AFP

El submarino argentino desaparecido hace diez días con 44 tripulantes sigue sin ser localizado en la zona del Atlántico Sur donde se detectó una explosión, mientras cuestiones operativas retrasaban este sábado el envío de equipos rusos de rastreo y estadounidenses de rescate en profundidad.

"No hay indicios a pesar de todo el esfuerzo" que realizan 13 países en el área de operaciones, dijo el portavoz de la Armada, capitán de navío Enrique Balbi, en conferencia de prensa en Buenos Aires.

En el puerto de Comodoro Rivadavia (1.750 km al sur de Buenos Aires) se alista equipamiento ruso y estadounidense para rastrear en una zona "de entre los 200 y 1.000 metros de profundidad, el área de mayor probabilidad de hallarlo", agregó.

Sin embargo, cuestiones operativas pueden demorar varios días el despliegue del teledirigible ruso en el que se depositan ahora las esperanzas de ubicación.

También está demorada la partida de una cápsula de rescate estadounidense que será transportada por el buque noruego Sophie Siem, acondicionado especialmente en el puerto de Comodoro.

El portavoz precisó que el "ARA San Juan" no llevaba torpedos al descartar una eventual explosión de material propio. También descartó un ataque.

Este sábado las condiciones climáticas eran buenas, pero empeorarán el domingo.

Desconsuelo y esperanza 

La noticia sobre la explosión ocurrida en la ruta que seguía el "ARA San Juan" entre Ushuaia (extremo austral) y Mar del Plata (400 km al sur de Buenos Aires) tres horas después de su último reporte a la base, llenó de desconsuelo a los familiares, muchos de los cuales dan por muerta a toda la tripulación.

Otros siguen esperanzados en un milagro y aguardan noticias en la base naval de Mar del Plata, convertida en un altar para los 44 marinos en cuyo frente hay rezos colectivos, mensajes y banderas.

Tres tripulantes se salvaron de la tragedia. Uno porque no abordó y otros dos porque debieron ser desembarcados por cuestiones urgentes en un puerto intermedio, reveló Balbi.

Este sábado un grupo de 40 familiares agradecieron el apoyo de unas 300 personas que se reunieron a las puertas de la base naval de Mar del Plata.

"Nos dan esperanza. Sigo pensando y tengo fe en que mi hermano está bien como sus 43 compañeros", dijo Marta, hermana del tripulante César Vallejo.

Su madre, Zulma Sandoval, opina que pese a la explosión "no está dicha la última palabra".

Su marido, Oscar, veterano de la Guerra de Malvinas, admite que aunque esperanzado, se quiebra cuando está sólo.

Algunos familiares reaccionaron con furia y señalaron como culpable a la Armada. "Nos mintieron", dijo Itatí Leguizamón, esposa de un tripulante.

Otros mantienen el respaldo a la fuerza como Luisa Rodríguez, madre del tripulante Ricardo Alfaro.

"A las Fuerzas Armadas hay que apoyarlas en esto porque ellos no tienen la culpa. El Estado es el que tiene la culpa, los malos gobiernos después de (la guerra de) Malvinas (1982) que no se ocuparon de dar el presupuesto para renovar toda la flota", dijo.

La Armada se niega a dar por muerta a la tripulación. "Estamos todavía en una etapa de esperanza y desesperanzas", afirmó Balbi.

Mancomunados

Rusos y estadounidenses trabajan a contrarreloj en Comodoro.

El avión ruso Antonov trajo el teledirigle a Comodoro Rivadavia el viernes.

Dos buques argentinos van hacia allí. "Se van a repartir el embarque de este equipamiento ruso", indicó Balbi.

Un buque ruso "Yantar", de apoyo al teledirigible, llegará a principios de diciembre.

El minisubmarino de rescate de Estados Unidos se embarcará, en tanto, a bordo del buque noruego Sophie Siem en cuya cubierta trabajó un ejército de soldadores para abrir un enorme agujero.

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