de cabina, que permaneció más de un mes en prisión preventiva y hoy sigue bajo proceso judicial, mantenía conversaciones en grupos de Facebook de chilenos residentes en Nueva Zelanda, donde ofrecía trasladar encomiendas desde Santiago a cambio de dinero.
Uno de estos informes de la Fiscalía detalla que la azafata solicitaba “el envío de golosinas y otros alimentos para la ciudad de Auckland, Nueva Zelanda, utilizando a una tercera persona para hacerle llegar la encomienda”. En uno de los mensajes, incluso preguntó por la dirección de un hotel en la calle Hobson Street N°157, donde se realizaría el retiro.
Los detalles que reveló Fiscalía por caso de la azafata chilena detenida en Nueva Zelanda
Según los investigadores, este último encargo coincide con el equipaje que llevaba el día de su detención en Auckland. Tras conocerse su situación procesal, la aerolínea decidió despedirla.
“Fui engañada”: La declaración de la azafata chilena detenida en Nueva Zelanda y acusada de tráfico de drogas
El mismo informe de Fiscalía establece que la droga incautada alcanzó un peso bruto de 9 kilos 560 gramos y un peso neto de 9 kilos 187 gramos, con una pureza estimada entre 84% y 92%.
La azafata chilena, por su parte, insiste en que fue engañada por una organización criminal que opera contactando a pasajeros y tripulantes para transportar drogas en maletas sin que ellos conozcan el contenido real. En sus palabras, trasladar encargos era “una práctica común” dentro de la empresa, pese a estar formalmente prohibida.
El caso abrió una investigación paralela en Chile respecto de una red internacional de narcotráfico que estaría utilizando vuelos comerciales para internar sustancias ilícitas, generando cuestionamientos sobre los controles internos en las aerolíneas y los riesgos asociados a estas prácticas informales.
