“Esto es un triunfo para nosotros”. Ese fue el análisis que hicieron desde el Partido Republicano este viernes cuando senadores del comité RN, como Juan Castro, Carmen Gloria Aravena y Alejandro Kusanovic, dijeron que no apoyarían una nueva elección de constituyentes. “No soy partidario en este momento de crisis de seguir con el tema de la Constitución”, afirmó Kusanovic a La Tercera, mientras otros, como Castro, insistieron en que deberá ser una comisión de expertos la que redacte una nueva Carta Magna.

Los parlamentarios no fueron los primeros en poner en duda la opción de conformar una nueva Convención Constitucional. El lunes, el jefe de los diputados socialistas, Marcos Ilabaca, sostuvo que tenía dudas. “Hay que analizar los resultados de manera más tranquila y ver si la ciudadanía quiere volver a vivir una Convención Constitucional nuevamente”, dijo en T13 Digital.

Más tarde se sumaron otros como el senador DC Iván Flores o la bancada completa del Partido de la Gente (PDG).

Los Republicanos, que han rechazado desde 2020 un proceso constitucional, esta semana, han estado observando la actuación de los partidos políticos en el Congreso. Todo esto a la luz de que son los únicos representantes parlamentarios que no están por iniciar por segunda vez la discusión en torno a una nueva Constitución.

Por lo mismo, los Republicanos, al inicio de la semana, estuvieron enredados respecto a los pasos a seguir. Por un lado, algunos planteaban la necesidad de sentarse a conversar en el marco de un eventual nuevo acuerdo, al estilo 15-N. Otros, en tanto, sostenían que debían alejarse lo máximo posible de dichas tratativas. El principal argumento de estos últimos es que, luego de la elección del domingo, los dirigentes han recibido múltiples mensajes de adherentes, militantes y simpatizantes sobre el hastío de iniciar un segundo proceso constitucional.

Como un eventual flanco de que “los suyos” se confundan y crean que están avalando un acuerdo “entre políticos” -y la idea de comenzar otro proceso- ha sido la razón que frena a los Republicanos de marcar postura por estos días.

Así, finalmente, los dirigentes decidieron no asistir a la cita en Palacio con el Presidente Gabriel Boric, que se realizó este lunes, con el argumento de que no validarán como interlocutor a un gobierno que no fue neutral en la campaña para el plebiscito de salida.

Sí decidieron entonces que acudirían a las tratativas que fueran en sede Congreso, pues lo consideran un deber en el marco de su rol como parlamentarios. “Para eso nos pagan”, dijeron.

Igualmente el miércoles les acechó la duda de si debían asistir o no a la reunión que sería a las 15:00 horas en la Biblioteca del Congreso, en Valparaíso. ¿La razón? En el almuerzo de bancada, comentan diputados, se enteraron que al lugar llegaría la nueva ministra de la Segpres, Ana Lya Uriarte. Sin embargo, a esas alturas, ya no podía haber retrocesos.

El saliente presidente de la colectividad, Rojo Edwards, dijo al menos en dos ocasiones esta semana que si Chile se embarca nuevamente en un proceso constituyente, debe haber un plebiscito de entrada que consulte a los chilenos si siguen queriendo o no una nueva Carta Fundamental. De hecho, lo dijo a la salida de la reunión a la que asistieron todos los representantes del Parlamento. “Valoramos que la discusión se dé en el Congreso y no en La Moneda, porque este es el poder constituyente derivado”, señaló Edwards.

Y agregó: “El pueblo de Chile, con casi 8 millones de votos, votó Rechazo, rechazo al texto. La pregunta es dónde, en ese voto, se puede concluir o dar por hecho de que el pueblo chileno quiere una nueva Convención, cuales sean las reglas”.

En ese mismo punto de prensa, el diputado Johannes Kaiser refrendó la idea de Edwards. “Si queremos iniciar un nuevo proceso constitucional, con Convención Constitucional, o lo que sea, tenemos que ir y preguntarle al pueblo de Chile una vez más, porque ellos ya acaban de decidir en la materia”, aseguró.

Sin embargo, la subjefa de bancada, Chiara Barchiese, evitó responder la pregunta sobre si era necesario o no un plebiscito de entrada. Esa posición, de hecho, es la que sostienen varios diputados en la bancada. Quieren evitar a toda costa hablar de mecanismos o elementos que inicien este proceso, porque, añaden, aún es muy reciente. Y porque, dicen, primero hay que digerir el resultado del domingo.

La crítica a Chile Vamos: “Muchos de sus militantes no están claros que ese sea el camino”

“Es importante que hagamos la lectura correcta de lo que ocurrió el domingo pasado. Ganó el Rechazo y ganó por lejos, eso lo tiene que entender el gobierno que, al parecer, está actuando como si hubiera ganado el Apruebo. También los partidos de Chile Vamos, que están actuando como si hubieran perdido, y tienen que ahora ir a negociar a ver cómo queda de aquí en adelante con un nuevo proceso”, comenta a T13.CL el diputado de la bancada republicana, Stephan Schubert, dando cuenta de un sentimiento generalizado en la colectividad: que Chile Vamos está bailando al ritmo de la izquierda derrotada.

