Más de 12 millones de niños y adolescentes comenzaron un nuevo ciclo escolar tras las vacaciones de verano en Francia, pero con una particularidad: sin sus teléfonos celulares.

Desde este mes entró en vigencia la nueva normativa impulsada el año pasado por el gobierno de Emmanuel Macron, que prohíbe el uso de estos aparatos en las aulas de la primaria y secundaria, incluso en horarios de descanso.

“Esta medida pretende concienciar a los estudiantes sobre el uso razonado de las herramientas digitales y hacer que se beneficien plenamente de la riqueza de la vida colectiva”, consigna el Ministerio de Educación en su página web.

La ley, eso sí, aplica exclusivamente a estudiantes desde los 6 hasta los 15 años, y su efecto para alumnos mayores dependerá de las normativas propias de cada establecimiento.

“El uso del teléfono móvil puede afectar seriamente la calidad de escucha y la concentración requerida para las actividades de enseñanza. Su uso está en el origen de una gran parte de las incivilidades y las perturbaciones dentro de los establecimientos”, señaló el ministerio.

Las sanciones a las que se someterán los estudiantes van desde las tareas extracurriculares, la confiscación del mismo e incluso un castigo más grave, lo que fluctuará en función de lo que delimite la institución.

“Su uso en los recintos de las instituciones disminuye la calidad de la vida colectiva, que es esencial para el desarrollo de los estudiantes. Finalmente, los teléfonos móviles a veces son vectores de ciberacoso y facilitan el acceso a imágenes violentas, especialmente imágenes pornográficas, para los jóvenes a través de Internet”, agrega la cartera.

Aun así, esta medida viene a corregir un artículo en el código educacional de Francia de 2010, que ya prohibía el uso del teléfono a menos que los reglamentos internos lo autoricen. Con este cambio no hay posibilidad alguna, a excepción de alumnos discapacitados que mantengan autorización previa, o bien por uso pedagógico.

 

Publicidad