Por Lorena Ferraro y Sandra Burgos

El martes pasado, Rodrigo Valdés llegó al comedor de los senadores de la Nueva Mayoría. La cita tenía un contexto especial: un días antes, en la comisión mixta de Presupuesto, el ministro de Hacienda había recortado la proyección de crecimiento para este año a 1,75%. En marzo pasado ya había reducido la cifra a 2%.

El secretario de Estado tomó la palabra en la reunión para explicar el deprimido escenario económico y la forma en que el gobierno de Bachelet lo enfrentará. Aunque en ocasiones anteriores y de manera pública Valdés ha insistido en cuidar los recursos escasos y evitar presiones en el gasto, su intervención del miércoles fue comentada por algunos senadores, quienes dicen que se transformó en lo más parecido a un “rayado de cancha”, cara a cara, del jefe de Hacienda a los parlamentarios oficialistas.

Valdés fue directo: dijo que necesitaba “contención” a la hora de solicitar recursos en la discusión presupuestaria para el próximo año, que ya comenzó internamente en el Ejecutivo.

A varios llamó la atención que Valdés centrara parte de su análisis en comparar las condiciones económicas que él enfrenta hoy con las que tuvo el entonces ministro de Hacienda del primer gobierno de Bachelet, Andrés Velasco.

"Sinceró la situación económica del país, que no hay espacio para que se pidan muchos recursos y que a él le ha tocado el peor momento económico de los últimos gobiernos", explica uno de los senadores presentes.

En concreto, la alusión de Valdés a Velasco apuntaba a que hoy "no tiene el mismo ingreso fiscal" que en el gobierno anterior, considerando las actuales cifras de crecimiento y precio del cobre, por lo cual es imposible generar un nivel de gasto abultado, como hizo su antecesor, aplicando un enfoque marcadamente “contracíclico”.

Así, aludió a que durante la crisis financiera del 2008-2009, Velasco utilizó cerca de US$ 9 mil millones del Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES), lo que le permitió aumentar el gasto en 16,5% en el presupuesto de 2009.

Dicho colchón fiscal, según explicó en su momento el propio Velasco, le permitió "realizar sin problemas las capitalización de Codelco, las ayudas a las Pymes, la entrega de bonos, entre otras medidas para enfrentar la crisis económica". Diseño que ayudó a que Bachelet sorteara la crisis y culminara su mandato con altas cifras de respaldo en las encuestas.

En su intervención de este martes, Valdés mencionó que él maneja la alternativa también de retirar recursos del FEES, aunque para sustituir deuda.

Y enfatizó que entre las dificultades que tiene para un abultado gasto fiscal como el que realizó Velasco está el actual precio del cobre.

Según cifras de la Dipres, en el primer gobierno de Bachelet los ingresos del cobre fueron el 34,2% de los ingresos totales de 2006; 31,9% el 2007; 23,6% el 2008 y 13% el 2009. En este período, las cifras fueron de 9,1% el 2014, el estimado para el 2015 fue de 6,5% y la proyección para 2016 es de 4,3%.

"Fue un rayado de cancha muy pedagógico, de que ahora que se viene el presupuesto no puede haber solicitudes de mayores gastos, considerando el escenario económico", señala otro parlamentario que participó de la reunión del martes.

Espaldas de La Moneda

Un par de horas después de almorzar con los senadores, Valdés llegó a la comisión de Hacienda de la Cámara Baja, donde había altas expectativas sobre una respuesta del ministro por los plazos para alcanzar la gratuidad universal en educación superior. Esto, luego de que en la víspera la titular de Educación, Adriana Delpiano, asegurara que su par de Hacienda entregaría el cálculo.

La respuesta del ministro, sin embargo, sepultó las expectativas. Argumentando que la gratuidad después del 2017 irá de la mano del crecimiento económico, calificó como un "ejercicio inconducente ponerle tiempo" y que "el plazo como calendario no tiene sentido".

