-¿Cómo observa el escenario de la segunda vuelta y cuál debería ser la estrategia de José Antonio Kast?

-Si no hay un hecho insólito, inesperado y de gran impacto, el escenario de segunda vuelta está completamente resuelto. Es una elección con una energía política del 60/40. Jara sacó muy pocos votos en primera vuelta y su diferencia con JAK fue marginal. Ella es la continuidad de Boric, por lo tanto, si en primera vuelta Jara, ME-O, Artés y Mayne-Nicholls solo sumaron 30%, el otro 70% es claramente un voto opositor.

En mi informe político post primera vuelta, estimo que si Kast y Kaiser sumaron 38% en primera vuelta y si a eso le agrego, un 60% de los votantes de Parisi (40% a Jara) y un 75% de los que votaron por Matthei (25% se reparten entre blancos y Jara) de la primera vuelta, se obtiene que Kast sumaría 59%. Por lo tanto, el triunfo de Kast estará en 60+/-2% si hacen una buena campaña. Es muy simple: Unidad y hacer bien las cosas.

-Pese a que las encuestas dan por ganador a Kast, ¿Jeannette Jara sigue siendo un adversario difícil?

-Nunca hay que menospreciar a algún candidato, ni dar por ganada una elección. Pero las elecciones instalan climas y energías electorales en la ciudadanía, que son muy difíciles de cambiar si no hay otros hechos de una envergadura tal que rompan esa inercia instalada. La primera vuelta es, por lejos, la derrota política y cultural más grande de la izquierda desde el retorno a la democracia.

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-La derecha tiene una oportunidad histórica de gobernar al país en los próximos años. ¿Qué debería hacer para conseguir otro mandato en 2030?

-La disputa de las hegemonías, tanto en la derecha, como en la izquierda, más la fuerte polarización que generan hoy las redes sociales, hizo desaparecer el centro político. Lo monopolizaron por décadas los radicales y posteriormente la DC sustentada en un fuerte respaldo en la Iglesia Católica. La DC pasó a ser un partido sin relevancia política.

Hoy, como nunca antes, las derechas tienen una oportunidad única para capturar políticamente el centro, más aún cuando la hegemonía de la izquierda está liderada por el eje FA-PC. Para que haya otro mandato, es obvio que tiene que haber un buen gobierno en los cuatro primeros años, pero eso no basta. Además, se debe acompañar con una coalición desde ahora que agrupe al 62%.

Una estructura y organización política que ojalá incluya desde Libertarios al PDG, manteniendo las sensibilidades de los partidos que desaparezcan para conservar la diversidad propia de nuestro sector en unidad. En otras palabras, mantener las estructuras partidistas bajo un proyecto común que le dé al país estabilidad, una nueva mayoría y un respaldo ciudadano sólido en las elecciones previas a la futura presidencial.

-¿Cuál es el futuro de Chile Vamos, que ha sido desafiado por Republicanos?

Para mi Chile Vamos nunca operó como una coalición política. Fue solo un pacto electoral, en otras palabras, fue solo una sigla que se usó para referirse a los tres partidos que la integraban. Ni siquiera hicieron primaria, con eso nos terminaron de demostrar que no había liderazgo, ni conducción colectiva. En el fondo, no había coalición.

Lo primero es hacer una gran coalición para darle gobernabilidad al gobierno que asumirá en marzo. Después los partidos irán definiendo en el tiempo sus propios proyectos y ahí evaluarán si es mejor continuar con los partidos actuales o hacer fusiones. Cada partido debe hacer sus propias evaluaciones de lo ocurrido y resolver sus elecciones internas.

Mezclar ambos temas en estos meses puede ser muy explosivo. Si Chile Vamos se fusiona hoy, cometería un grave error: no pocos parlamentarios de la UDI y RN no irían a esa fusión y la usarían como pretexto para incorporarse a Republicanos.

