Los chats entre la diputada del Partido Comunista (PC) Karol Cariola y la exalcaldesa de Santiago Irací Hassler por el Caso Sierra Bella, pusieron en la palestra a Carlos Frings, a quien la parlamentaria calificaba como un “empresario amigo”.

Si bien Cariola intentó ser la intermediaria para que Frings se reuniera con la entonces alcaldesa de Santiago, el nombre del empresario llamó la atención cuando distintas municipalidad como Ñuñoa, Recoleta y La Reina lo reconocieron como un comerciante que tenía negocios con ellos, principalmente por la instalación de publicidad en sus espacios. 

Si bien Frings comenzó instalando propaganda política, parte de su negocio también era comprar espacios publicitarios a través de su empresa, por la que hoy está siendo investigado. 

El alcalde de Ñuñoa, Sebastián Sichel, acusa que Frings habría obtenido contratos a bajo precio con la entidad, y sin licitación de por medio, por lo que entregó información a la Contraloría General de la República, y presentó una querella.

“Nos dimos cuenta que aquí, en esta comuna, también había operado de forma monopólica y sin competencia (...) todos los carteles de esta comunas, que se los adjudicó sin ninguna licitación y, por lo tanto, paga un precio bajo por el uso de estos carteles, y no sabemos cuánto más podría recaudar la municipalidad si es que efectivamente vamos a licitar estos espacios que son vitales”, acusó Sichel. 

En los últimos meses distintos municipios retiraron los permisos a Frings por el no cumplimiento de los contratos a los que suscribían, y acusan millonarias deudas. 

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