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El meteorólogo y el pequeño escuadrón que convencieron a Eisenhower para cambiar el Día D

El meteorólogo y el pequeño escuadrón que convencieron a Eisenhower para cambiar el Día D
BBC News Mundo
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Uno de los mayores operativos militares de la historia podría haber resultado un desastre de no ser por los hombres que arriesgaron su vida volando sobre el Atlántico para obtener datos meteorológicos. Jugaron un papel clave en una época en que el pronóstico del tiempo era más un arte que una ciencia exacta.

El Día D podría haber resultado en uno de los mayores desastres militares de la historia de no ser por las decisiones de un meteorólogo de Escocia y los datos de un escuadrón de la Real Fuerza Aérea de Reino Unido, la Royal Air Force o RAF, con base en una pequeña isla cerca de la costa escocesa.

El capitán James Martin Stagg, oriundo de la localidad de Dalkeith cerca de Edinburgo, fue el principal asesor meteorológico del desembarco y persuadió al general Dwight Eisenhower para que cambiara la fecha de la invasión aliada.

Stagg no solo predijo una tormenta para el 5 de junio de 1944, sino que pronosticó para el siguiente día condiciones favorables para la Operación Overlord, nombre en clave para la Batalla de Normandía.

Algunos de los datos en que se basó Stagg fueron aportados por un escuadrón poco conocido que operaba desde Tiree, una de las Islas Hébridas en la costa de Escocia.

El escuadrón 518 volaba cientos de km hacia el Océano Atlántico desde la isla escocesa, en misiones arriesgadas que tenían el objetivo de obtener información meteorológica.

James Stagg
James Stagg

Los desembarcos en la costa francesa de Normandía fueron la mayor invasión desde el mar en la historia, y abrieron el camino hacia la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial.

La operación, en la que participaron tropas de Reino Unido, Estados Unidos, Francia y Canadá, entre otros países, había sido planeada para el 5 de junio.

Pero era esencial contar con mareas bajas y buen tiempo para el despliegue de miles de tropas en las playas francesas.

Las mareas eran fáciles de predecir, pero no sucedía lo mismo con las condiciones meteorológicas.

Pocas nubes hubieran impedido el operativo aéreo para proteger la operación anfibia. Y un mar muy picado hubiera hundido las lanchas de desembarco.

En aquellos días, muchos años antes de que los meteorólogos contaran con imágenes de satélites y modelos computarizados, pronosticar el tiempo no era una ciencia exacta.

"En 1944 los meteorólogos se basaban puramente en observaciones", señaló Liz Bentley, investigadora de la Royal Meteorological Society, la Real Sociedad Meteorológica de Reino Unido.

Las observaciones desde estaciones en tierra no eran suficientes para determinar las condiciones en el Atlántico. Obtener esa información vital fue la tarea del escuadrón 518.

Su trabajo era volar hacia el océano en bombarderos especialmente equipados para registrar las condiciones meteorológicas.

John Holliday, un historiador de Tiree, afirmó que el papel del escuadrón 518 nunca fue contado debidamente.

La unidad aérea se había instalado en la isla escocesa en setiembre de 1943, proveniente de la localidad de Stornoway en Lewis, otra isla de las Hébridas.

Holliday relató que la misión del escuadrón era volar siguiendo dos rutas a lo largo de cientos de km sobre el mar, mientras transmitían por radio mediciones de temperatura y presión atmosférica, que eran a su vez enviadas a una base militar en Londres.

El escuadrón utilizó aeronaves Halifax, bombarderos pesados de cuatro motores de los que se había extraído el equipo militar para facilitar incursiones aéreas prolongadas, según explicó el historiador.

Las misiones podían tomar de ocho a 10 horas y eran realizadas usualmente de noche en todo tipo de condiciones meteorológicas, por lo que requerían habilidades de navegación extraordinarias.

"Por ello perdieron muchos hombres," afirmó el historiador.

"Operaban desde una de las bases más arriesgadas".

En enero de 1944, ocho hombres murieron cuando perdieron el control de la aeronave debido al mal tiempo y se estrellaron contra acantilados en Bundoran, en el condado de Donegal en Irlanda.

"Siento una profunda admiración cuando pienso en lo que debieron hacer esos hombres y cuando leo sus descripciones de las condiciones feroces que enfrentaron en el Atlántico. Fue algo extraordinario", afirmó Holliday.

La isla de Tiree se vio transformada por la presencia de cerca de 3.000 militares, algunos procedentes de Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Polonia, además de Reino Unido.

"Nunca fuimos tema de conversación en bares y nunca fuimos alabados en las portadas de los periódicos, pero siempre estuvimos allí, cualquiera fueran las condiciones meteorológicas", escribió el oficial Gordon Wilkes, uno de los integrantes del escuadrón.

Wilkes calculó que se perdieron 10 aviones y murieron 54 hombres durante los vuelos desde la isla de Tiree en 1944.

Entretanto, en el sur de Inglaterra, en el corazón del centro de comando de los aliados, se encontraba el capitán Stagg.

Utilizando los datos enviados desde Tiree y la información de otros escuadrones, Stagg intentó denodadamente convencer al general Eisenhower para que retrasara por un día el desembarco.

El general Dwight Eisenhower (1890-1969) hablando con soldados en 1944
El general Dwight Eisenhower (1890-1969) hablando con soldados en 1944

Eventualmente, Eisenhower escuchó el mensaje y la mayor operación marítima de la historia fue momentáneamente suspendida.

Bentley, la experta de la Real Sociedad Meteorológica de Reino Unido, señaló que hubo un fuerte desacuerdo entre los meteorólogos británicos y estadounidenses.

"Ya se había descartado el 5 de junio por el tiempo tormentoso, pero Stagg había recibido datos de observaciones a unos 1.000 km al oeste de Irlanda. La información indicaba que la presión atmosférica comenzaba a cambiar y era posible que las condiciones mejoraran".

En la mañana del 5 de junio los meteorólogos confirmaron el cambio favorable.

Stagg vislumbró la oportunidad de que la alta presión se estabilizara en el Canal de la Mancha en la mañana siguiente, pero aún enfrentó la oposición de otros meteorólogos.

Probablemente los meteorólogos alemanes también anticipaban la continuación del mal tiempo, por lo que no esperaban una invasión, según Bentley.

Si el desembarco del Día D no hubiera tenido lugar el 6 de junio habría sido postergado por dos semanas. Pero dos semanas después hubo una fuerte tormenta en el Canal de la Mancha que habría sido muy difícil de pronosticar.

La opinión de Stagg prevaleció y la invasión del Día D tuvo lugar el 6 de junio, un hito que marca el inicio de la liberación de Europa de la sujeción de la Alemania nazi.

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