-¿Cómo van a sumar apoyos y atraer ese 26% que les falta para asegurar la Presidencia?

-Lo primero es entender que no hay grandes diferencias en prioridades entre los equipos económicos de Chile Vamos, el grupo que apoyó a Kaiser y nosotros. Convocamos a los principales macroeconomistas del país, sin importar por quién votaron, porque hay temas técnicos donde existe mucha convergencia: crecimiento, convergencia fiscal rápida y fortalecimiento de la institucionalidad. Hay coincidencia tanto en los objetivos como en los instrumentos.

-¿Cuáles son esos pilares comunes?

-Tres. Primero, una facilitación regulatoria profunda, que implica desregular o hacer funcionar la institucionalidad con mayor racionalidad y velocidad. Segundo, una convergencia fiscal rápida, porque el diagnóstico es compartido: la regla fiscal ha sido debilitada por su mal uso, y este gobierno ha infringido incluso los límites legales. Y tercero, una rebaja del impuesto de primera categoría, acompañada de señales de invariabilidad tributaria.

-Pero entre los programas había diferencias de intensidad, especialmente en el ajuste fiscal. ¿Están dispuestos a moderarlo?

-Lo que hemos señalado es que estamos abiertos a revisar modelos, proyecciones y gradualidades. No se trata de defender un diseño inamovible. Nuestro objetivo sigue siendo lograr equilibrio fiscal en este periodo, sin superar los límites de deuda, pero si los datos sugieren que se puede hacer en 18, 24 o más meses, estamos abiertos a evaluarlo.

-El gobierno dice que el presupuesto es rígido y que si ustedes bajan impuestos no tendrán recursos.

-Esa afirmación es incorrecta. Muchos gastos en el presupuesto son autorizaciones “hasta” un monto, no obligaciones. Hay espacio para gastar menos, especialmente en administración pública, programas ineficientes, fraudes y gastos superfluos. Además, los ingresos del presupuesto están sobrestimados. Si se ajustara el PIB proyectado en sólo un punto, ya tendríamos un ajuste de más de US$3.000 millones sin tocar la meta fiscal.

-El gobierno afirma que deja una economía encaminada y con inversión creciendo al 10%. ¿Ustedes lo ven así?

-No estoy tan seguro. Hablan de 2,5% para 2025, pero hoy tenemos un crecimiento de 1,6%. Además, este gobierno partió con un superávit heredado del gobierno anterior. Si hubiese mantenido el gasto propuesto originalmente, habría tenido un punto más de superávit. Subieron el gasto sin obligación legal. Eso muestra que sí hay espacios para ajustes. No hay que aceptar como premisa que todo gasto es rígido e intocable.

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-En esa línea, ¿cómo se aborda el empleo?

-El crecimiento es condición necesaria, pero no suficiente. Chile tiene costos laborales altos, informalidad y automatización. Nuestro programa incluye un crédito tributario directo para empresas que contraten en segmentos vulnerables al desempleo. Es un incentivo basado en datos administrativos, enfocado en empresas que pagan impuestos. Y estamos evaluando medidas similares para ampliar este efecto.

– El equipo de Evelyn Matthei proponía un millón de empleos. ¿Incorporarán esas propuestas?

-Estamos analizando todo lo que ellos hicieron. Hay trabajos valiosos, como el de José Ramón Valente sobre permisos sectoriales, que calzan muy bien con nuestros planteamientos. Es complementario y se puede integrar rápido. Otros temas requerirán más trabajo técnico conjunto.

-Kast asumirá el 11 de marzo de 2026 si gana. ¿Qué tienen listo?

-Ya existen proyectos de ley y decretos preparados. Lo distintivo será partir el 11 de marzo ejecutando. No vamos a improvisar ni a perder meses. Hay medidas administrativas y legales que pueden activarse inmediatamente.

-Pero tendrán un Congreso fragmentado. ¿Cómo viabilizarán esas reformas?

-Se puede avanzar administrativamente y negociar al mismo tiempo. Por eso identificamos primero todo lo que se puede hacer por vía ejecutiva o reglamentaria. Y luego conversaremos, no sólo con los sectores afines, sino también con el equipo de Franco Parisi, que hoy tiene un rol bisagra. Hay muchos votantes liberales, proemprendimiento y favorables a la actividad empresarial. Hay espacio para consensos.

-¿Cómo enfrentarán el desafío de los mandos medios y la captura del Estado?

-Es un desafío enorme. Hay muchas funciones públicas muy profesionales, pero también hay zonas capturadas, no sólo por nepotismo, sino por sinecuras: puestos con sueldo sin trabajo efectivo. Necesitamos mandos medios ejecutivos, técnicos y comprometidos. Identificar esos nodos es parte central de la tarea.

-¿Cómo ven la confianza de los inversionistas?

-Hay una tendencia clara hacia mayor confianza. No hablo del día a día, sino de un ánimo general. Lo que los inversionistas ven hoy es disposición a converger fiscalmente, colaboración entre equipos, realismo técnico y medidas que puedan ejecutarse desde el primer día.

-En lo personal, ¿cómo ha vivido los ataques, como aquellos que lo vinculan con la colusión de los pollos?

-Es una mentira absoluta. Nunca he tenido relación con colusión ni con ese caso. Lo que ocurrió es que usaron un modelo de demanda que hice, como se usan muchos estudios en la industria. Nunca fui investigado porque no había nada que investigar. Me sorprende que se sostenga esa mentira mostrando una hoja con mi nombre como si eso fuera prueba. Refleja desesperación, especialmente de alguien que acaba de obtener la votación más baja de la izquierda en la historia moderna de Chile.

-¿Ha valido la pena?

-Sí. Ha sido duro, especialmente al principio, para mi familia, porque uno no está preparado para ataques personales. Pero todo eso queda más que compensado por la posibilidad de influir, de aportar al país y de construir esperanza. Ha sido muy especial trabajar con José Antonio Kast.

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