Luego que el viernes se presentaran en los tribunales para manifestar que renunciaban a la batalla legal que por más de cinco meses tuvieron para llevar al pequeño Charlie Gard a Estados Unidos para someterlo a una terapia experimental, los padres del bebé de 11 meses debieron volver hoy a la corte para pelear su última batalla por su hijo.

La madre, Connie Yates, se presentó ante un juez para pedirle que la deje a ella y su pareja llevar a Charlie a su casa, para que pase ahí sus días finales.

El pequeño sufre de una enfermedad genética llamada síndrome de depleción del ADN mitocondrial, y dentro de los próximos días será desconectado de las máquinas que lo mantienen con vida en el Hospital Great Ormond Street 

El abogado de la familia, Grant Armstrong, manifestó que "esta es la parte emocional más difícil. (Decidir" bajó qué circunstancias se conducirá la muerte de Charlie. El último deseo de sus padres es llevarlo a casa".

Hasta ahora, el centro médico se ha opuesto a tal posibilidad, aunque le ha presentado otras alternativas. Aseguran que es difícil llevarlo a un domicilio particular, dado las pocas opciones que existen de que llegue ahí con vida, dada las complicaciones técnicas para entregarle el mismo tratado intensivo que se le da ahora para que pueda respirar.

El próximo 4 de agosto, el pequeño Charlie cumplirá un año, pero sus padres han considerado improbable que alcance a celebrarlo. El bebé no puedo ver, oír, moverse, respirar o tragar por su cuenta. 

La justicia ha expuesta como posibilidad llevarlo hasta un hospicio dedicado a las enfermedades terminales, sin embargo, los representantes del hospital aseguran que no ha sido fácil encontrar uno, debido a la publicidad del caso, que puede entregarle a los padres y el niño la privacidad que buscan para sus últimos días.

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