Este domingo en “De tú a tú”, Martín Cárcamo conversará con Héctor Noguera, intérprete de personajes de teleseries tan recordados como el alcalde "Federico Valdivieso" en “Sucupira” y "Ángel Mercader" en “Machos”.

El actor, de 85 años, confesará detalles de su vida, incluyendo sus grandes orgullos y sus grandes penas. Hablará sobre su infancia, hijo de un hombre al que poco conoció, pues falleció de cáncer linfático cuando Héctor tenía sólo 2 años. “Tengo recuerdos de mi papá. Tengo uno muy preciso, que es que yo cabía sentado debajo de la cama, porque llevaron una cama de hospital a mi casa. También tengo la figura de alguna vez haber ido con mi padre al zoológico. Y también recuerdo que me regaló un juego de ajedrez. Yo lo pasaba muy bien con el ajedrez. No jugaba, pero armaba figuras en el suelo con todos los personajes”, contará, agregando que tiene muy presente en su vida el recuerdo de su progenitor.

 

“En una mesita tengo dos fotos de mi padre en mi dormitorio. Cuando yo despierto en la mañana, siempre lo primero que veo es a mi padre”, revelará.

Hablará, asimismo, sobre su primer matrimonio, con Isidora Portales, madre de sus hijas Amparo y Piedad, y dirá que siempre quiso tener una familia grande. “Como yo era hijo único tenía ganas de tener muchos hijos. No me gustaba eso de estar solo, echaba de menos la presencia de hermanos y hermanas”, desclasificará.

 

El también protagonista de teleseries como “Tentación” y “Romané” asegurará que está notando el peso de su edad en los detalles físicos. “Yo pensé que a los 85 iba a estar muerto hace rato. Estoy sorprendido todavía. Ya uno no camina tan rápidamente. Yo me acuerdo que cuando mis hijos eran chicos y yo caminaba con ellos, me decían ‘Espérame papá, no vayas tan rápido’, y yo les decía, ‘Va a llegar el día en que van a tener que esperarme ustedes a mí’. Y ese día llegó”, indicará.

Según contará, aún sufre secuelas del grave accidente que sufrió en 2016, donde se fracturó la segunda vértebra cervical al resbalar por una quebrada mientras andaba a caballo. “Yo no sentía las piernas ni movimiento, no sentía nada (...) La primera reacción de mis amigos fue levantarme. Por suerte, Marcelo (Alonso, su yerno), que alguna vez estudió medicina, gritó ‘¡No lo toquen!’, porque si me levantan, ahí sí que no estaría aquí conversando contigo, hubiera quedado tetrapléjico o hubiese perdido todo movimiento en realidad”, revelará sobre el incidente, que lo tuvo 6 meses usando un cuello cervical.

Tuve que aprender a caminar, a comer, a sonarme. Lo mismo que le pasó a Superman (Christopher Reeves). Dormía sentado, no podía caminar, caminaba con un burrito. Me limpiaban, me daban de comer”, recordará, añadiendo que, aunque se recuperó, cambió en algo sus hábitos: “Hay cosas que ya no hago, por el accidente. Dejé de andar a caballo, en bicicleta y de esquiar. Sigo haciendo deporte, pero sólo deporte que no me signifique un riesgo físico”.

Además, Noguera se referirá por primera vez al fallecimiento de Claudia, su tercera hija, y la primera que tuvo con su actual esposa, Claudia Berger. Al respecto, Martín le leerá un relato atribuido a él en su biografía, escrita por su hijo Damián: “Yo pude haberla salvado, estoy seguro de que pude haberla salvado. Miro su cuerpo roto, y en este presente que se siente a veces distanciado de la vida, pienso en mi hija, mi hija que murió poco después de nacer, en mi real hija, una cosita azul que vi sobre una cama clínica rodeada de médicos, que corrían desde un pasillo hasta un ascensor que se cerró, para no verla nunca más”.

“Había mucha ilusión con ella, pero ya habíamos visto en el camino, a través de alguna ecografía, que ella venía mal, aunque nunca tan mal que como nació realmente”, contará Noguera sobre la niña, que nació con la tráquea cerrada y con onfalocele, defecto congénito consistente en un vientre que no terminó de cerrarse.

Pese a los intentos por operarla, la niña no sobrevivió más que unas horas. El actor vivió el dolor de la pérdida acompañado por sus dos hijas de su matrimonio anterior, María Piedad y Amparo, y tuvo que contarle a Claudia lo ocurrido cuando ella despertó de la anestesia. “Claudia ni siquiera vio lo que vi yo. Yo la vi pasar (...) El momento más doloroso fue cuando volvimos a la casa, porque teníamos todo listo para recibirla. Su pieza, su cunita, la ropita, todas esas cosas que usan las guagüitas, el cascabel para que ella juegue... todo eso se convierte en algo inútil, sin sentido. Eso es un vacío muy fuerte, muy grande. Tú esperas llegar con tu guagüita a la casa y empezar una vida con ella, y no hay nada, y esa fue nuestra primera hija”, confesará el también padre de Diego, Emilia y Damián.

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