AFP- T13

El presidente estadounidense, Donald Trump, señaló que es "tonto" remover estatuas y monumenos de confederados que defendían la esclavitud y, por lo mismo, deploró que la historia y la cultura de EE.UU. esté haciendo “trizas”.

“Es triste ver la historia y la cultura de nuestro gran país haciendo trizas con la remoción de nuestras hermosas estatuas y monumentos”, escribió Trump en un tuit.

Su comentario ocurre luego de que la ciudad estadounidense de Baltimore retirara en plena noche sus cuatro estatuas en homenaje a personajes de la Confederación sudista, a partir de los sucesos de violencia que enlutaron Charlottesville.

Catherine Pugh, alcaldesa de esta ciudad situada a 80 km de Washington, explicó que ya “está hecho” y que “era necesario retirarlas. Me preocupa la seguridad de nuestra población. Lo hicimos tan rápido como pudimos”.

Las estatuas fueron quitadas con una grúa y trasladadas en camión y solo quedaron los pedestales, a menudo con grafitis antirracistas y a favor del movimiento de defensa de los negros Black Lives Matter ('La vida de los negros importan').

El viernes y el sábado centenares de simpatizantes neonazis, miembros del Ku Klux Klan y de la extrema derecha estadounidense se congregaron en Charlottesville, Virginia, para participar de manifestaciones de protesta contra el retiro de una estatua de Robert E. Lee, el general que comandó las fuerzas de la Confederación -en defensa de la esclavitud- durante la Guerra de Secesión (1861-1865).

La manifestación se convirtió en drama cuando un simpatizante neonazi embistió con su coche a manifestantes antirracistas matando a una mujer e hiriendo a una veintena de personas.

Por su parte, una placa en honor del ex presidente de los estados confederados Jefferson Davis fue retirada el martes del muro exterior de un gran establecimiento comercial de Montreal.

El debate sobre el retiro o la conservación de esos monumentos en homenaje a los confederados de los estados del sur que defendían la esclavitud se ha intensificado en Estados Unidos y enfrenta a los que consideran esas estatuas y memoriales una celebración de un pasado racista y a los que defienden el derecho de esos estados a recordar su historia.

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