El expresidente de EE.UU. Barack Obama cree que Estados Unidos enfrenta un duro desafío de revertir la cultura de creer en "locas teorías de conspiración", que ha exacerbado las divisiones dentro del país.

En una entrevista con David Olusoga, de la BBC, con motivo de la publicación del primer tomo de sus memorias, "Una tierra prometida", el exmandatario señaló que esta polarización de posturas se ha vuelto mucho más profunda que hace cuatro años, cuando Donald Trump fue elegido presidente del país.

Y agregó que la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones del pasado 3 de noviembre solo es el comienzo del camino para curar las fracturas que existen en la sociedad.

"Una elección no es suficiente para revertir esa tendencia", señaló.

Detener la polarización de un país, anotó, no puede dejarse únicamente en manos de las decisiones de los políticos, sino que requiere un cambio estructural en el que la gente se escuche la una a la otra y se encuentren "puntos comunes basados en hechos reales" antes de discutir sobre ellos.

Sin embargo, Obama indicó que tiene una "gran esperanza en las sofisticadas actitudes de las nuevas generaciones" e instó a la juventud a "cultivar un optimismo cauteloso en que el mundo puede cambiar" y ellos pueden ser "parte de ese cambio".

¿Cómo se ha impulsado esta división en EE.UU.?

Obama señala que la ira y resentimiento entre el Estados Unidos rural y su contrapartida urbana, la inmigración, las injusticias y "esa clase de locas teorías conspirativas, que algunos llaman la decadencia de la verdad", que han sido amplificadas por algunos medios y han sido "turboimpulsadas por las redes sociales", tienen mucho que ver con esa división en la sociedad.

"Estamos más divididos ahora, mucho más de lo que estábamos cuando fui candidato a la presidencia en 2008", señala Obama.

Y sugiere que esto es, en parte, atribuible a la disposición de Trump de "impulsar la división porque es importante para su forma de hacer política".

Algo más que ha contribuido inmensamente, señala el expresidente, es la propagación de información falsa a través de internet, donde los "hechos simplemente no importan".

"Hay millones de personas que creen la noción de que Joe Biden es un socialista, que creen que Hillary Clinton formaba parte de un culto maléfico que estaba involucrado en bandas de pedófilos", añade.

El ejemplo que utiliza sobre Clinton se refiere a una falsa teoría que sostenía que los políticos del Partido Demócrata manejaban una red criminal de pederastas que tenía como fachada una pizzería en Washington.

"Creo que en algún momento se va a necesitar una combinación de regulaciones y estándares dentro de la industria de los medios donde volvamos al punto en el que reconozcamos, al menos, un conjunto común de hechos antes de que comencemos a discutir qué hacer ante esos hechos", señala.

Obama indica que muchos medios reconocidos han abrazado las labores de comprobación de datos (fact-checking, en inglés) para evitar esta ola de desinformación, pero ello a menudo no resulta suficiente.

"Porque estas falsedades ya le han dado la vuelta al mundo para el momento en que la verdad sale por la puerta", anota.

E insiste en que la división también es resultado de factores socioeconómicos, como la creciente inequidad y la disparidad entre las poblaciones urbanas y rurales.

Este tipo de cosas "tiene su paralelo alrededor del mundo, con personas que sienten que pierden su lugar en la escalera del avance económico", anota.

Y agrega: "Entonces pueden ser persuadidos de que es culpa de este grupo o de este otro".

¿Qué pasa con Black Lives Matter y el racismo?

Obama, quien hizo historia como el primer presidente negro en EE.UU., señala que el tema de la raza ha sido "una de las principales fallas en la historia de EE.UU. Es nuestro pecado original".

Para el expresidente, los eventos de mediados de año, incluyendo la muerte bajo custodia policial de George Floyd y la respuesta contra el racismo no solo en EE.UU. sino alrededor del mundo, crearon al mismo tiempos momentos de desesperación y de optimismo.

"Desespero porque el papel persistente crónico de la raza y el prejuicio en nuestro sistema de justicia penal continúa de una forma tan descarada", dice.

Y añade: "Pero a la vez, enorme optimismo por la efusión de activismo e interés de protesta que superó con creces todo lo que habíamos visto anteriormente y que, además, fue pacífico".

Fue fundamental que las protestas a mitad de año fueran multirraciales, anota, porque resultaron muy distintas a las respuestas de la muerte en 2012 de Trayvon Martin, un adolescente de Florida quien, estando desarmado, murió después de que George Zimmerman, un vigilante barrial voluntario, le disparara varias veces.

Zimmerman fue eximido de toda culpa en un mediático juicio celebrado en 2017.

Obama también menciona el tiroteo de 2014 en el que murió Michael Brown, de 18 años, quien también estaba desarmado. Brown murió debido al impacto de seis balas disparadas por un policía blanco en la localidad de Ferguson, Missouri.

Él señala, que mientras esos incidentes impulsaron varias reacciones alrededor de EE.UU., y que profundizaron el debate sobre raza y justicia, aparentemente había "una resistencia entre gran parte de la comunidad blanca a dejar de creer que son casos aislados o de manzanas podridas".

"Lo que vimos a mediados de este año fue que varias comunidades que tenían una población negra insignificante salieron a la calle a gritar que las vidas de los negros importan y abrazar la noción de que el cambio tiene que llegar", concluye.

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