Este viernes, el Ministerio de Salud emitió una alerta alimentaria producto de la presencia de una micotoxina en un lote de conocida harina de maíz.
Concretamente, se trata de la harina de maíz blanco precocida, marca "PAN", y según indicó el organismo en su cuenta de X, "de acuerdo con los resultados de análisis del laboratorio reconocido por la autoridad sanitaria, se detectó la presencia de fumonisina por sobre los límites reglamentarios nacionales”.
Desde el Minsal advierten sobre las consecuencias, "el consumo crónico de estas sustancias está asociado con cáncer de esófago en los seres humanos, así como a toxicidad hepática y renal en animales".
A raíz de este resultado, el Minsal solicitó a la ciudadanía no consumir esta harina si la tiene en su poder, mientras se implementan medidas para retirar el lote afectado del mercado.
El producto afectado corresponde al lote 22610790, con fecha de vencimiento 20-03-2026, y fue identificado en el marco del Programa de Vigilancia Nacional de Micotoxinas en Alimentos.
Además, se instruyó un sumario sanitario, el reforzamiento del control sobre productos importados y otras acciones de fiscalización.
Micotoxina en harina de maíz: ¿Qué es la fumonisina y cuáles son sus riesgos?
Según recoge el sitio web de la Fundación Vasca para la Seguridad Agroalimentaria, la fumonisina es una micotoxina producida principalmente por hongos del género Fusarium, especialmente Fusarium verticillioides y Fusarium proliferatum, que suelen contaminar el maíz y otros cereales.
Las fumonisinas son compuestos tóxicos de origen fúngico, clasificados principalmente en los grupos B (FB1, FB2, FB3 y FB4), siendo la B1 (FB1) la más común y tóxica.
La fumonisina B1 es hepatotóxica, es decir, daña el hígado y el riñón en animales. Además, es responsable de enfermedades graves como la leucoencefalomalacia equina y el edema pulmonar porcino.
En humanos, la fumonisina puede provocar problemas en desarrollo de bebés y aumentar el riesgo de cáncer, dado que afecta sustancias esenciales para la salud de las células. De hecho, la IARC (Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer) lo considera como un posible cancerígeno.