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Vivir con miedo en el Barrio Yungay: la violencia aumenta a pasos de la casa del Presidente Boric

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Los homicidios crecen en el Barrio Brasil, que solía ser un sitio de interés debido a sus grandes palacios y casonas. En uno de ellos vive el Presidente Boric. Pese a la seguridad que rodea su casa, la delincuencia solo ha aumentado (los robos han aumentado 38% en un año). Vecinos alertan de la llegada de bandas centroamericanas, un verdadero sicariato.

Delincuencia al alza. La revista Time Out, un famoso semanario que durante décadas definió lo “cool” y se editaba en las grandes ciudades del mundo, señaló en noviembre de 2022 que el Barrio Yungay era “el” lugar que había que visitar. Y claro, razones no faltaban: es un sector lleno de sitios históricos y viejos palacios europeos. Uno puede perderse caminando entre sus pasajes; tiene algunos restaurantes y bares pasables, y mucha gente joven. Además, había un detalle: el Presidente Boric eligió una casona del barrio para vivir.

  • Se pensaba que la presencia de mandatario daría impulso al turismo, pero meses después todos los buenos augurios se disiparon. La delincuencia y los homicidios han aumentado. Recién este lunes Carabineros detuvo a tres sujetos por tráfico de drogas y porte ilegal de armas. A eso de las 20:40, funcionarios divisaron a dos individuos que portaban un envoltorio con pasta base. Al percatarse de la presencia de los uniformados, los sujetos ingresaron a un domicilio, pero finalmente fueron detenidos junto a otro sospechoso.
  • No sólo eso. El 27 de enero un hombre recibió un balazo en la cabeza a raíz de una riña al interior de un cité en calle San Pablo. Días antes un persona murió con siete balazos. “Es de la máxima gravedad y no lo podemos a permitir”, dice la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler (PC), luego del asesinato de un hombre en un céntrico departamento. “Es fundamental que se investiguen los los hechos y se haga justicia. Hay una sensación de temor de muchas personas que no se puede seguir extendiendo. Necesitamos mayor seguridad pública en la capital”.

Llega el Presidente. “Es muy emocionante, pero siempre hay que cuidar las expectativas”, dijo Boric al llegar a su nueva casa ubicada en el pasaje Huérfanos, entre las calles Libertad y Esperanza, el 13 de marzo de 2022, en referencia a la idea de que el barrio podría progresar con su presencia. Pero no fue así. Los robos con violencia se incrementaron en un 38% este año: ya suman 40 (6 con violencia, 12 con intimidación y 22 con sorpresa). Asimismo se reportan 14 robos con fuerza: tres en lugar habitado; y 7 de objeto de o desde vehículo.

Vecinos asustados. Quienes conocen el barrio desde los 90, lo notan venido a menos. Ya no se respira esa tranquilidad casi pueblerina que lo caracterizaba. Si en el pasado era un lugar muy seguro para la bohemia nocturna, ya no lo es.

  • Una persona que trabaja en un conocido restaurante del sector, que antes estaba lleno de turistas, dice que efectivamente ha aumentado la delincuencia. “Sobre todo en las calles más al norte de Libertad. Han llegado bandas centroamericanas, salvadoreñas, que son bien violentas, mejor ni acercarse a esos lados”
  • “Antes esto no era así, era mucho más tranquilo, familiar, el restaurante tenía mucha clientela, venían turistas, incluso en las noches. Parecía como estar en una ciudad europea, el casco histórico se veía precioso, con todas esas mansiones antiguas que ahora están un poco a maltraer. Habían algunos rayados, claro, pero ahora está todo pintado con consignas políticas. Y algunas vulgaridades.  El restaurante ha bajado, no sé, un 40% de visitas, con lo cual se hace difícil sobrevivir. Como ves ahora: es martes al almuerzo y apenas hay una mesa con tres personas”.

Policías y vallas. La calle donde vive Boric está cercada con vallas papales. No se puede pasar, ni para sacar una foto. Un carabinero de guardia reconoce que ha subido mucho la delincuencia, que están preocupados. “Es curioso que desde la llegada del Presidente aumentaron los robos con violencia, sobre todo. Pero esta parte está tranquila. A veces hay gente que ha tratado de pasar la baranda a la mala y eso es un problema. Además no es fácil ver al Presidente porque en general se levanta muy temprano en la madrugada y vuelve a las 21:00 de la noche”.

  • Vecinos dicen que algún fin de semana han sentido olores típicos de un asado provenientes al parecer de la residencia presidencial. “Sí, lo he sentido”, cuenta una chica peruana llamada Lydia. Dice que lleva 3 años acá, se vino de la región amazónica de Loreto y hace poco fue mamá. Desde la ventana abierta a la vereda, para que entre algo de frescor, le da de comer a su hijo de seis meses. Hay 30 grados.
  • No piensa volver a Perú. “Hay muchos narcotraficantes sobre todo venezolanos y centroamericanos que lamentablemente han llegado. Es cierto que algunos se fueron más al norte del barrio. Yo estoy al lado de la casa del Presidente, por eso puedo dormir tranquila. Pero cuando salgo a comprar o trabajar hay que tener cuidado”. Su novio, que parece más joven y nervioso, mira desconfiado: “No hables de eso, Ly, nos pueden marcar. Esas bandas son muy peligrosas”. Y entonces cierra bruscamente la ventana.

Crecer en Yungay. Javier es el típico habitante de Yungay: pelo largo, pantalón corto y una polera negra del grupo Joy Division. Trabaja en un bar. Lleva 25 años viviendo en la zona. Dice que antes era súper tranquilo, que uno podía estar aquí en la Avenida Portales -una especie de plaza parque que cruza buena parte del barrio-  “hasta tarde en la noche con los amigos conversando, tomando una chela”.

  • “Y no había ningún problema”, agrega. “Pero en el último año subió la delincuencia. Supongo que era una tendencia que venía de antes. Hay más carabineros, pero hay más delincuencia y hay mucho extranjero robando y asustando a la gente. Se habla de bandas centroamericanas que se están ocupando casonas en el sector norte. Para qué te voy a mentir: uno anda con miedo. Sobre todo cuando salgo tarde”.
  • El diputado Jaime Araya ha investigado el tema de las bandas narcos que acceden al país por el norte. “Todas las autoridades policiales coinciden en la llegada de bandas latinoamericanas sumamente peligrosas. La presencia de las maras (ultra violento grupo de El Salvador) no se ha confirmado. En el Barrio Brasil son okupas  que tienen una frecuente rotación de gente de distinto tipo de delincuencia y crueldad. Del mismo modo, hay un aumento de los homicidios con arma de fuego y sin imputado conocido. Podría tratarse de un sicariato (mafia de asesinos a sueldo)” .
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