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Mujeres Bacanas: Julia Morgan, la primera arquitecta

Mujeres Bacanas: Julia Morgan, la primera arquitecta
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Esta estadounidense fue una de las primeras arquitectas reconocidas profesionalmente y fue muy prolífica; llegó a proyectar más de 700 edificios entre hospitales, iglesias, museos, hoteles, escuelas, clubes y hasta un zoológico privado.

Julia Morgan estudió ingeniería y fue la única mujer que se graduó de esa carrera en su universidad en 1894. En 1896 viajó a Francia para estudiar arquitectura en la Ecole des Beaux-Arts. Pero para lograrlo tuvo que hacer tres intentos antes de ser admitida; en ese entonces existía una ley no escrita según la cual las mujeres no estudiaban arquitectura. Se graduó en 1902 y se convirtió en la primera mujer con estudios oficiales de arquitectura de la Escuela de Bellas Artes de París.

Volvió a los Estados Unidos y trabajó dos años en el estudio de John Galen Howard en San Francisco. Luego se independizó y en 1904 se transformó en la primera arquitecta con licencia en California.  Su pertenencia al movimiento de mujeres que abogaban por la igualdad de género y el voto femenino la transformó en la arquitecta a cargo de la cadena nacional de YWCA (Young Women Catholic Association) de la costa oeste de Estados Unidos, incluyendo la construcción del inmenso centro de conferencias Asilomar.

Su reputación en el uso del hormigón y lo bien que algunas de sus obras resistieron al terremoto de 1906, hicieron que se le encargara a ella la reconstrucción del famoso Hotel Fairmont en San Francisco. Morgan fue conocida también bajo el apodo de “The Client´s Architect” ya para ella era esencial proyectar las viviendas desde las necesidades de sus clientes.

Su gran clienta fue la millonaria filántropa y sufragista Phoebe Hearts, de ella recibió muchos de sus primeros encargos y cuando Phoebe murió pasó a ser la arquitecta de su hijo William Randolph, poderoso empresario de los medios de comunicación.  En 1919, Julia fue contratada para construir una casa de veraneo a los Hearst . El encargo terminó durando 20 años y se materializó en un inmenso conjunto residencial cuya arquitectura se inspiró en iglesias y palacios españoles.

Julia Morgan nunca se casó ni tuvo hijos, consagró su vida al trabajo y la arquitectura. En 1951 decidió cerrar su estudio destruyendo todo su archivo a excepción de las cartas con William R. Hearts y sus dibujos de la Ecole des Beaux-Arts.

En 2014 fue premiada de manera póstuma con la medalla de oro de la AIA (Instituto Americano de Arquitectos), que es el reconocimiento más importante para un arquitecto en Estados Unidos y que por primera vez recibió una mujer.

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