-Desde Argentina, ¿cómo se observa este fenómeno de Milei?

-Con mucha sorpresa, porque nadie esperaba que superara el 20% y resulta que terminó liderando las preferencias con un 30%. Se ha vuelto una elección muy impredecible donde todo puede pasar. El efecto inmediato es que Milei hoy día monopoliza la conversación política. No se habla de otra cosa que no sea de él y de sus propuestas, lo que obviamente le da un empuje y energía muy fuerte. Cuando se analizó su voto fue doble la sorpresa, porque su penetración en el mundo popular y en las provincias de Argentina fue muy alta.

-Dices que es impredecible la elección, pero ¿la derecha tiene mayoría si sumamos La Libertad Avanza con Juntos por el Cambio?

-Es difícil hacer sumas en este momento. Recordemos que Juntos por el Cambio, la coalición de centro derecha, tenía dos candidatos. Patricia Bullrich, que sacó el 17% y Horacio Rodríguez Larreta con 11%. El punto es que el electorado de Larreta es muy moderado. Rodríguez Larreta es un ex peronista, que tiene votantes de centro. Entonces no es tan fácil sumarlos. Yo creo que hay un desafío en la campaña de Patricia Bullrich de lograr consolidar una línea de oposición más moderada.

Al otro lado, le ocurre algo parecido, pero en menor escala, a Sergio Massa, que obtuvo el 21% y su acompañante Juan Grabois obtiene el 6%, pero es un candidato muy a la izquierda, entonces prácticamente se dice que no tiene mayor opción que sumarse a Massa.

-¿Por qué votaron los argentinos por Milei?

-Las razones son muy variadas. En parte importante, está el factor inflación. Milei ha venido construyendo en los últimos siete años una credibilidad en el tema económico muy fuerte y de alguna manera el tipo de cambio y la inflación se han transformado en un motor que le ha dado credibilidad a su discurso y penetración en el mundo popular.

-¿Cuál es la mirada que tienen los analistas con los que conversaste?

-Tienen dos grandes conclusiones. Primero, los grandes aparatos, los grandes movilizadores del voto estructurado de Argentina están muy debilitados, por no decir que prácticamente han desaparecido. Para el peronismo esta es la peor elección en 70 años. El voto de Massa está muy asociado a la estructura burocrática del Estado y a los sectores dependientes de esas estructuras, que reciben planes de asistencia social. Massa no logra salir de ese mundo.

-¿Y en el caso de Patricia Bullrich?

-Su principal impulso es la seguridad. El crimen organizado, el narcotráfico, son grandes preocupaciones de Argentina. Entonces tenemos el tema económico y el tema de seguridad, como los dos grandes temas de la elección. El primero casi lo monopoliza Milei y el segundo es un tema que domina Patricia Bullrich, que fue ministra de Seguridad. Por otro lado hay una duda. Todavía no se sabe si el Gobierno de Alberto Fernández y y sobre todo Cristina Fernández de Kirchner le van a soltar la mano a Massa.

-¿De qué forma?

-Dejándolo a su suerte. Asumiendo que, al igual como ocurrió en 2015, cuando ganó Macri, la preocupación principal sea ganar la provincia de Buenos Aires y tratar de recuperar el gobierno en cuatro o cinco años.

-¿Cómo definirías a Milei, un tipo de ultra derecha, populista, un outsider?

-Un tipo muy radical en la forma. Es un economista liberal clásico. Llama mucho la atención la vehemencia, la fuerza y a veces la violencia de su lenguaje al criticar. Pero esa violencia también es muy estudiada porque finalmente lo que ha logrado es que se identifiquen con él, no solo los jóvenes, sino todos aquellos que tienen ese voto de malestar, de rechazo hacia el gobierno y hacia la política.

-¿Cuál es tu pronóstico de lo que viene?

-La derecha fue dividida pero Milei y Patricia Bullrich tienen un discurso muy similar en materia económica y en seguridad. Se diferencian en la forma más que en el fondo. Si bien Milei se impone en primera vuelta, obtiene solo dos puntos más que Juntos por el Cambio. Y a su vez tres puntos más que el peronismo. O sea, en tres puntos se juega todo.

La clave de esta elección y la posibilidad de que Milei sea presidente tiene que ver con quién pasa a segunda vuelta. Si Sergio Massa pasa a segunda vuelta con Milei, las posibilidades de Milei son altas de terminar siendo presidente. En cambio si compitiera con Patricia Bullrich, va a pesar mucho más el elemento gobernabilidad. En ese caso, sería una elección estrecha e incierta.

-¿Piensas que Milei no es un modelo para la derecha en Chile?

-No, no es un modelo para Chile. El discurso económico de Milei, que es muy fuerte en Argentina, en Chile pasaría desapercibido. Es una sociedad que está intervenida políticamente en lo económico, donde prácticamente no existe la libertad de emprender, el aparato estatal es gigantesco. Y por eso su discurso de eliminar ministerios y otras cosas, que podría parecer una utopía, está muy lejos de ser un modelo para lo que Chile necesita. De hecho, gran parte del discurso de Milei tiene que ver con políticas que él mira en Chile.

-¿Las comparaciones que se han hecho con Kast te parecen adecuadas?

-Creo que hay coincidencia y diferencia. Hay coincidencia en el discurso, pero no en la forma. Así como Kast ha construido una posición en función de un tono muy tranquilo. Milei es eléctrico, insulta, agrede a quienes piensan distinto. Está mucho más radicalizado e indignado por la corrupción.

-Algunos piensan que Milei es un riesgo para la democracia. ¿Cuál es tu opinión?

-No. Obviamente que es un rupturista y un outsider y siempre un outsider genera inquietud porque nadie sabe cómo va a gobernar, con quiénes. Los fenómenos nuevos corren con esa desventaja: se les pregunta mucho por la falta de experiencia o por no haber gobernado nunca a ningún nivel. Lo vivimos en Chile también con el Frente Amplio que debutó en el gobierno. Y las dudas sobre la gobernabilidad eran las mismas.

-¿Es factible un pacto entre Milei y Bullrich?

-La gran interrogante hacia el futuro es precisamente la posibilidad de un acuerdo entre Miley y Bullrich de que van a gobernar juntos sin importar quién gana en la derecha. Eso todavía no se ha producido, pero es la señal que muchos esperan.

-A propósito de Chile y acuerdos políticos, ¿cómo observas este diálogo que empezó entre Chile Vamos y el presidente Boric?

-No veo una real voluntad de diálogo por parte del Presidente. Obviamente uno nunca puede negarse a conversar, pero no creo que el gobierno se olvide de su agenda, y trate de resolver los problemas de los chilenos con pragmatismo. Eso es indispensable para que haya un acuerdo. No existe en el Gobierno la voluntad de renuncia de su programa. Está bien recuperar el diálogo, pero es un diálogo que no tiene expectativa.

-¿Eso también lo viste en el cambio de gabinete?

-No hubo un cambio real de rumbo, sino un reforzamiento. Es prácticamente una señal de alerta muy grave haber puesto a Nicolás Cataldo del Ministerio de Educación. Es difícil de entender esa señal, porque el PC está en contra de la educación privada en todos sus niveles. Hay más una lógica de compensación política que la de una agenda en materia de educación.

-El gran perdedor fue RD.

-El gran castigado terminó siendo RD. Involucró al gobierno en el escándalo de corrupción, a través de los convenios, más grande del gobierno. El costo que está pagando el Gobierno es altísimo.

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