Los amigurumi son pequeños y adorables muñecos creados con técnicas de crochet que fueron parte de una tendencia en Japón en los años 50. 

Según un reportaje realizado por El Clarín, estos muñecos se crearon en un contexto donde había finalizado la Segunda Guerra Mundial. El país oriental estaba derrotado y desanimado, por lo que su gente decidío enfocar su cultura en lo "Kawaii" o "tierno" para sobrellevar el mal tiempo. Madres, abuelas y tías comenzaron a tejer una gran variedad de muñecos como una forma de entretenerse y animar a los niños de la familia en medio del sombrío clima que reinaba​. 

En Chile, casi más de medio siglo después, esta misma tendencia se ha vuelto a poner de moda. De hecho, gracias a la facilidad del crochet, cada vez más emprendimientos eligen esta técnica para comenzar un negocio artesanal. 

La tienda online "Amigurumi Store" es un ejemplo de esto. Jacqueline Parra, su fundadora, conoció esta técnica para crear muñecos después de haber pasado la vida interesada en las manualidades. Actualmente, vende para todo Chile diseños de amigurumis personalizados, con figuras de mascotas, personas y personajes famosos de series y películas. 

"Yo tejía desde que era chica, le hacía ropa a mis muñecas y hasta a los gatos. Todo eso lo aprendí de mi mamá, y gracias a ella siempre me interesé por todo el mundo ligado a las manualidades, como pintar y dibujar entre otras cosas", contó Parra, quien también es educadora de párvulo, a T13.cl. 

Según ella, en Japón los amigurumis no solo son muñecos, sino que son vistos como un amigo confidente que "siempre te puede escuchar". Además, según comenta, "estas figuras dan buena suerte tanto para el que las regala, como para el que las recibe". 

"Me gusta mi negocio porque esta técnica de crochet me relaja. Puedes tejer en cualquier parte, en espacios chicos incluso, y aún así avanzar perfectamente. También me gusta porque me piden diseños personalizados que muchas veces se convierten en desafíos importantes, en especial cuando tienen mucho significado para el cliente. Por ejemplo, me han pedido hacer amigurumis de mascotas y familiares fallecidos como tributo", dijo la emprendedora. 

Para Jacqueline, el proceso es simple, ya que ella lo hace todo a mano y sin ayuda. Las personas le piden los diseños, ella hace un boceto en papel y luego se pone a tejer, siempre sin patrones. 

"El primer amigurumi que hice fue hace años, cuando una chica me lo pidió mientras estaba en la playa. Me acuerdo que era un león, que me marcó porque ahí empecé a enfocarme en esta técnica. Mi hija me ayudo a crear un Instagram y ahí empezamos a subir contenido con mis creaciones. Fue un trabajo de hormiga que comenzó vendiendo a amigos y conocidos, pero que hoy ya tiene su clientela. Tengo pedidos hasta agosto por lo menos", contó Jacqueline. 

"El crochet es demoroso, silencioso, tranquilo, y solitario también, pero no lo niego, es algo que me gusta mucho. Por eso, para el futuro no sé si me imagino contratando a más personas para el negocio, pero sí me gustaría seguir tejiendo y crear más comunidad", reconoció la emprendedora.

¿Quires conocer más de su negocio? Visita su página @amigurumistore_ en Instagtam. 

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