El gobierno de Tailandia decretó la madrugada de este jueves el estado de emergencia por las protestas contra el Gobierno que cercaban la sede de la Presidencia y las autoridades procedieron a disolver la manifestación y arrestar a algunos de sus líderes.

Las autoridades prohibieron las reuniones de más de cuatro personas y la publicación de noticias que puedan dañar la seguridad nacional, conforme al anuncio de las nuevas medidas televisado por el canal público.

Miles de los manifestantes prodemocráticos salieron el miércoles a las calles del casco histórico de Bangkok para pedir la dimisión del Gobierno y reformas para limitar el poder de los militares y la monarquía, este último un tema muy controvertido en el país.

La protesta, que coincidió con el aniversario de la revolución estudiantil de 1973, fue generalmente pacífica y registró un gesto inédito de rebeldía cuando los manifestantes cercaron el paso de la caravana de coches donde viajaban miembros de la casa real, entre ellos la reina Suthida.

La imagen de ese cara a cara contrasta con el pasado reciente, cuando los tailandeses se arrodillaban ante el paso de la caravana real.   

Medidas entran en vigor de manera inmediata

El Gobierno justifica el estado de emergencia para terminar con las protestas, que comenzaron en julio y ganan fuerza, y para mantener la paz y el orden.

Tras publicarse las medidas, que también entraron en vigor de manera inmediata, la Policía comenzó a dispersar a centenares de manifestantes que pasaban la noche frente a la sede del Ejecutivo y, según informa el grupo Thai Lawyers for Human Rights, arrestaron al menos a tres de los líderes de las manifestaciones.

La principal demanda de las protestas es la dimisión del Gobierno, encabezado por el general golpista Prayut Chan-ocha, y una nueva Constitución, ya que la actual fue redactada por la antigua junta militar (2014-2019), además de reducir la influencia del Ejército en la política.

La demanda más controvertida es la reforma de la monarquía, un tema tabú hasta hace poco por el gran respeto que ha inspirado la institución y la ley de lesa majestad, que prevé penas de hasta 15 años de cárcel para quien critique a la corona.

El monarca Vajiralongkorn, que pasa gran parte de su tiempo en Alemania, llegó el fin de semana pasado para participar en ceremonias religiosas y el aniversario por la muerte de su padre, el venerado Bhumibol Adulyadej, fallecido el 13 de octubre de 2016.

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