"El presupuesto del próximo año va a ser muy estrecho, en que vamos a hacerlo lo más ciudadano posible, va a tener ciertamente la educación en el centro como prioridad pero la verdad es que muchos ministerios van a tener que estar bastante restrictivos (...) Es una realidad, tenemos menos ingresos con este precio del cobre más bajo y este crecimiento más bajo", agregó después de la cita, ante consultas de la prensa.

Las definiciones del ministro no pasaron inadvertidas en el oficialismo. En la Nueva Mayoría también habían advertido el respaldo que había recibido el jefe de Hacienda el día anterior en La Moneda, después de un extenso consejo de gabinete.

"Hemos dicho que probablemente tengamos un presupuesto más restrictivo el 2017. Y lo que la Presidenta nos ha pedido es que colaboremos con el ministro de Hacienda para que esa responsabilidad en la construcción del Presupuesto 2017 se materialice", señaló a comienzos de semana el vocero de Gobierno, Marcelo Díaz, tras la reunión de la Presidenta con el equipo de ministros.

Algunos que participaron en dicha reunión aseguran que la intervención de la Mandataria estuvo centrada en el escenario económico y completamente alineada con el titular de Hacienda.

Mientras Bachelet solicitaba a los ministros analizar en qué áreas de sus carteras se podía "apretar" sin afectar las tareas "comprometidas" por el Ejecutivo, Valdés -sentado al frente de ella en el largo mesón de la sala de consejo de gabinete-, pedía a sus pares definir entre lo prioritario y postergable.
Y la semana cerraría con una nueva señal en su favor, esta vez pública y explícita, por parte de la Presidenta.

En una gira a Arica, en la que también participó el titular de Interior, Mario Fernández, tras una reunión de gabinete regional, Bachelet abordó de nuevo el escenario económico. "Los ministros todos han hecho sus planteamientos, entregado sus lineamientos, incluyendo por supuesto las recomendaciones y formulaciones del ministro de Hacienda, en términos de la formulación del Presupuesto 2017, responsable y con gran foco en el crecimiento de la economía", dijo.

Ante las señales de Bachelet en favor de Valdés, en La Moneda niegan cualquier giro de la Presidenta, pese a las lecturas instaladas en la Nueva Mayoría, que apuntan a que el titular de Hacienda ha estado debilitado políticamente -tras una derrota en la negociación por la reforma laboral y la salida de Jorge Burgos de Interior- y a que la presión del ala izquierda por el cumplimiento del programa y el avanzar en las reformas tiene más llegada a Presidencia.

De todas maneras, se admite que en La Moneda está “muy encima de la mesa el hecho de que ningún gobierno resiste más de dos ministros de Hacienda”, en alusión a que serían demasiados los costos de una eventual salida de Valdés, considerando que la remoción de su antecesor, Alberto Arenas, ya fue inédita desde el retorno a la democracia.

Otras fuentes comentan que tanto Valdés como su par de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre, han sido insistentes ante Bachelet en la importancia de mantener el equilibrio fiscal recurriendo al ejemplo de Brasil: uno de los orígenes de la crisis que enfrenta Dilma Rousseff -más allá del escándalo de sobornos en Petrobras- fue el mal manejo de las finanzas públicas, que violó normas fiscales, maquillando el déficit presupuestal.

Elecciones y discrepancias

El enfoque defendido por el ministro de Hacienda, sin embargo, genera dudas en algunos sectores del oficialismo.

La bancada de senadores del PS trabaja por estos días en una propuesta de "Política Pública Pro Crecimiento y Desarrollo".

De acuerdo a un borrador al que accedió T13.cl, los senadores socialistas dicen ver “con preocupación un cierto grado de inacción por parte de las autoridades económicas, basada en un diagnóstico que enfatiza la recuperación de la confianza empresarial y la disminución del déficit fiscal estructural".

