Donald Trump realizó elaborados esfuerzos para cubrir rastros mientras tenía múltiples aventuras extramatrimoniales, de acuerdo a un incendiario artículo de The New Yorker, escrito por Ronan Farrow.

La historia se basa en gran medida en el relato de primera mano de Karen McDougal, una ex playmate (conejita) de Playboy, que relata su relación consensuada con el actual presidente antes de ser elegido. La Casa Blanca calificó el informe de "noticias falsas", respuesta ya habitual a historias poco favorecedoras.

 Farrow obtuvo una carta manuscrita de ocho páginas de un amigo de McDougal donde ella detalla su relación. McDougal confirmó que es su letra la de la carta.

La prensa especulaba sobre la última investigación de Farrow desde que se supo que estaba preparando un profundo reportaje sobre conducta sexual inapropiada  entre los poderosos.  Farrow, junto a los periodistas del New York Times, Megan Twohey y Jodi Kantor, ayudaron a descubrir las supuestas décadas de hostigamiento y abuso sexual de Harvey Weinstein.

La historia puede atraer atención no por la revelación de que el presidente Trump estuvo involucrado en una aventura antes de ser electo, sino por la presentación de detalles de cómo mantuvo esas relaciones en sigilo y cómo intentó comprar el silencio de las mujeres con que se involucró. Un elemento central de estos esfuerzos fue la estrecha relación que mantuvo Trump con American Media, Inc., grupo editorial del tabloide National Enquirer.

La publicación pagó a McDougal $150.000 dólares por los derechos exclusivos de la historia de su aventura con Trump, pero nunca la publicó. También la contrató para escribir una columna sobre fitness.

El reportaje dice, además, que el tabloide volvió a contactar a McDougal para extender su acuerdo luego de que se conociera que Stormy Daniels había sido pagada para no discutir su supuesto romance con el presidente.

"Me quitaron mis derechos", le dijo McDougal a Farrow. "En este punto, siento que no puedo hablar de nada sin meterme en problemas (legales), porque no sé de lo que se me permite hablar. Temo incluso mencionar su nombre (Trump)".

Durante la aventura, Trump también se tomó el trabajo de evitar dejar registros en papel. Cuando McDougal viajaba, se pagaron reservaciones y vuelos antes de cualquier reembolso.

Trump estaba obsesionado con McDougal y le enviaba artículos sobre sus negocios y la llenaba de mercadería de sus campos de golf, según el artículo de Farrow. El affair de nueve meses con McDougal terminó en abril de 2007. Trump estaba casado con su esposa actual, Melania, durante ese tiempo.

Las supuestas infidelidades de Trump han sido de conocimiento público durante años, y su estrecha relación con AMI y su jefe, David Pecker, también han sido objeto de artículos, pero la historia de Farrow implica que el Enquirer funcionó como una fachada de protección para el presidente. Jerry George, un ex editor senior de AMI, le dijo al New Yorker que la compañía nunca publicó nada sobre Trump sin su aprobación.

Pecker también mantuvo una estrecha relación con Weinstein, y se ofreció a comprar derechos sobre la historia de uno de sus acusadores como un posible medio para silenciarla, según un informe del New York Times. 

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