Luego de que la Corte de Apelaciones confirmara en diciembre el sobreseimiento total y definitivo del sacerdote Felipe Berríos por prescripción de los hechos de connotación sexual que se investigaban en su contra, se dio a conocer una entrevista realizada en 2023 en la que el jesuita abordó en detalle las acusaciones, su defensa y el impacto personal e institucional del proceso.
La entrevista fue realizada por el periodista Cristián Amaya para el sitio Vergara420, de la Universidad Diego Portales, y permaneció inédita hasta ahora.
En ella, el jesuita aseguró que atravesaba “el momento más duro de mi vida”, afirmando sentirse abandonado por la Compañía de Jesús. Junto con esto, cuestionó el rol que tuvo la Fundación para la Confianza en la denuncia presentada en su contra.
El caso se originó en 2022, cuando la Compañía de Jesús abrió una investigación canónica tras considerar verosímiles diversas acusaciones de abuso sexual. Berríos negó los hechos y presentó una autodenuncia ante la justicia civil. En paralelo, el Vaticano inició un proceso administrativo penal.
Berríos y acusación de supuestos hechos cuando denunciante tenía 7 años: "Tenía imágenes sexualizadas con su papá"
En la entrevista, Berríos negó categóricamente las acusaciones y sostuvo que nunca existieron conductas de carácter sexual: “No hubo relaciones sexuales, ni consentidas ni obligadas, no hay desnudos, no hay tocación de genitales, no hay besos ni palabras libidinosas”.
Asímismo, se refirió en particular a la denuncia más grave, que situaba un supuesto abuso cuando la denunciante tenía siete años, en la sacristía del colegio San Ignacio El Bosque . "Ella dice que había una cama y que yo tuve relaciones sexuales con ella, que la violé… pero eso fue rechazado por la investigadora (...) A esa misma cabra, a los 14 años, la mamá la lleva a mi oficina porque había tenido relaciones sexuales con el pololo y estaba angustiada, porque ya no era virgen… y (la menor acusa) que en esa reunión le toqué los muslos, le toqué los brazos… y que le di una palmada en el poto”.
Según el sacerdote, la mujer que lo denunció mantenía tratamiento psiquiátrico y, desde los 10 años, presentaba “imágenes sexualizadas con su papá… y con un empleado de la casa del abuelo”.
En ese contexto, sostiene que transcurridas más de dos décadas la denunciante “va a la Fundación para la Confianza y ahí le meten en la cabeza que es conmigo”. A partir de esos antecedentes, Berríos afirma estar convencido de que la acusación fue planificada con anticipación, al menos durante ocho meses previos a su presentación formal. En esa línea, recuerda que “(José Andrés) Murillo le dijo a un periodista que estaban haciendo una investigación que va a ser una bomba para la iglesia chilena, que con esto la vamos a callar”.
Quiebre con la Compañía de Jesús: "Me abandonaron y deshonraron públicamente"
Durante la conversación, el sacerdote relató el impacto emocional que le provocó el trato recibido por la Compañía de Jesús y compartió extractos de una carta dirigida al superior general de la orden, Arturo Sosa, en la que solicitó su renuncioa. En ella expresó sentirse “maltratado y deshonrado públicamente”, señalando que nunca recibió apoyo ni el beneficio de la duda por parte de la congregación.
“No he cometido los hechos que se me imputan. Nunca he abusado de una sola persona (...) No puedo seguir siendo parte de un grupo que en todos estos meses nunca me preguntó cómo estaba, que me maltrató y desconfió de mí”, escribió en esa misiva
En el documento agregó: "Cuando más necesité del apoyo de la Compañía, la Compañía me abandonó. Y aún más, me deshonró públicamente a través de los medios de comunicación social. No ha habido una sola palabra de compromiso con mi persona. No parece que sea yo alguien que pertenezca a la Compañía, todo lo contrario, yo soy su enemigo".
“Si yo fuera un abusador, esta cuestión habría sido repetitivo en el tiempo”, señaló el sacerdote.
La entrevista entrega por primera vez la versión detallada de Berríos respecto de las acusaciones y de su salida de la Compañía de Jesús, antecedentes que hoy adquieren nueva relevancia tras las recientes resoluciones judiciales y eclesiásticas que pusieron fin a su causa.