Una mujer china con gafas, de 66 años, puede no ser el estereotipo de una jefa del tráfico internacional de marfil, pero eso es exactamente lo que los investigadores de Tanzania afirman que es Yang Fenglan.

Está acusada de dirigir una de las mayores redes de tráfico de marfil de África, responsable del comercio ilegal al lejano Oriente de unos 700 colmillos de elefantes de Tanzania valorados en unos US$2,5 millones.

Yang niega todos los cargos. Su juicio, fijado para llevarse a cabo en Dar es Salaam el 9 de mayo, fue pospuesto dos semanas.

¿Qué sabemos acerca de la mujer conocida como la Reina del Marfil y de qué está siendo acusada exactamente?

Mujer de negocios

Originaria de Pekín, Yang estuvo por primera vez en Tanzania en la década de 1970.

Era una de las primeras estudiantes chinas graduadas en idioma suajili y trabajó como traductora para Tazara, el proyecto ferroviario de Tanzania-Zambia que China ayudó a financiar y construir.

De acuerdo con el diario China Daily, luego de que el ferrocarril fue terminado en 1975 regresó a Pekín para trabajar en el departamento de comercio exterior del gobierno.

Yang ha vivido en Tanzania desde la década de 1970 y desde entonces inició una vida de negocios de alto perfil.

Ahí estuvo hasta 1998, año en que decidió iniciar negocios en Tanzania. De hecho, inició dos.

Rentó un edificio de dos plantas en el centro de Dar es Salaam, donde abrió un restaurante chino en el piso de abajo y creó una empresa de inversiones, Beiging Great Wall Investment, en el piso superior.

El restaurante había sido exitoso, pero en 2014 Yang le dijo al China Daily: "Ahora no cuento al restaurante como un negocio para hacer dinero. En cambio lo veo como un lugar donde la gente de China y Tanzania se comunica, hace más amigos e intercambia información".

Yang habla de sus lazos con Tanzania, tanto físicos como emocionales. Su hija se llama Fei, el primer caracter de la palabra África en mandarín.

En 2012 fue secretaria general del Consejo de Negocios China-África de Tanzania.

"Sé que debería haberme retirado, pero siempre pienso que mi ventaja lingüística y mis contactos pueden ayudar a mucha gente china y tanzana a incrementar la confianza mutua, no quiero detenerme. Yo misma soy el mejor ejemplo de la amistad China-Tanzania", dijo en 2014.

Su arresto

Pero al mismo tiempo, dicen los investigadores, Yang fue una jugadora importante en la oscura relación que se desarrolla entre Tanzania y China: el comercio ilegal de marfil.

Ella fue clave como contacto entre los cazadores furtivos de África oriental y los compradores en China durante más de una década, según los investigadores.

La Unidad Nacional y Transnacional de Investigación sobre Delitos Graves de Tanzania siguió los pasos de Yang durante más de un año.

Fue arrestada luego de una persecución a alta velocidad en octubre de 2015 y acusada de traficar marfil entre 2000 y 2014.

Los elefantes en Tanzania se han visto amenazados por la caza ilegal, al igual que ocurre en el centro y oriente de África.

Los cazadores y traficantes de marfil amenazan la existencia de elefantes en África central y oriental. Tanzania perdió más del 60% de sus elefantes entre 2009 y 2014.

El rol de los compradores chinos en esto es apenas una sorpresa: la demanda de marfil en China es alta debido a que se usa en ornamentos e incluso en la medicina holística.

"Intocables"

La mayoría de las veces los arrestos son de traficantes pequeños, por lo cual la detención de Yang Fenglan fue celebrada por grupos de conservación.

"Es la noticia que todos habíamos estado esperando desde hace años", dijo en octubre Andrea Crosta, cofundadora de la Liga de Acción por el Elefante, que tiene su sede en Estados Unidos.

"Tenemos que poner un fin a la época de los intocables si queremos salvar al elefante".

China es uno de los grandes consumidores de marfil de Asia por su uso en amuletos y en la medicina tradicional.

La Liga dice que Yang está "vinculada con varias compañías extranjeras, todas de propietarios chinos, y con los círculos de ciudadanos chinos que viven y trabajan en Tanzania".

"Cuando pensamos en un capo, pensamos en alguien como Al Capone", dice Crosta. "Pero en este caso era alguien que se mezclaba con la élite".

Yang niega los cargos en su contra.

De ser hallada culpable, puede enfrentar más de 30 años de prisión.

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