Las mascotas pasaron a ser un integrante más de la familia. De hecho, con el transcurso del tiempo, los chilenos han integrado a sus perros y gatos, incluso para las vacaciones o para salir de compras.

Debido a esto, es que con el pasar de los años cobra más relevancia la verdad incómoda de que probablemente nuestra fiel compañía se irá antes que nosotros, y es necesario conversarlo para saber cómo despedirnos apropiadamante.

 ¿Qué hacer cuando muere mi mascota?

Tradicionalmente los dueños de los animales solían enterrar a las mascotas en los patios de sus casas. Sin embargo, ante los cambios en las ciudades existen tipos de hogar, como los departamentos, que no disponen de estos espacios y dificultan el descanso eterno de nuestras mascotas.

La directora de la Comisión Nacional de Tenencia Responsable de Mascotas del Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet), Viviana Valenzuela, explica que por el momento, no existe una normativa en nuestro país que regule qué hacer.

De hecho, la Ley 21.020, conocida como “Ley Cholito” establece medidas y definiciones sobre la tenencia responsable de mascotas y animales de compañía, pero no especifica ninguna responsabilidad después de la muerte.

Qué recomiendan hacer los expertos

De todas maneras, Valenzuela recomienda acudir a crematorios, debido a que con ello, no existen riesgos de contaminación sanitaria. Por otra parte, al enterrarlo en un hogar se deben tomar ciertas medidas como sepultarlo en una superficie profunda y además usar cal.

Sumado a esto, si fallece una mascota que es considerada parte de la familia, el proceso puede ser más doloroso y en caso de cambiarse de casa, se perdería el lazo con el animal.

Si bien existen cementerios de mascotas, que básicamente son lugares que prestan el espacio para que le gente pueda enterrarlos, estos no están regulados, por lo que el Colmevet tampoco recomienda acudir a ellos.

Actualmente hay una serie de centros que ofrecen la incineración y deben contar con permisos sanitarios y patentes municipales. Sin embargo, el valor depende de cada lugar y del tamaño de la mascota.

Al cremar, se reduce al animal a cenizas.

Viviana Valenzuela recomienda que las ánforas deben ser guardadas en un espacio donde no exista peligro de caída, en lugares con poca humedad y sin cambios de temperatura.

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