Específicamente, sobre el plebiscito de entrada, Schubert dice: “Los partidos de Chile Vamos están demasiado acelerados, y la ciudadanía y muchos de los mismos militantes de los partidos de Chile Vamos no están claros que ese sea el camino. Hay que sentarse y primero hacer un buen análisis para empezar a dar los primeros pasos”.

En ese mismo sentido, el diputado republicano Cristián Araya evita abordar la idea del plebiscito de entrada. “Me cuesta entender que el Frente Amplio, Chile Vamos y el Socialismo Democrático piensen que ‘esta vez sí será diferente’. El proceso fue un fracaso y los responsables del acuerdo del 15 de noviembre deben asumir su responsabilidad”, señala al tiempo que recalca que “Chile no resiste otra Convención”.

“Obvio que queremos cambios, me incluyo, sino no sería diputado. Pero los que urgen, los que preocupan a la ciudadanía y no a los políticos y sus arreglines, de los cuales nunca los Republicanos hemos formado parte. Los políticos no pueden seguir conspirando contra la voluntad popular”, dice el diputado Juan Irarrázaval, otros de los que evita ahondar en un eventual referéndum.

Este jueves, en paralelo, el presidente de la UDI, Javier Macaya, envió un mensaje a sus parlamentarios para recalcar que no tiene “viabilidad” un proyecto político que se dé una vuelta carnero y no cumpla su promesa de campaña de dar una segunda oportunidad al proceso constituyente. “Les pido paciencia y reflexión”, dijo. No pocos entre los Republicanos leyeron el mensaje del senador como una contención a cambiar de posición post el holgado triunfo del Rechazo.

El diputado José Meza, también militante republicano, recalca: “No entiendo el apuro de algunos por zanjar este tema. Acabamos de derrotar las ideas del Gobierno de Gabriel Boric; acabamos de salir de los peores tres años de la historia reciente de Chile, por tanto, no es momento de discusiones políticas sino de discusiones ciudadanas. Cualquier avance en el tema Constitucional debe requerir sí o sí que el Gobierno dé soluciones concretas a las urgencias de los chilenos: delincuencia, terrorismo, migración y crisis económica”.

En línea con la postura de Edwards y Kaiser, el diputado Agustín Romero manifiesta que, “si insisten en revivir a ese proceso ya muerto, es absolutamente necesario preguntarle a la ciudadanía y plebiscitar el mecanismo”. De hecho, el parlamentario da un paso más allá: “El proceso constituyente refundacional, excluyente y radicalizado a la izquierda, se terminó por la voluntad mayoritaria de los chilenos. Ahora, le corresponde al Congreso, como lo dispone la Constitución, hacer las reformas constitucionales que democráticamente se presenten y discutan y, desde luego, ese trabajo se puede complementar con una comisión de expertos”, dice.

El mensaje de Kast a los parlamentarios

“Calma y tiza”, fue la frase que les repitió esta semana el líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, a los diputados de su bancada. Una frase que a estas alturas es usual en el expresidenciable, pero que volvió a surgir por estos días al abordar el escenario constitucional.

El mensaje responde a la estrategia que busca adoptar la colectividad: esperar el momento preciso para salir con fuerza a hablar. No hay que apurarse lo cual, recalcan, no significa no tener opinión o tomar palco. Esa es la calma. Y la tiza, entonces, al trabajo que deben seguir haciendo, en alusión a la pizarra.

“Tenemos que ser prudentes, el resultado está muy fresco aún. No tomaría una decisión ahora, hay mucha gente que está aburrida del proceso”, responde, en tanto, la diputada Barchiesi.

El mensaje enviado por Kast, en esa línea, ha sido recibido por los diputados. Porque más allá de las distintas posturas en torno a cómo convertirse, en este debate, en una “minoría influyente” -tal como ocurrió en la Convención, recuerdan- saben que su apuesta es a largo paso.

Para los miembros de la bancada que ven de manera más nítida la estrategia política, un eventual plebiscito de entrada podría significar otra posibilidad de derrota para la derecha -volviendo a imponerse el Apruebo-, en momentos en que aún hay que mantener el vuelo del triunfo del domingo.

“Es un error decir que la gente votó en contra de la nueva Constitución y también es un error decir que quieren una nueva Constitución”, de esa forma ilustra un dirigente el dilema que viven hoy los Republicanos en cuanto a cómo ver las piezas de ajedrez.

Otro dirigente recalca que incluso el partido, en la mesa del acuerdo, puede ir de “oyente” y luego simplemente no firmar un acuerdo que será visto, dicen, como una cocina entre políticos.

Lo claro, agregan, es que seguirán insistiendo en las “urgencias sociales”, un concepto que vienen repitiendo de hace meses y que, comentan con sarcasmo, hoy Chile Vamos lo hizo propio bajo el concepto de “dolores sociales”.

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