Así, los parlamentarios piden un enfoque más agresivo en términos de inversión por parte del Estado. "La desaceleración continuada requiere mantener, a todas luces, una política contracíclica para evitar el deterioro paulatino pero sostenido de la situación general y de las finanzas públicas", se lee en el texto.

"Difícilmente los partidos que hoy apoyamos al gobierno tendremos éxito político en las próximas elecciones si la economía sigue su camino hacia el estancamiento. El discurso de los partidos y personeros de la derecha no desconocen este elemento y de ahí su insistencia de obtener 'el equilibrio fiscal' en el corto plazo, buscando evitar así la adopción de políticas contra cíclicas por parte del gobierno", plantean los senadores.

En la bancada PS admiten que su postura marca matices con la de Valdés, por lo que anticipan tensiones con Hacienda.

Presupuesto austero, pero con apoyo a la inversión 

El protagonismo de Valdés en la agenda nacional partió el lunes con su performance en la comisión Mixta de Presupuesto. Tras el Consejo de Gabinete, Valdés ajustó las proyecciones de crecimiento por segunda vez en tres meses, pasando de 2% a 1,75%.

Los agentes económicos ya venían anticipando lo que diría Valdés. Semanas antes había anticipado que los ingresos se estaban ajustando, que el endeudamiento ya no podría seguir aumentando y que, por lo tanto, había que frenar cualquier aspiración de nuevas reformas o movimientos que implicaran el aumento del gasto. El lunes las ideas se tradujeron en cifras y gráficos.

Con ese duro diagnóstico, Valdés insistió en que se concentraría en reducir el déficit fiscal en 0,25% por año e instó, con ese mismo fin, a debatir el uso de fondos soberanos. Eso implica usar los recursos del Fondo de Estabilización Económica y Social (Fees), pero eso si para reemplazar deuda y no para ocupar esos recursos en mayor gasto.

Con ello, también dejaba por sentado que el presupuesto 2017 tendría un crecimiento cercano al 3% y que los ministerios tendrían que ajustar sus presupuestos para cumplir con la cifra. Así, se mostró infranqueable en su teoría de que el orden de las finanzas públicas es uno de los principales activos con que hoy cuenta el país. 

Pero a Valdés no sólo le basta con mantener las finanzas públicas a raya. De hecho, las críticas de algunos sectores de la Nueva Mayoría apuntan a que es necesario que el gobierno, impulse mecanismos que apoyen el crecimiento y el empleo, enfocando el gasto en ello.

De hecho el PS ha sido duro en eso, instando a Hacienda a elevar la inversión pública en vivienda y Obras Públicas, con proyectos que impulsen la inversión.

Este viernes la presidenta hizo un guiño a su partido. En Arica dijo que una prioridad será orientar la inversión pública. Valdés, que la acompañó en la gira al norte, ahondaba en la materia y ponía en la agenda los conceptos: “gastar bien” y “apoyar al sector privado a buscar proyectos”.

Tras esas declaraciones, la pregunta que comenzó a circular en el ambiente económico y político, es qué tan compatibles son las palabras del gobierno respecto a impulsar la inversión pública de cara al presupuesto que viene.

Ante ello lo que se estima es que Valdés aplicará nuevamente el bisturí. El presupuesto contempla  gasto corriente (personal de sector público, las remuneraciones, gasto administrativo) e inversión. Esto último es precisamente de lo que habla la presidenta.

Como el gasto corriente –se lleva el 80% del presupuesto-, es más difícil de manejar, lo que se prevé es que crecerá la inversión en aquellos ministerios que son generadores de empleo y que tienen incidencia en el crecimiento, es decir, Obras Públicas y Vivienda. Los otros ministerios deberían contraer sus inversiones para permitir que se eleve en estos otros dos ministerios.

Varios apuestan a que será la fórmula de Valdés para bajar la presión de quienes quieren que el gasto crezca como medida reactivadora.

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