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Trabajadores de Minera Escondida se muestran dispuestos a mantener la huelga por más de un mes

Trabajadores de Minera Escondida se muestran dispuestos a mantener la huelga por más de un mes
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Una vez cumplidos los 30 días de paralización, la legislación chilena permite a la empresa negociar de manera individual con sus trabajadores y contratar eventualmente reemplazos.

AFP

"Si tenemos que estar otro mes más acá, lo vamos a estar". A punto de cumplir 30 días en huelga, los trabajadores de la mina Escondida, la mayor productora de cobre del mundo, están dispuestos a mantener la paralización el tiempo que sea necesario.     

En un campamento montado en el desértico norte de Chile a los pies de este yacimiento, del que se extrae cerca del 5% del cobre del mundo, los mineros afirman que tienen las ganas y la fuerza para continuar con su histórica paralización, la más prolongada que ha sufrido la compañía.  

"Si tenemos que estar otro mes más acá, lo vamos a estar, porque tenemos toda la fuerza y todas las ganas de seguir", dijo a AFP uno de los mineros en huelga en uno de los puestos de control de acceso al campamento.

En el día 30 de paro, la legislación chilena permite a la empresa negociar de manera individual con sus trabajadores y contratar eventualmente reemplazos.

Ese primer hito se cumplirá este viernes, cuando podrían ingresar trabajadores de reemplazo a la mina, situada unos 1.300 km al norte de Santiago. Algo que los huelguistas no están dispuestos a aceptar.

"Nosotros hemos estado acá por un mes luchado por nuestros derechos y no vamos a permitir que nos pasen a llevar y muevan esta mina tan fácilmente", advirtió este trabajador, que porta capucha y no entrega su identificación por temor a eventuales represalias de la empresa.

"Aún estamos acá, vivitos y coleado, esperando que se cumpla el primer hito que son los 30 días", afirmó por su parte a AFP el vocero del sindicato, Carlos Allendes.

No es igual que en la mina

A los pies del yacimiento a cielo abierto, unos 1.000 trabajadores –de los 2.500 inscritos en el sindicato- se turnan para acampar en una pequeña ciudadela, que luce cada vez más equipada.

Los mineros se han agrupado en especies de villas de carpas, con baños privados, duchas y lugares de esparcimiento en los que intentan capear de mejor forma el intenso viento y sol que de día arrecian en el desierto de Atacama, el más árido del mundo.

Pero son las noches las más duras.

Con temperaturas bajo cero, al interior de las ligeras carpas en las que se guarecen, las noches se hacen extremadamente largas.

"Ha sido fuerte, porque estamos capeando el calor y el frío (...), es distinto estar dentro de la mina", relató el mecánico Francisco Rojas.

Pero "estamos todos unidos y vamos a llegar hasta el final; no vamos a dar nuestro brazo a torcer", agregó.

Negociaciones cortadas

Las negociaciones con la controladora de la minera, la gigante angloaustraliana BHP Billiton, están en punto muerto. La última negociación formal con el sindicato fue hace más de dos semanas.

"No tenemos ningún tipo de conversación", ratifica el portavoz del sindicato.

Las posiciones están aún muy distantes.

Los trabajadores exigen que la minera cumpla tres compromisos: mantener los actuales beneficios negociados hace cuatro años, los turnos de trabajo y que éstos sean extensivos también a los nuevos contratos.

Piden, además, un bono de casi 40.000 dólares y un aumento salarial de un 7%.

Con un precio del cobre en los mercados a casi la mitad del que tenía 2013, cuando superó los cuatro dólares por libra, la empresa afirma que el escenario mundial es ahora muy distinto.

"Es verdad que han cambiado los tiempos, pero lo que ellos rentan no lo gana cualquiera en el mundo. Nosotros pedimos nada menos que una tajadita de lo que ellos ganan en utilidades", calculadas por el sindicato en unos 2.000 millones de dólares para este año, indica Allendes.

El sector de la minería en Chile -el mayor productor mundial de cobre- está atento a lo que pase en Escondida, ya que otras mineras deben iniciar negociaciones con sus sindicatos. 

Pero la de Escondida es la última huelga en el marco de una antigua ley laboral chilena. El 1 de abril arranca una nueva legislación que no permite los reemplazos de trabajadores y establece que el anterior contrato colectivo es el piso de la nueva negociación. 

"La negociación de Escondida es la última gran negociación antes de la nueva ley. Ambas partes están tomando esto muy en cuenta y aferrándose con mucho más fuerza a sus posiciones", dijo a AFP Juan Carlos Guajardo, de la consultora Plusmining.

En Londres, la agencia Barclays estima que pese a la huelga en Escondida el precio del metal se va a mantener en el corto plazo en torno a los 6.000 dólares la tonelada, por la mantención de los inventarios especialmente en China. Unicredit, en cambio, estima una ligera baja.

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