-¿Se inicia un nuevo ciclo en la derecha con Republicanos y el PNL?

-Es evidente que así será, pero no hay que asignarle la relevancia que se le está dando. El liderazgo y la conducción, por cierto, los tendrá Republicanos. Pero solo cambia de mano. No es comparable a la sustitución que hizo el FA y el PC de la Concertación. Son fenómenos políticos aparentemente iguales, pero tienen raíces y efectos muy diferentes. Los frenteamplistas y los comunistas nunca militaron en los partidos de la Concertación.

Nacieron para reemplazarlos, para sustituirlos, usaron el poder cuando Michelle Bachelet los llevó al gobierno con la Nueva Mayoría para sepultar los 30 años. Se dieron el lujo de basurear a Aylwin, Frei y Lagos. Y cuando el Socialismo Democrático entregó a su líder, Ricardo Lagos, firmaron definitivamente su desaparición.

En cambio en la derecha, a su líder Jaime Guzmán, aunque ya no está hace 35 años, todos se lo disputan. Está más vigente que nunca. Los candidatos presidenciales de las tres derechas militaron en la UDI Popular. Las bancadas de la UDI, más los ex UDI, son las más grandes del Senado y la Cámara. La UDI perdió 4 senadores. De los 7 senadores que obtuvo Republicanos, 4 fueron de la UDI Popular; 3 exdiputados y un exalcalde de La Florida.

-¿Cómo visualiza esta etapa?

-Dicho de otra forma, este nuevo ciclo lo conducirán los Guzmán boys. La derecha retorna y reivindica su ideario político volviendo a tener un tercer gobierno después de 50 años. En cambio, la izquierda reniega de su pasado y, desorientada después de un pésimo mandato, tendrá que definir qué oposición hace después de haber sido gobierno.

Para mí Guzmán y Lagos fueron líderes políticos a una distancia sideral del resto. El de Jaime sigue más vigoroso y vigente que nunca, en cambio, la socialdemocracia, esa izquierda renovada que impulsó Lagos, tiene una larga travesía si es que algún día vuelve a existir. El único líder que creo que la puede impulsar, si deja el FA, es el alcalde de Maipú Tomás Vodanovic.

-¿Cómo valora el liderazgo de Franco Parisi?

-El votante de Parisi es mayoritariamente contrario a este gobierno. Creo que a Franco Parisi no le conviene pronunciarse, ni matricularse con algún candidato en segunda vuelta porque no maneja su electorado como rebaño. No es un voto ideológico. Si Jara y Kast creen que sumarán gente de Parisi por comprometerse con alguna de las medidas de su programa están profundamente equivocados. Ese 20% que obtuvo se distribuirá igual que el resto del país, 60% para Kast y un 40% para Jara.

Es ridículo creer que si uno de ellos anunciara que va a descontar el IVA a los remedios se van a ir todos como manada a votar ese candidato. El perfil de sus votantes son gente de esfuerzo y trabajo, que surgió en los 30 mejores años del país y que lo que tiene y a donde ha llegado, no se lo debe a nadie, menos a los políticos. A estas alturas está claro que no están ni siquiera interesados en responder encuestas. No están “ni ahí” con la política como diría un jóven.

-¿Qué proyección tiene el PDG?

-Parisi esa noche quedó modo Parisi 2030. Está igual que Boric. Todas las decisiones son para cuatro años más. Parisi tiene más que claro que Kast será el presidente. No negociará nada para él. Su activo político son sus 14 diputados que dan mayoría en la Cámara. Ahora tiene que concentrarse en que no se vayan los diputados del partido para tener poder de negociación con el gobierno y las derechas.

Aunque falta mucho aún, las derechas saben desde ya que en cuatro años más tendrán que hacer primaria, porque si usan la primera vuelta como primaria, como ocurrió en esta ocasión, puede pasar él a la segunda vuelta. Es por esto que lo más probable es que muy pronto veamos un acuerdo de las derechas con el PDG en la Cámara. Si no lo hace correrá el riesgo que se le descuelguen diputados porque, al ganar Kast, al gobierno solo le faltarían dos diputados para alcanzar la mayoría.

