Los estudiantes universitarios ofrecieron este miércoles una nueva muestra de la polarización que padece Venezuela al protagonizar sendas manifestaciones a favor y en contra del presidente Nicolás Maduro, al que un sector del estudiantado culpa de la severa crisis política y económica que atraviesa la nación en general y el sistema educativo en particular.

Cientos de policías antidisturbios se enfrentaron con los estudiantes, a los que no quisieron permitir que salieran de la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Una docena de estudiantes requirieron de los servicios médicos a causa del uso de gases lacrimógenos. Efe pudo constatar que al menos una joven resultó herida, mientras que la policía reportó un funcionario lesionado tras sostener discusiones con los estudiantes.

La policía explicó que les impedían la salida debido a que no habían solicitado autorización para marchar por las calles de Caracas, un argumento que los jóvenes rebatieron al señalar que eso no está establecido en la Constitución. Queremos "becas dignas, un transporte que le permita a nuestros compañeros de Los Teques, Charallave (en los suburbios de Caracas)" llegar a las universidades, dijo a periodistas Ernesto Rodríguez, miembro de la Federación de Centros Universitarios de la UCV.

Por su parte, el dirigente juvenil Hasler Iglesias denunció el deterioro de la UCV y señaló que cada vez "hay menos estudiantes en los pasillos y en las aulas de clases", "menos profesores y servicios cerrados". "Mantener abierto el comedor y las rutas de transporte cada día es más difícil (...) esto ocurre mientras una dictadura celebra de manera cínica hoy el Día del Estudiante", apuntó.

Horas más tarde, Maduro recibió en el Palacio de Miraflores, sede del Ejecutivo venezolano, a cientos de jóvenes simpatizantes que sí lograron marchar por las calles de Caracas para brindarle apoyo a su Gobierno. El presidente pidió a los universitarios alistarse en milicias y prepararse para la defensa del país "con las armas en la mano" si hiciera falta, ante eventuales ataques del "imperialismo" y la "oligarquía", como suele referirse a Estados Unidos y la oposición.

Mientras tanto, el magistrado venezolano Rommel Rafael Pino, miembro del autodenominado Tribunal Supremo venezolano "en el exilio", pidió a la Fiscalía mexicana detener al mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, cuando llegue para asistir a la toma de posesión del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, el próximo 1 de diciembre.

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