Los 133 cardenales electores vuelven este jueves a la Capilla Sixtina para el segundo capítulo del incierto cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco en medio de profundas fracturas en la Iglesia católica.

Los dos últimos cónclaves, que llevaron a la elección de Benedicto XVI en 2005 y al primer papa latinoamericano en 2013, se resolvieron en sólo dos días, con 4 y 5 rondas de votación respectivamente.

Pero la decisión de los purpurados, guiados según la tradición por el Espíritu Santo, parece más complicada. El pontificado reformista del jesuita argentino generó fuertes divisiones en el seno de la Iglesia.

Francisco creó alrededor del 80% de los cardenales electores, sin embargo los "bergoglistas", que defienden una visión de la Iglesia más abierta, y los conservadores deben llegar a un acuerdo sobre el 267º pontífice.

El miércoles por la noche, en la primera votación, ningún nombre alcanzó la mayoría de dos tercios (89 votos) necesaria para encender la fumata blanca, que anuncia el "Habemus papam". Sin sorpresas, fue negra.

"No importa que el humo sea negro, demuestra que el Espíritu Santo está trabajando", expresó entonces James Kleineck, un turista de 37 años de Texas. "Pronto habrá otras votaciones (en el cónclave), tendremos nuestro papa".

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