El presidente del ejecutivo saliente y líder socialista, Pedro Sánchez, y el jefe de la izquierda radical de Podemos, Pablo Iglesias, alcanzaron un preacuerdo para formar un gobierno de coalición en España, anunciaron ambos este martes.

Dicho gobierno de coalición, que las formaciones ya intentaron infructuosamente hace unos meses, necesitará de todas maneras del apoyo de otros partidos para lograr la aprobación de la cámara baja, renovada en las legislativas del domingo pasado.

Si Sánchez logra ser investido, pondrá fin a meses de bloqueo político en la cuarta economía de la zona euro.

"Hemos alcanzado un preacuerdo para conformar un gobierno de coalición progresista en España, (...) que combine la experiencia del Partido Socialista con la valentía de Podemos", dijo Iglesias, tras la sorpresiva firma del documento en el Parlamento español.

"Este nuevo gobierno va a ser un gobierno rotundamente progresista", pensado para durar los cuatro años de la legislatura, porque "España necesita un gobierno estable, no en funciones, un gobierno sólido, y lo necesita ya", dijo de su lado Pedro Sánchez.

Ambos líderes dijeron que será en las próximas semanas cuando detallen el programa y la estructura del gobierno.

Sánchez, cuyo partido socialista ganó pero perdiendo fuerza en las legislativas del domingo, ya intentó negociar la formación de un gobierno de coalición con Unidas Podemos tras las precedentes legislativas de abril.

Pero las tratativas fracasaron por los desacuerdos sobre qué papel debía jugar Podemos en el ejecutivo, lo que abocó a España a repetir elecciones, el domingo pasado, cuando la extrema derecha de Vox se convirtió en la tercera fuerza del país.

El nuevo acuerdo "es tan ilusionante que supera cualquier tipo de desencuentro que pudimos tener en los últimos meses", dijo Sánchez, quien selló el pacto con un abrazo con Iglesias.

Los socialistas y Podemos reúnen juntos 155 diputados, por lo que necesitarán conquistar otros apoyos para alcanzar la mayoría absoluta de 176 en un Congreso de 350 escaños.

La preferencia de los socialistas es un apoyo de los liberales de Ciudadanos, que fueron barridos el domingo cayendo a 10 diputados de 57 alcanzados en abril, y de otros pequeños partidos, para no depender de los independentistas catalanes, que cuentan con 23 sillas.

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