No solo Jurgen Klopp y los once jugadores que el Liverpool que entraron a la cancha el pasado martes se convirtieron en los héroes de la ciudad, tras alcanzar el paso a la final de la UEFA Champions League. Un niño que estuvo al borde de la cancha es señalado como uno de los principales artífices de la clasificación.

Se trata de Oakley Cannonier, un pasapelotas de 14 años que estaba situado a un costado del banderín del córner derecho del ataque del Liverpool.  El chico le entregó la pelota apenas esta salió del campo al lateral Trent Alexander-Arnold, quien fue el que apuró la jugada y asistió a Divock Origi para lograr el cuarto gol del partido.

Los hinchas de los reds ya consideran una figura más de la clasificación a Cannonier y lo han tildado incluso del asistente de Alexander-Arnold. Esto porque algunos periódicos británicos han asegurado que el actuar del niño no fue al azar y que todos los movimientos estaban estudiados.

Según cuenta The Telegraph, Klopp habría estudiado cada detalle del Barcelona y se había percatado que antes de cada balón parado; ya sea tiro libre, lateral o tiro de esquina, los jugadores culés se acercaban al árbitro para conversar y se descuidaban de la jugada rápida por algunos segundos.

Es por esto que uno de los encargados de la coordinación de los pasapelotas, Carl Lancaster, les habría entregado la instrucción a los jóvenes, que sirvieran lo más rápido posible la pelota a los jugadores y Oakley no lo olvidó.

Tal ha sido en Inglaterra la repercusión del nombre del niño, que dio a conocer The Independent, que Graeme Souness, ex capitán del Liverpool, pidió que el chico oriundo de Leeds y jugador de las categorías inferiores de los reds, acompañe al equipo en la final en Madrid.

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