-¿Qué consejo le daría a Kast para gobernar si es que llega a La Moneda?

-No acostumbro a dar consejos por la prensa. Lo conozco y sé que su presidencia estará inspirada en la UDI Popular que fundó Jaime Guzmán. Será un gobierno de inspiración cristiana, profundamente comprometido con una economía social de mercado y con los más pobres y necesitados del país. De ahí nacen sus dos grandes prioridades: Seguridad y crecimiento económico. Así como Lagos tuvo un gran relato con su lema, ”Crecimiento con Equidad”, el suyo debe ser, “Crecimiento con Seguridad”.

Hoy es el mundo popular el que sufre a diario la inseguridad, el narcotráfico, el crimen organizado, la descontrolada inmigración ilegal y la falta de empleos decentes. En todo caso, en lo inmediato debe seguir uniendo a las derechas para sortear tranquilos la segunda vuelta sin cometer errores e intentar construir rápidamente una nueva coalición desde Libertarios hasta el PDG, que le dé la mayoría en ambas Cámaras y poder proyectar desde ya su gobierno.    ´

-¿Cuáles deberían ser sus primeras medidas?

-No soy experto en seguridad, por lo tanto, es poco lo que puedo sugerir en esa área. En materia económica sé que Jorge Quiroz lleva trabajando meses con un equipo para sorprender con un paquete muy amplio de medidas en varias áreas para implementarlas de inmediato. Sin embargo creo que, en lo económico, tanto o más importante que las medidas que se tomen, es que el Ministro de Hacienda vuelva a ser como lo fueron Buchi y Foxley. Es decir, un súperministro, del cual en la práctica dependan todos los ministerios sectoriales.

Los nombramientos de ministros, subsecretarios, seremis, por mencionar solo algunos cargos en esas carteras, deberían ser aprobados por el Presidente y el ministro de Hacienda. Tenemos un Estado colapsado en muchas áreas. Al país lo tienen parado la burocracia y la ineficiencia del aparato público. El Ministro de Hacienda debe ser un Zar contra la permisología. Funcionario que no hace la pega bien y rápido se cambia de inmediato.

-¿Qué ideas centrales deben inspirar el gabinete de Kast? ¿Qué liderazgos podrían estar en la nómina?

-Le recomendaría lo mismo que le sugerí al Presidente Piñera cuando me solicitó que le mandara el gabinete que yo haría en su primer gobierno. Primero, en lo conceptual, un gabinete que tenga un sello propio. En este caso, no es otro que mostrar una nueva generación de derecha. No más de tres personas sobre 60, de ser necesario por su experiencia. Tal vez en Hacienda, Interior y Secretaría General de la Presidencia. El resto, un gabinete con edad promedio entre unos 50-55 años máximo.

Tiene que contemplar un buen equilibrio entre hombres y mujeres, diversidad de universidades, incluir representantes de regiones, meritocracia. En fin, un comité político afiatado y no negociar con los partidos. Ningún cuoteo, porque los cargos son de las personas y no de los partidos. Elegir bien a ministros de todas las sensibilidades de la coalición que debiera formar.

-¿También podría haber bi o tri ministros?

-Anunciaría una reducción o fusión de unos 5 ministerios y simultáneamente con el gabinete, daría a conocer los embajadores de los países más importantes para el país, todos del mismo nivel de los ministros.

Tiene mucho espacio para sorprender. Tiene que aprovecharlo. Por ejemplo, más mujeres que hombres, o una amplitud política más amplia de lo esperado, o profesionales jóvenes que se proyecten, en fin, dejemos las sorpresas hasta aquí porque al anunciarlas dejan de serlo; las otras no las transmitiré por la prensa para que las hagan y los nombren.

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