Las noticias ocurridas en Europa estremecieron al mundo: varios hogares de ancianos terminaron con una buena parte de sus integrantes muertos. En espacios donde viven tantas personas, en un número limitado de metros cuadrados, la posibilidad de contagio del Covid 19 es sumamente alta, pero también ocurrió que quienes los cuidaban comenzaron a enfermarse, algunos de ellos huyeron por temor a contagiarse, y otros que se contagiaron decidieron no volver a los hogares. Los ancianos murieron en el abandono. 

En Chile, autoridades y representantes del mundo privado han mirado con atención este problema, que se percibe muy complejo, considerando las cifras afuera, donde los porcentajes de muertes vinculados a adultos mayores en residencias respecto al total de fallecidos fluctúa entre el 30% y el 50%, y en donde el drama y vulnerabilidad ha sido total. 

Una de las primera iniciativas fue el fondo de emergencia impulsado por la Confederación de la Producción y el Comercio, donde se apostó por apoyar un proyecto de la Asociación Chilena de Seguridad que buscaba hacer frente a esta situación. “Nos hicimos cargo de apoyar fundaciones a lo largo de Chile que están a cargo de la protección de nuestros viejos, en residencias del Senama, en la calle y sus casas, con telemedicina, medicina preventiva, con elementos de protección, reforzamiento de presupuesto de cuidadores, más contratación de personal cuando es necesario y traslado de hogares de seguridad, si existe algún caso de contagio, explica a t13.cl Juan Sutil. 

Fue así como el empresariado desembolsó $ 5.100 millones, y donó 190 mil test. El Estado, por su parte, entregó otros $ 8.000 millones, con el objeto de intentar poner freno a los contagios de ancianos y cuidadores que, como viven hacinados, tienen mayor probabilidad de contagio, considerando además que este grupo tiene bajas defensas y otras enfermedades de base. 

“Este es el grupo de población con mayor tasa de mortalidad, y por tanto requieren mayor atención, sobre todo los que se encuentran en residencias de larga estadía, que están desvinculado de sus familias, con enfermedades prexistentes, y donde hay riesgo de contagio sobre todo a través de los cuidadores”, agrega Paulo Egenau, director social nacional de Fundaciones Hogar de Cristo. 

Los ejes de acción

Con esos recursos sobre la mesa, un grupo multidisciplinario liderado por Cristóbal Prado, gerente general de la Asociación Chilena de Seguridad, el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), la Presidencia y la consultora McKinsey han participado -junto al Hogar de Cristo y la Fundación las Rosas, entre otras instituciones- a apoyar hogares sin fines de lucro y formales que son 227 centros, que agrupan a 8.000 adultos mayores en estado de vulnerabilidad y en donde trabajan 4.000 funcionarios, con varios ejes de trabajo. 

El primero tiene que ver con la prevención: han distribuido mascarillas, guantes, cubrezapatos y pecheras a los cuidadores, a quienes les repartieron infografías con los cuidados que debían tener, y con un estricto control de acceso de cada uno de ellos cuando ingresan a los hogares, porque la experiencia internacional muestra que es por lejos la principal vía de contagio para los ancianos. 

Por lo mismo, pusieron foco al testeo preventivo y reactivo: en este primer mes han realizado más de 3.200 PCR a los funcionarios, lo que les ha permitido tener una cifra de 1% de cuidadores infectados, y que rápidamente han sido aislados. En los próximos días, comenzarán a aplicarles tests rápidos, 1 vez cada tres días, al total de ellos, para ir midiendo sus anticuerpos, y tener claridad cuando pueden volver, considerando que en Francia e Italia muchos viejos murieron porque nadie los fue a cuidar.  

Además, cuando un anciano manifiesta algún tipo de síntoma, se le hace el examen PCR, el rápido no sirve para este grupo, porque se necesita mayor precisión. El problema es que hoy en Chile existen restricciones de procesamiento de PCR, por falta de reactivos y capacidad de procesamiento. Considerando esta limitante intentar replicar una técnica que se desarrolló en Israel con muchísimo éxito. Se llama pooling y consiste básicamente “que vas y sacas una muestra a un determinado grupo del total de ancianos. Por ejemplo, si hay 50 en el hogar, les tomas a 8. E integras el total de esa muestra en un solo procesamiento. Si sale negativo indica que todos están sanos. Y si sale positivo, ahí le haces el PCR a cada uno, lo que permite menor nivel de procesamiento y un uso más eficiente de recursos”, explica Cristóbal Prado, gerente general de la ACHS. 

El problema es que el Ministerio de Salud aún no aprueba el proceso con un efecto importante: los laboratorios privados no pueden procesar esa “muestra grupal”, que ya tiene varios pilotos en Chile, si no tiene esa autorización. “Es una buena manera de enfrentar el virus, o por lo menos la propagación entre estos grupos que viven hacinados. Los PCR preventivos serían estratégicos en esta población de superriesgo”, agrega Prado.    

Casas Covid

En los hogares ya fallecieron 36 ancianos a lo largo de Chile, producto del coronavirus, que es el 10% del total de personas que ha muerto en el país. Es el segmento más crítico, y por lo mismo este plan considera un eje de monitoreo clave para impedir que las urgencias terminen lamentándose. Por lo mismo, desarrollaron una plataforma tecnológica para llevar un registro de todas las materias en los distintos centros: control de stock, para poder abastecerlos apenas se requiera, y poder verificar que las guías de seguridad se estén cumpliendo. “A través de la plataforma los directores de los centros nos informan además, el estado de salud de los adultos mayores, para poder reaccionar ante sucesos críticos”, explica Prado, quien asegura que “entramos a ganar el partido, y cuando partimos ‘jugando’ nos dimos cuenta que la situación era tan delicada que la idea ha sido no perder por goleada”.  

Como saben que el escenario que enfrentan quienes viven solos es también un frente complejo, están analizando cómo apoyar a los 50 mil ancianos vulnerables que viven solos, y que son parte del 40% más pobre de la población.  

El frente del aislamiento es clave en esta estrategia. Por lo mismo, ya realizaron un catastro de los 227 hogares y definieron cuáles son los hogares más aquejados en materia de densificación. En cada uno de los más colapsados han creado “residencias espejo” para poder así dividir a los grupos más sobrepoblados, apoyados por Schoenstatt, el Senama y la Caja Los Andes que han compartido sus casas y en donde han instalado personal de cuidado y montado el aparataje para que sea como cualquier otro hogar. 

En segundo lugar diseñaron “casas de covid positivo”, para todos los ancianos que se han contagiado y deben ser aislados de la población sana, que son aproximadamente 300 personas incluido los cuidadores que han dado positivo, en un plan que intenta que el drama vivido en Europa no se repita en Chile.  

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