Habían pasado apenas cinco años desde que el desmoronamiento de la Unión Soviética cuando el revivido Partido Comunista de Rusia aparecía como favorito en las encuestas de intención de voto para regresar al poder.

Su candidato era Guennadi Ziugánov y gozaba en los sondeos de una amplia ventaja sobre el presidente Boris Yeltsin.

El Partido Comunista había salido victorioso en la más reciente votación parlamentaria y contaba con una cantidad significativa de seguidores en áreas rurales y pequeñas ciudades.

Las consignas comunistas promovían la recuperación del poder de Rusia en el escenario internacional.

Fue en ese momento que una jugada maestra del equipo de campaña de Yeltsin le dio la vuelta a las cosas: una canción.

Gracias al sencillo "Nuestra Generación", quien aparecía como un presidente enfermo y poco popular, se ganó el voto de los jóvenes.

La canción se convirtió en un contagioso himno que, para muchos, marcó la diferencia en esos comicios. Su artífice, el chileno Christian Ray Flores.

El himno de la juventud

Flores, de padre chileno, ya era toda una estrella de rock en la Rusia post-soviética.

"Un día mi productor musical, Andrei Grosny, fue a mi casa y tocó un acorde en el teclado, yo le comenté que era muy simple. No me gustaba", le dijo Flores a The World, programa coproducido por la BBC y PRI.

Sin embargo, Flores se dejó llevar por el consejo de su productor y grabaron lo que se convirtió en el sencillo número uno "Nuestra Generación".

Había tanta emoción en el aire, yo quería reflejarla. Fue un himno para la nueva ola de las cosas por venir", dijo Flores.

Inesperadamente, el manager del cantante recibió una llamada del equipo de campaña de Yeltsin preguntando si autorizaban a usar la canción con fines propagandísticos.

"La ironía de esto es que mi padre era un comunista y terminé en la campaña contra los comunistas porque, para entonces, yo sabía que ese sistema no funcionaba", agregó.

"Yo era pro-Yeltsin y procambio, por lo que apoyé esto".

No pasó mucho tiempo cuando el cantante comenzó a dudar si había aceptado apoyar la campaña de Yeltsin demasiado rápido.

"A mitad de camino, pensé para mí mismo '¿Y si perdemos?'. Sabíamos que si los comunistas volvían podríamos haber sufrido las consecuencias de distintas maneras".

Sin embargo, Boris Yeltsin ganó los comicios y se prometía un cambio radical.

Con el tiempo, la esperanza de muchos se convirtió en frustración y el éxito de"Nuestra Generación" dejó el camino abierto para la canción que estuvo detrás de otro presidente: "Un hombre como Putin".

La estrella rusa de origen chileno

Flores nació en Moscú, pero su padre era chileno.

Su familia regresó a Chile cuando él todavía era un bebé, poco antes del golpe militar del general Augusto Pinochet en 1973.

"Hubo arrestos masivos y mi padre fue una de esas personas arrestadas, estuvo detenido unos seis meses".

Cuando liberaron a su padre, la familia decidió emigrar a Europa. Un año y medio más tarde, se trasladaron a Mozambique, a Maputo.

Al cumplir 14 años, sus padres se divorciaron y Flores regresó a la Unión Soviética con su madre y hermana.

"Siempre fui una especie de extranjero. En Chile, me veían como una mezcla. En África, obviamente, no era negro por lo que me llamaron 'blanco'. Incluso en Rusia, era local, pero no lucía como ruso sino como latino. He sido una minoría en todos los sitios donde he estado", explicó.

El cantante recuerda el impacto que generó la caída de la Unión Soviética en la juventud de esa época.

"Repentinamente, había interés por todo lo exótico, lo occidental, lo internacional. Creo que sólo tuve suerte, era el momento".

Al iniciar su carrea musical, tenía un marcado interés en el R&B y el hip hop.

"Nadie en Rusia sabía exactamente cómo hacer este tipo de música, logré hacerlo porque me crié en el extranjero".

En 2004, Flores abandonó Rusia para residenciarse en Austin, Estados Unidos. Sin embargo, aún graba música en Rusia y este año le rodó un cortometraje llamado "Baila conmigo" en el Ballet Bolshoi.

Después de haber vivido el golpe de Estado de Pinochet, las secuelas de la guerra civil de Mozambique y la caída de la Unión Soviética, Flores se refiere a las revoluciones como "emocionantes" aunque lamenta que al final "no cambian la esencia de las cosas".

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