Alain Juppé parecía predestinado a convertirse en el próximo presidente francés. El ex primer ministro lideraba las encuestas, acumulando puntos por sus posturas moderadas y su larga experiencia política.

Pero las pasadas elecciones estadounidenses probaron cuán equivocadas pueden estar todas las predicciones, así que Juppé, de 71 años, ha visto evaporarse su liderazgo mientras se acercaban las primarias conservadoras de este domingo. Una nueva amenaza, llamada "l'effet Trump" –el efecto Trump− se cierne sobre las elecciones francesas.

"La elección del señor Trump asusta a muchos politicos en Francia", asegura el analista Philippe Moreau Defarges, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales con sede en París. "Muchos en la calle ven la victoria del señor Trump como una mala noticia para el establishment", agrega.

La semana pasada, dos populares ‘outsiders’ dieron nuevos pasos para consolidar un apoyo: la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, inauguró su sede de campaña en París –no lejos del Palacio del Elíseo−, al mismo tiempo el exbanquero inversionista Emmanuel Macron se lanzó al ruedo.

Elecciones abiertas

Mientras tanto, los gobernantes socialistas y la oposición de centro-derecha siguen asolados por rivalidades y luchas internas. El actual presidente Francois Hollande aún no ha dicho si se postulará para un segundo mandato, y será difícil que gane si lo hace. "Lo que significa que la posibilidad de elección es muy amplia," dice Moreau Defarges. "Podríamos ver muchas sorpresas en 2017", afirma.

Nadie sabe si el llamado “efecto Trump” será duradero o efímero. Pero, mientras tanto, Juppé y muchos otros candidatos tradicionales luchan por deshacerse de sus credenciales, una tarea nada fácil, dado que la mayoría está desde hace mucho en el juego político. Entre los siete que compiten en las primarias conservadoras están, por ejemplo, dos primeros ministros, un expresidente y cuatro veteranos legisladores.

"Todos están criticando a las élites, al ‘establishment’, y prometiendo cambios," señala Jean-Eric Branaa, profesor de la Universidad de Paris II, quien nota que los franceses siguieron las elecciones estadounidenses como si fuesen propias. "Así que los votantes aquí están bastante desconcertados", aseguró.

Muchos franceses se sienten también desencantados del ‘status quo’, molestos con las caras menos amables de la globalización y la inmigración, así como ávidos de nuevas soluciones a la situación económica nacional.

"Mis estudiantes creen que estarán desempleados por un buen tiempo, y eso es un desastre porque se trata de estudiantes de primer nivel", apunta Branaa. "Creen que los políticos no han hecho lo correcto para cambiar el futuro, teniendo las claves para hacerlo", precisa.

Las dos rondas de primarias conservadoras serán una prueba de fuego. Los socialistas tendrán las suyas en diciembre. Y esta será la primera vez que ambos grupos llevan a cabo elecciones primarias.

Las últimas encuestas sobre este domingo quitaban del foco a Juppé y destacaban al ex primer ministro conservador, Francois Fillon, quien ahora compite muy de cerca  por el segundo puesto con Nicolás Sarkozy. "Es el más honesto y no está comprometido con antiguos problemas", opina el ejecutivo de negocios retirado Georges Drouin, quien admira la experiencia y competencia de Fillon.

Efecto Trump

"Yo no soy Hillary Clinton," dijo Juppé el viernes en una entrevista radial, tratando de impactar en los votantes, alejando el fantasma de la fracasada candidata del establishment estadounidense: "Francia no es Estados Unidos". Otros no están tan seguros. "La gente quiere votar por alquien como Trump, especialmente ahora que ganó las elecciones en Estados Unidos," dice Victor, un estudiante universitario consultado por DW que aún no se ha decidido a quién votar.

Adicionalmente, los franceses pueden votar en ambas primarias, o en ninguna, independientemente de su afiliación partidista. Muchos esperan que los votantes de izquierda se cuelen en las primarias conservadoras para evitar una victoria de candidatos más radicales de la derecha como Sarkozy.

Como sea, los ganadores de ambas primarias tendrán que enfrentarse a la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, quien aspira a capitalizar la victoria de Trump. "Es posible", ha reconocido incluso el primer ministro Manuel Valls, que Le Pen se convierta en próxima presidenta de Francia. Aunque la mayoría de los analistas no ven tan fácil que la candidata de extrema derecha recabe el apoyo necesario.

Además, está Macron, de 38 años, quien renunció a su cargo como ministro de economía a inicios de este año, para impulsar su propio movimiento político, "‘En Marche!" (¡en marcha!). Como Trump, es una cara relativamente nueva, que promete cambios.

"Creo que causará revuelo", predice Christophe de Courson, un joven comerciante que votará por Fillon en las primarias, pero no descarta apoyar a Macron en las generales. "Él conoce los temas, tiene un plan político. El hecho de que no se le pueda clasificar es un punto adicional", opina.

Una nueva encuesta revela que 57 por ciento de los consultados considera que la entrada de Macron al ruedo presidencial es una buena noticia. "La gente joven está entusiasmada con él," dice el analista Branaa y adiciona que Macron, como Trump, tiene muchos planes pero poca idea de cómo implementarlos. De hecho, los primeros resultados de Trump como presidente, su éxito o su fracaso, podrían "tener consecuencias en Francia", advierte Moreau Defarges.

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