En agosto de 2017, cuando concluía una reunión en el Despacho Oval para discutir sanciones contra Venezuela, el Presidente Donald Trump recurrió a sus principales asesores y formuló una pregunta inquietante: con una Venezuela que se desenreda rápidamente amenazando la seguridad regional, ¿por qué Estados Unidos no puede simplemente invadir el problemático país?

De acuerdo con la agencia AP, la sugerencia sorprendió a los presentes en la reunión, incluidos el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, y el consejero de seguridad nacional, H.R. McMaster, quienes desde entonces abandonaron la administración. Este relato de la conversación revelada previamente proviene de un alto funcionario de la administración familiarizado con lo que se dijo.

Sus asesores dedicaron el resto del encuentro para explicarle las serias implicancias que tendría una acción como esa, y los riesgos de que resultara contraproducente.

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Según personas que estuvieron presentes en la ocasión y que pidieron reserva de su identidad, ya que las materias discutidas son confidenciales, Trump no habría quedado satisfecho con los argumentos y respondió citando casos anteriores de la historia en que acciones bélicas habrían tenido éxito, como la invasión de Panamá y Granada, en los años '80.

A pesar de los mejores intentos de sus asesores de derribarla, la idea persistiría en la cabeza del Presidente.

De hecho—según afirman varios medios estadounidenses como The New York Times o The Washington Post—al día siguiente, 11 de agosto, Trump alarmó a amigos y enemigos por igual al hablar de una "opción militar" para sacar a Maduro del poder. Los comentarios públicos fueron inicialmente descartados en los círculos políticos de Estados Unidos, como parte de las alternativas para recuperar la institucionalidad democrática en Venezuela, y poco después volvió a discutir el tema con el saliente Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.

En septiembre, al margen de la Asamblea General de los Estados Unidos, Trump lo discutió nuevamente, esta vez con más detalle, en una cena privada con líderes de cuatro aliados latinoamericanos que incluían a Santos.

Sus asesores habrían instruído específicamente a Trump para que no planteara el problema, pero lo primero que dijo el Presidente en la cena fue: "Mi equipo me dijo que no dijera esto". Según una fuente que estuvo presente, Trump luego le preguntó a cada líder si estaban seguros de que no querían una solución militar. Cada líder le dijo a Trump en términos claros que estaban seguros.

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