Han surgido nuevos antecedentes en la investigación contra el exsubsecretario del Interior, Manuel Monsalve, quien fue formalizado por los delitos de violación y abuso sexual.
De acuerdo a lo que consigna La Tercera, uno de los testigos clave en este proceso ha sido Ricardo Lillo, exasesor en el equipo de Monsalve y militante del Partido Socialista, quien declaró ante Contraloría a mediados de diciembre. Lillo formaba parte del mismo grupo de trabajo que la denunciante y fue también su expareja.
El citado medio recogió la declaración de Lillo respecto a los días previos a la denuncia, donde dio cuenta del extraño comportamiento que habría adoptado Monsalve tras los hechos.
Antes de reunirse con Monsalve, la víctima "temía que la iban a despedir"
“El viernes anterior a que esto ocurriera, nos juntamos post almuerzo, y estaba preocupada porque la habían citado a una reunión. Temía que la iban a despedir, porque sentía que estaba mal evaluada (...) Siempre (la denunciante) pensó que el almuerzo era laboral”.
Tras la cena que la mujer sostuvo con Monsalve el 22 de septiembre, Lillo señaló que la vio “desbordada”. Al principio, ella no reveló con quién había estado, sino que solo dijo frases inconclusas como “‘pasó algo horrible’, ‘no te lo vas a creer’, ‘cuando desperté estaba al lado mío’, ‘no me acuerdo de nada’”.
"Él no fue, es más arriba": El momento en que la víctima habría identificado a Manuel Monsalve como su agresor sexual
Lillo insistió para que la joven buscara ayuda médica y psicológica. “En algún momento, como a las 18.00, le pedí que volviéramos a conversar. Le dije que fuera al Servicio de Médico legal, que tomara una pastilla del día después porque me dijo que el hombre no se había cuidado, y que necesitaba asistencia psicológica y médica. En ese momento escuchamos a Gustavo afuera de la capilla, a lo que la miró con sigilo, y me dice, ‘él no fue, es más arriba’. Con eso asumí que se trataba de Monsalve. La abracé”.
Se encargó de cuidar a la denunciante durante sus reuniones con Monsalve
Al día siguiente, la denunciante le entregó detalles de lo ocurrido, motivo por el cual Lillo se convirtió en una suerte de “guardia” durante sus reuniones con Monsalve. “Él la llamaba a tener reuniones. Sé que en prensa dicen que hubo dos reuniones, pero estoy casi seguro que fueron tres, dos de ellas entiendo que fueron estrictamente laborales. En la tercera reunión hablan del caso. Creo que esto fue el día de su cumpleaños, el 2 de octubre. Estas tres reuniones yo las vi. Yo me quedaba como haciendo la guardia. Ella iba al baño post reuniones y luego me acercaba para saber cómo estaba”, contó.
Monsalve le habría ofrecido disculpas a su víctima en el día de su cumpleaños
Respecto a ese encuentro en el cumpleaños, Lillo dijo que Monsalve le habría ofrecido disculpas.“Ella le preguntó que por qué no la fue a dejar a la casa, que ella no hubiera querido estar en el hotel y que le interesaba saber qué había pasado en la noche, porque ella no hubiera consentido nada. Luego de eso, Monsalve se habría tomado las manos en la cara y habría pedido disculpas”.
El notorio cambio en el comportamiento de Monsalve tras el presunto abuso sexual
Lillo también describió un cambio notable en el comportamiento del subsecretario después de enterarse de la denuncia: “El haberme enterado antes sirvió para darme cuenta que Monsalve empezó a actuar más errático. Monsalve era alguien muy compuesto y que siempre sabía qué decir, pero desde el 25 actuaba como inseguro. El 25, fuimos a la reunión con Orrego y el jefe de PDI, quien cuenta que gracias a las huellas dactilares habían encontrado a una persona acusado por dos hechos de violación. En ese momento, Monsalve, quien siempre era muy compuesto, hizo unos movimientos de mano hacia la cabeza, luego las bajó, luego las volvió a subir, luego apuntó a una de las personas de la reunión, como señal de incomodidad. Él siempre era muy calculado en las reuniones, nunca se descolocaba en ellas, por eso me pareció raro”.
En una siguiente reunión con Senda, Lillo notó comportamientos igualmente atípicos. “Nos quedamos en el pasillo, ella detrás mío, esperando entrar a la reunión, y ahí salió Monsalve. Desde su oficina se nos acerca, para a un metro de distancia y nos pregunta si íbamos a entrar los dos a la reunión, a lo que le dije que sí. Y ahí él dice, ‘sí, está bien’, mientras se aleja. Luego se para, se gira, regresa unos pasos hacia nosotros, vuelve a detenerse, luego se vuelve a girar y entra a su oficina, y sigue diciendo ‘sí, está bien, está bien’, como repitiéndose a sí mismo. Ambas conductas eran muy inusuales en él”.
Finalmente, Lillo comentó que cuando la denunciante salió con licencia médica, Monsalve recuperó su actitud habitual. “El miércoles 9 de octubre, hubo un cambio. Previo a esa jornada Monsalve todos esos días andaba con un suéter, lo que era muy raro porque él era del sur y solía resistir bien el frío. Sé que suena raro, pero era muy extraño. Llega el 9 de octubre y se notó que volvía a ser el Monsalve siempre seguro, como empoderado. (Nombre de la denunciante) ya estaba con licencia. Era volver a ver a Monsalve de antes. Que había habido un switch, que cambió”.