A 20 se elevó el número de casos declarados con coronavirus a bordo del crucero "Diamond Princess" que se encuentra en cuarentena al frente de las costas de Japón. 

Según las últimas informaciones de medios locales, los médicos han evaluado a 273 de las 3.700 personas que se encuentran en la embarcación luego que se diagnosticara la enfermedad a un hombre que bajó del mismo barco en Hong Kong.

Los integrantes de la tripulación y el resto de los pasajeros tendrán que permanecer 14 días sin poder salir del crucero e incluso no pueden salir de su habitación ni visitar ningún área común. Menos bajar a tierra.

Así lo detalló Ximena Paredes, una chilena quien viaja junto a esposo José Luis Muñoz, en el "Diamond Princess" y que describió la situación a El Mercurio.

"Cuando supimos que había 10 personas con coronavirus, entendimos que nos íbamos a tener que quedar", relató la turista chilena.

"El martes en la mañana (hora de Japón) teníamos que llegar al puerto. Pero finalmente se adelantó y llegamos el lunes, como a los ocho de la tarde. Antes de eso hicimos vida normal, da la impresión de que en el barco nunca supieron que subió una persona enferma", recordando el caso del primer contagiado desde Hong Kong. 

"Creo que cuando se enteraron (de que estaba infectado), el barco apuró la marcha y llegó antes al puerto para ser chequeado", agregó. 

Paredes detalló que una persona con mascarilla y guantes es la encargada de llevar desayuno, el almuerzo y la comida hasta su cabina y que el personal del crucero les pidió escribir qué medicamentos e insumos básicos necesitan. 

"No tenemos miedo, acá estamos bien. Sí nos preocupa nuestra familia, que piensen que estamos infectados o algo así", explicó. 

Sobre sus días abordo de la nave, reconoció que se ha sido un periodo de tiempo extenso. "No hay mucho que hacer. Además, yo no hablo inglés y los canales de televisión están todos en inglés o japonés. Hoy (miércoles) pasamos el día ordenando ropa, hablando, escuchando música y chateando con la familia en Chile", indicó.

"Lo desagradable es estar en la habitación. No poder salir, eso es lo peor. Por suerte, las habitaciones son cómodas. Pero después de cuatro o cinco días sin moverte, no sé si sea tan simpático", reconoció. 

Además de Ximena Paredes y de su esposo, hay otros dos chilenos en la embarcación, que pertenecen a la tripulación; y otra compatriota, que no vive en Chile y que está casada con un extranjero. 

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